Child free: ¿Por qué los jóvenes no quieren hijos?
Los nacimientos en México continúan a la baja, pues cayeron un 3.7 por ciento anual en 2023, con lo que se cumplen dos años de descenso, con los índices de natalidad por debajo de los niveles prepandemia, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
México no es la única nación con cifras de natalidad a la baja. De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, países de Europa esperan un descenso global de la población entre 2022 y 2050, donde se prevé un crecimiento del -7 por ciento, pero, ¿por qué los jóvenes ya no quieren tener hijos?
Factores como la economía, el cambio climático, incertidumbre por el futuro y dedicación profesional son algunas de las razones por las que las nuevas generaciones se cuestionan el tener hijos.
“No hay condiciones económicas para mantener a un ser humano en buenas condiciones con lo indispensable”, dijo Héctor, estudiante de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a la gaceta estudiantil.
Nueve de cada 10 personas, de entre 18 y 64 años, se dijeron preocupadas por la inflación y lo caro de vivir, en la encuesta Risks that Matter Survey 2022 de la OCDE, lo que coloca a este aspecto como el mayor riesgo percibido en casi todos los países.
“Las nuevas generaciones se encuentran en contextos de gran competencia laboral y educativa. Enfrentan obstáculos respecto al poder adquisitivo, formalización del trabajo e ingresos, pues los salarios que reciben son injustos y están atravesados por brechas de género. Experimentan incertidumbre y esto permea en sus planes a largo plazo, lo cual incluye plantearse el tener o no descendencia”, dijo la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) Verónica Montes de Oca Zavala.
Otro factor esencial que ha impactado en la Tasa Total de Fecundidad es la lucha de las mujeres que les ha permitido conquistar los derechos que les eran negados y que les ha permitido acceder a diversos espacios en la sociedad.
“Tenemos mayor escolaridad, entendemos mejor las implicaciones de tener hijos y lo complicado de compaginarlo con lo laboral. Cada vez hay más evidencia de la injusticia en la reproducción, cuidados y de lo que ellas sacrifican para ser madres. Nosotras también queremos ganar nuestros propios recursos y seguir preparándonos”, explicó la investigadora del IIS.
Irma Escamilla Herrera, Académica del Instituto de Geografía refuerza este elemento aludiendo a la liberación femenina de los años 70 del siglo XX, cuando se hizo patente que las mujeres podían ocupar espacios públicos y no restringirse al ámbito privado, como tradicionalmente se les imponía.
“Están dispuestas a hacer las cosas que desean y a decidir sobre su cuerpo porque, al final, tener o no un hijo conlleva una serie de cuestiones relacionadas con la atención, recursos y requerimientos que, si no pueden cubrir para sí mismas, no podrán hacerlo para otros”.
La caída en los nacimientos representa cambios una serie de frenos para que las comunidades se mantengan, pues repercute en el mercado laboral, seguridad social y organización de la población, hasta en las políticas de natalidad.
“Cuando en un país baja la natalidad y los trabajadores empiezan a jubilarse, su población de jóvenes se vuelve insuficiente para ocupar las vacantes y ello impacta en la producción económica nacional, lo cual orilla a importar aquellos productos que ya no se puedan generar”, explicó Irma Escamilla. Sin embargo, los avances tecnológicos y biotecnológicos podrían ser una alternativa como facilitadores de procesos que ya no requieran una intervención humana total, añade.
El efecto de esta baja también podría requerir, por un lado, el alargamiento de la trayectoria laboral frente a la ausencia de trabajadores que vayan sustituyéndose o la autorización de cada vez más permisos tanto para que maternidades como paternidades realicen las tareas de cuidado de las infancias, sin que repercuta en sus empleos.
Que las juventudes reflexionen sobre su tiempo de vida y oportunidades de crecimiento en diferentes áreas tiene un efecto importante, les hace tomar conciencia de su derecho a no casarse, a no tener hijos o hijas, a relacionarse o a pensar en llevar su vida solos, sin necesidad de alguien más, expuso la investigadora del IIS.
“Hacer una proyección determinista sería erróneo, pero se espera que el descenso de la fecundidad a nivel global siga mientras no haya una consolidación real de derechos en todos los aspectos de la vida”.