World News in Spanish

Escándalo y legitimidad: el Premio Nobel de Literatura

Este jueves 10 se dará a conocer el nombre del ganador del Premio Nobel de Literatura 2024. Se entiende que es el máximo galardón al que pueden aspirar los grandes autores. El Premio Nobel de Literatura tiene historia, mitos y leyendas. Con sus aciertos y sus torpezas, la Academia Sueca ha sabido cuidar la legitimidad de su trofeo literario, el cual es uno de los más comentados de los que entrega, o quizá el más polémico por la bulla que suscita.

A diferencia de las otras categorías del Nobel, el de Literatura no requiere de un público especialista para avalarlo. Su universo, si lo comparamos con los otros rubros, resulta infinito e inagotable. Si no fuera así, no existiría tanta especulación, incluso hasta se han formado casas de apuesta en las que se baraja a los potenciales ganadores. Es tan fuerte el Nobel de Literatura que ha podido superar hasta escándalos sexuales, como el protagonizado por Jean Claude Arnaut.

Arnault estaba casado con la escritora sueca Katarina Frostenson, quien era miembro de la Academia Sueca. Durante muchos años, Arnault se valió de este poder cultural para acosar y chantajear sexualmente a mujeres que anhelaban ser parte de la élite cultural del país nórdico. Tras el destape en el 2017, la Academia lo investigó y señaló que Arnault pudo filtrar información sensible sobre los ganadores del Nobel de Literatura 2005 y 2016, cuando se condecoró a Harold Pinter y Bob Dylan, respectivamente. Esa es la razón por la que, en el año 2018, no hubo Premio Nobel de Literatura. Por donde se mire, lo de Arnault fue un golpe duro a su credibilidad institucional. (Por cierto, solo en el periodo 1940 – 1943, se dejó de dar el Premio Nobel por la Segunda Guerra Mundial. Era una causa mayor).

El último escándalo relacionado al Nobel de Literatura está asociado a Alice Munro, ganadora del Nobel de Literatura 2013. Tras su muerte, en mayo de este año, su hija reveló, dos meses después, que su madre sabía de los abusos sexuales que cometía contra ella su esposo. No pocos pidieron que se le retire el Nobel otorgado. Si bien la Academia no tenía conocimiento del contexto en el que premió a la canadiense, no hay duda de que se trataba de un escándalo con lazos parecidos al de Arnault.

El Premio Nobel de Literatura mueve “masas” y, como se colige, también dinero. Hay un público (no muchos, pero sí de varios millones) interesado y fetichista que quiere ver premiados a sus autores favoritos. Cada edición es una oportunidad para descubrir (Fosse, Tocarczuk, a saber) o constatar la consagración del autor predilecto y aquí la lista puede ser caprichosa, pero también suculenta: Stephen King, Enrique Vila-Matas, Haruki Murakami, Raúl Zurita, Joyce Carol Oates, Mircea Cărtărescu, César Aira, Thomas Pynchon, Michel Houellebecq y Salman Rushdie.

Mientras esperamos la lectura que nos anuncie al ganador, resulta imposible no preguntarnos por los autores que merecieron ganarlo y no pudieron por motivos extraliterarios, siendo Jorge Luis Borges su caso más emblemático. No se lo dieron por aceptar un reconocimiento del dictador Pinochet en 1976. Borges renovó los pliegues del castellano, proeza que no se lograba desde Cervantes. Pensemos asimismo en Philip Roth, el gran novelista norteamericano, eterno candidato al Nobel de Literatura.

Читайте на 123ru.net