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El Betis Baloncesto también gana en los días sin inspiración (57-64)

Abc.es 
Sin brillo pero con mucho oficio, el Real Betis Baloncesto sigue a lo suyo. Es un muro pero también un martillo. Desde que empezara la temporada, Copa de España incluida, sólo ha conjugado el verbo ganar en seis encuentros oficiales y en el Pedro Ferrándiz, con el HLA Alicante de testigo y tercera víctima de los verdiblancos en Primera FEB, se demostró de nuevo que este plantel de jugadores que ha reunido el club no necesita de actuaciones estelares para apuntarse partidos. El espectáculo, para otros momentos. Ya habrá tiempo. Mientras, seriedad, oficio, defensa y madurez. Da la impresión, sin desmerecer a los rivales, que el equipo albiverde (hoy, completamente de azul) vence casi por inercia, o al menos sin necesidad de apretar al máximo el pedal del acelerador. Este Betis Baloncesto parece un motor sobrado de potencia que en mucho momentos carbura al ralentí pero acelera en momentos claves para disuadir y reducir a sus adversarios. Sin hacer un gran partido en ataque y con el evidente borrón del rebote, donde fue superado (16 ofensivos concedió al Lucentum), el equipo de Gonzalo García empezó de lujo (10-20), se distorsionó en el segundo parcial y tuvo la gran virtud de corregirse en el tercero para dejar encarrilado el partido, que nunca corrió peligro, a falta de diez minutos. Renfroe acaparó el juego y el protagonismo en el cuarto de apertura. Se jugó a lo que quiso el metrónomo de Pensilvania, que envió al banquillo a su par, Jordan King, tras dos magníficas y canónicas penetraciones a cámara lenta por el lado izquierdo de la canasta. De los trece primeros puntos del Betis, diez llevaron sus firma. Y los otros tres, el obsequio de la asistencia a Radoncic . Del 1-10 al 6-13 y de ahí, al 10-15 que precedió al último acelerón visitante: triple de Hughes al cuarto intento y acierto de DeBisschop... tras pase de Renfroe. Sin desatar una tormenta, el Betis dominaba con sobriedad y autoridad. A su ritmo, tal vez demasiado pastoso. Renfroe, jugando con el frac, reforzó sus vínculos en el poste bajo con DeBisschop, . especialmente inspirado en las maniobras bajo el tablero (13-24). Larsen, desaparecido hasta entonces, llamó a la puerta para devolvérsela al pívot de Oregón (15-24). Y al danés se unió en comandita Jordan King , el base estadounidense del Lucentum, calibrando la mirilla telescópica para convertirse en amenaza exterior (18-24). Entre los dos, King y Larsen , reflotaron al HLA Alicante, lijando la diferencia (21-24) y provocando el primer tiempo muerto de Gonzalo García. Activó entonces el vasco a Benite, que no había entrado en calor, y Kasibabu. El parcial subía hasta el 10-5. Renfroe, como Cvetkovic y Benite, también se cargaba con la segunda personal y las faltas se sucedían en la pintura del Betis en un partido tan lento como espeso. Benite anotaba en corte vertical y Larsen explotaba la grieta verdiblanca en el rebote defensivo. Siete rechaces en ataque apilaba ya el Lucentum. Los anfitriones querían correr y el Betis, pausar el partido, jugar largo y buscando las ventajas en el ataque posicional. Que aquello no se desmelenase. Álex Suárez estaba fuera, desconectado, nada le salía, todo lo contrario que Larsen, produciendo desde la línea exterior y generando juego para sus compañeros. Un mate atronador de Moute tras asistencia del escandinavo apremió el segundo tiempo muerto del Betis (27-28). Tras ese impás, Moute sellaba la remontada (29-28). El Betis Baloncesto se había bloqueado. Ni anotaba ni cerraba la sangría del rebote. Del 22-28 al 31-28, parcial de 9-0 . Tan mal estaba el Betis que, tras una técnica al banquillo local, Benite erró el tiro libre y luego el equipo perdió la pelota en el saque de banda de la posesión. El empobrecimiento del baloncesto verdiblanco lo retrataban especialmente dos casilleros: el rebote, con diez capturas menos que su rival (12/22) y el tiro libre, realmente desaprovechado (6/12). Larsen (11) acumulaba tantos rechaces como todo el Betis, falto de energía y lucidez. Tampoco andaba fino en el triple y sólo Renfroe superaba la decena de puntos. Era un Betis poroso, sin alma y a dieta de baloncesto. De puntos y rebotes. Un equipo anémico y merecedor de la reprimenda en el vestuario. Lo primero que hizo al volver fue taponar un ataque alicantino y rubricar un dos más uno . Todo con el protagonismo de DeBisschop (31-32). Había que remangarse poniéndose el mono de faena y dejando el traje de etiqueta en el vestuario. Lo hicieron todos los jugadores, incluido Benite, que todo lo ejecuta con ortodoxa elegancia. Le sobra carácter para echarse el equipo a la espalda. Dos picaduras del canarinho y una bandejita de Radoncic devolvieron el control al Betis tras una excepcional salida de tacos en el tercer cuarto plasmado en un 0-9 (31-38) en tres minutos y medio. Una reacción con el efecto de la gaseosa. Porque dos pérdidas seguidas de Benite y Renfroe, más un triple de Álex López, restablecieron la igualada (38-38). Benite era el único que atinaba de tres en el Betis, miope desde la cuerda perimetral. De ese intercambio de parciales, los dos equipo se anulaban, mas ninguno demarraba hasta que el Betis lo hizo en un momento clave desde el punto de vista psicológico: el tramo final del tercer cuarto. Hughes machacaba a una mano una transición, Cvetkovic descargaba un triple, Kasibabu culminaba otro ataque y Hughes acertaba uno de sus dos tiros libres para estirar a diez la diferencia (39-49). Jelinek inauguraba su casillero colocando la máxima (39-52) y ya todo era cuestión de cerrar el partido cuanto antes, apretando aún más en defensa para sofocar posibles rebeliones de los anfitriones. Con Renfroe a los mandos, tratando de alimentar a sus compañeros, jugó el Betis largo, con el reloj , mientras el HLA Alicante se empeñaba en acelerar, pulsando el botón del triple. Jordan King reactivó a su equipo con cinco puntos seguidos (47-54) y Gonzalo García lo paró. No quería sustos. Por si acaso, el técnico bilbaíno se reservaba la bala de plata de Benite en el banquillo. Salió a falta de 4.25, con 49-56. El Betis había desacelerado demasiado. Y oportunidades, marradas casi todas, le dio a su rival para meterse de nuevo en el encuentro y discutirle el triunfo. No lo hizo y el Betis ya no aplazó más la tarea. Un triple de Hughes desde la esquina izquierda (50-61) echaba aún más plomo en las botas del HLA Alicante, que con tres minutos por delante ya no halló el modo de engancharse de nuevo a la porfía. Sin brillantez pero con mucho oficio, el Betis Baloncesto ampliaba su racha de victorias para colocarse segundo en la tabla junto a los otros dos invictos: el Ourense, líder, y el San Pablo Burgos, tercero.

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