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Pacto para el Futuro: Un acuerdo que no quieren los extremos políticos

El pasado domingo 22 de septiembre, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, 143 estados miembros votaron a favor del llamado Pacto para el Futuro, un documento que contiene 56 acciones para hacer frente a “los desafíos del siglo XXI” y que deben ser resueltos “con soluciones del siglo XXI”, según las expresiones del propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

El Pacto para el Futuro parece ser un documento ambicioso para hacer frente a los más grandes retos de nuestra época, en temas como la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, la arquitectura financiera mundial, el cambio climático, la inteligencia artificial. Pero a un sector político peruano y a algunos gobiernos del mundo no les ha caído nada bien el asunto.

Para empezar, la Municipalidad de Lima, que lidera el alcalde Rafael López Aliaga, aprobó una moción en la que pide a la Cancillería y al Congreso desvincularse del llamado Pacto para el Futuro porque “sus objetivos son perjudiciales y agresivos a nuestra sociedad”.

Renovación Popular, partido del alcalde, encabeza una cruzada en ese mismo sentido, rechazando el acuerdo en Naciones Unidas.

Las embestidas en contra del acuerdo mundial también salieron del Congreso. El parlamentario de la bancada de RP José Cueto envió un oficio a la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, Auristela Obando, pidiendo se cite al canciller Elmer Schialer para que explique por qué el Gobierno peruano votó en la ONU a favor del documento.

“¿El Pacto del Futuro es vinculante para el Gobierno peruano? ¿Qué consecuencias puede traer si se incumple parcial o totalmente?”, preguntó Cueto en su solicitud.

Una minoría de países se opone al Pacto para el Futuro, basado en la Agenda 2030, que se aprobó el 2015. Foto: AFP

Otros congresistas se sumaron al coro de rechazo. Patricia Chirinos, hace poco renunciante a Avanza País, dijo en su estilo: “¡Nuevamente la señora Boluarte se pone de rodillas ante los intereses de la izquierda internacional! ¡Este Gobierno prefiere permanecer de espaldas a los peruanos, ignora completamente qué es lo que realmente el país necesita! ¡La soberanía no es negociable!”.

Otros congresistas, como Luis Flores (AvP), se sumaron a la campaña contra el Pacto para el Futuro, que se basa en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobados por ONU en 2015.

Para Flores es un plan “promovido por la izquierda progresista” y atenta contra la soberanía y “los valores tradicionales de nuestra sociedad”. Añadió que “bajo el disfraz de ‘desarrollo sostenible’, se busca imponer los intereses de élites globalistas que tratan de “destruir el tejido cultural y social de las naciones”.

Otra activista de extrema derecha, la señora Giuliana Caccia, a punto de ser excomulgada por el Vaticano debido al caso del Sodalicio, desató una intensa campaña en redes sociales contra el llamado Pacto para el Futuro, grabando varios videos al lado de Agustín Laje.

¿Por qué el denominado Pacto para el Futuro ha despertado las iras de la extrema derecha peruana, pero también de países como Rusia, Venezuela, Nicaragua y de la Argentina de Javier Milei?

La posición peruana

Los que critican el acuerdo afirman, como desliza Cueto en su carta, que afecta la soberanía del país. Pero en este punto, el canciller peruano Elmer Schialer precisó en su alocución en la sede de la ONU: “El Perú entiende el Pacto para el Futuro como una herramienta que debe respetar la soberanía de los Estados y debe promover la cooperación basada en la solidaridad, el respeto mutuo y la equidad”.

Canciller Elmer Schialer. Llamó a construir un orden mundial basado en el respeto. Foto: AFP

Schialer enfatizó que el acuerdo “no será jamás una imposición o una agenda que erosione nuestras tradiciones o nuestro orden jurídico interno” y más bien lo considera una plataforma que permita trabajar, con otras naciones, en enfrentar “los desafíos que compartimos como son la lucha contra la pobreza y un orden económico mundial más justo y equitativo”.

El profesor en Ciencia Política de la PUCP Gonzalo Alcalde explicó que el Pacto para el Futuro busca acelerar el progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 (hoy Agenda 2045) y plantea transformar la gobernanza global, “abordando desafíos como la desigualdad, el cambio climático y los desequilibrios financieros”.

Alcalde, experto en políticas públicas, indica que hay una ola de desinformación contra el acuerdo. Entre los ‘mitos’ creados están una supuesta amenaza a la soberanía nacional, que no se consultaron los puntos tratados, que se desea imponer un ‘estilo socialista’, etc. Alcalde precisa que el acuerdo tiene carácter voluntario, no es vinculante, fue negociado por representantes a partir de 2012, y se realizaron rondas de consultas a nivel nacional y global.

Igor Garafulic, hasta hace días coordinador residente de la ONU en Perú, opinó que el Pacto para el Futuro “nos acercará a un sistema global de financiamiento más justo y a un planeta más seguro, pacífico y sostenible, donde la tecnología se encuentra al servicio de la humanidad”.

El Pacto para el Futuro prevé 56 “acciones”, repartidas en 5 grandes ejes, para afrontar los “riesgos catastróficos crecientes”. En desafíos como la paz, el derecho internacional, reforma del Consejo de Seguridad, cambio climático o potenciales amenazas de la IA.

En la paz, por ejemplo, se subraya el compromiso de eliminar las armas nucleares. En lo económico, se plantea “acelerar la reforma de la arquitectura financiera internacional”, que los estados excluidos accedan con más facilidad a financiación para el desarrollo.

También se adoptó el Pacto Digital Global para reducir la brecha digital y desarrollar tecnologías para todos.

Uno de los puntos que generó la mayor oposición conservadora es el que procura lograr la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas.

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