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Casa Copete: «El tapeo como nunca y como siempre»

Abc.es 
El mundo de la restauración es sin duda imprevisible, el camino que muchos restaurantes suelen seguir es triunfar en alguno de los barrios residenciales de Sevilla para después dar el salto al centro donde la competencia es mayor, pero hay casos que ese camino es al contrario como el Infanta en Los Bermejales o el que hoy nos ocupa la unión de dos bares que son casi instituciones en el casco histórico, como son el Fabiola y Casa Juan Palomo para dar este nuevo Casa Copete en El Porvenir. En un local que ocupa toda la esquina de una plaza del barrio. Muchos lo recordaran porque en su día estaba El Aceite y desde hace unos años ha ido cambiando de inquilino cada poco tiempo. Cuentan con una agradable terraza , el interior en tonos azules y maderas, con papel en las paredes. Tiene ese toque moderno que hoy es un estándar en los nuevos establecimientos. La carta es clásica, sin salirse de la norma del tapeo sevillano salvo para tomarse alguna pequeña licencia más creativa. Tampoco falta casi ningún clásico e incluyen los grandes éxitos de sus casas madres, entre ellos uno de sus grandes reclamos, l a tortilla de patata de Juan Palomo que hace poco incluí entre las mejores de la ciudad. Lo que si fue un poco caos fue el orden en el que trajeron los platos, sin seguir ningún orden lógico en la comanda, comenzando por un mantecaíto , el clásico montadito de solomillo al whisky en mollete, en algunas casas le introducen las patatas fritas dentro, pero en este caso vienen aparte, muy bueno. Sigue la tosta de atún con alioli, estando bien no fue destacable, apenas se notaba la salsa que estaba bien rebajada. Seguimos con el carpaccio de gamba, un plato fresco y agradable, poco más que añadir. Mejor sus patatas bravas, sobre todo una salsa picante que les da ese sabor característico de las que muchas carecen, yo quizás le cambiaría el corte de la hortaliza ya que prefiero el clásico dado a esta en forma de teja. El último plato salado, un buen y clásico flamenquín con una fina fritura. El postre por el que opté fue su tarta de la abuela, la conocida elaboración en capas con galleta y chocolate, recuerdos de niñez bien traídos. Casa Copete ofrece una comida divertida y creo que es lo que pretenden, sin mayores pretensiones que pasar un buen rato con una cerveza fría y un tapeo desenfadado. Están arrancando con el pie derecho y es probable que tengan éxito en un barrio muy dado a tirarse a la calle.

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