David Raya consuma la ley de atracción: una alternativa a Unai Simon
El duelo ante Dinamarca en la Nueva Condomina de Murcia constata una impresión alentadora para la selección. No hay agujero a la vista en la portería. Al contrario, después de la diligente actividad de David Raya (Barcelona, 29 años) cabe adivinar una visión futurista en la que Luis de la Fuente tenga que elegir entre Unai Simon y el guardameta del Arsenal. Para Raya, criado desde la adolescencia en los campos de Inglaterra ya que nunca ha jugado como profesional en España, se ha consumado la ley de atracción, una corriente de pensamiento de la que es profundo creyente y que se resume en el positivismo como horizonte según el cual atraemos a nuestras vidas todo aquello en lo que centramos nuestra atención. David Raya se presentó un 25 de junio en el centro de entrenamiento de Aasen ante la prensa enviada al seguimiento de la selección en la Euro alemana. Y su mensaje causó cierto impacto. «Soy muy creyente en la ley de atracción», dijo ante el estupor generalizado de un auditorio que acudió a toda prisa a teclear en su majestad google. La premisa básica de esta pseudociencia propone que los pensamientos positivos atraen situaciones positivas hacia la persona y los pensamientos negativos atraen situaciones negativas. «Yo llevo muchos pensando en que podría estar en la selección», se apoyó el portero. Un objetivo que había alcanzado hacía tiempo, el 26 de marzo de 2022 con Luis Enrique en la dirección técnica. «Soy muy creyente en que el trabajo da sus frutos. Con un pensamiento positivo, todo puede pasar», razonó en esa rueda de prensa masiva en la Eurocopa. Los detractores de la ley de atracción sostienen que es una baratija mental, una forma efectiva de alcanzar objetivos más o menos anecdótica, no científica ni comprobada. Los críticos someten al escrutinio de los creyentes si se desea invertir tiempo, dinero y energía en algo que puede ser ineficaz y potencialmente dañino. Para David Raya ha supuesto una inspiración, un trampolín desde que despegó de Cornellá. «La ley de la atracción consiste en tener pensamientos positivos hacia cosas que quieres llegar a conseguir y, de alguna manera, atraerlos. Si tú tienes pensamientos positivos y no haces nada, no te va a servir de nada. Es una mezcla entre tener tu mente limpia y ser positivo», dijo tras ser titular ante Albania en el tercer partido, ya con la selección clasificada para octavos de final. Aquel día Raya recordó a su abuelo Joaquín, el familiar que lo recogía del colegio, lo llevaba a los campos de entrenamiento del Cornellá y lo depositaba en casa mientras los padres del futbolista atendían el negocio familiar. « Mi abuelo me ha ayudado muchísimo, me ha apoyado siempre y ahí sigue apoyando desde casa», comentó. El abuelo y los padres lo acompañaron al aeropuerto cuando el portero emigró a Inglaterra con 16 años y comenzó ese laborioso proceso conocido de tantos futbolistas que abandonan sus casas para madurar en un entorno alejado de la familia. Lo había fichado el Blackburn Rovers , el club donde cobró fama Alan Shearer y cuya sede es una población al norte de Mánchester famosa por la industria textil durante la revolución industrial. A Raya lo cedieron al Southport, de la quinta división inglesa, solo tres meses y sin privilegios de futbolista: se tenía que lavar su ropa de trabajo. Educado en la lluvia y el fútbol de contacto de los británicos, regresó a segunda división con el Blackburn, y escaló hacia otras esferas. El Brendfort, un club ascensor entre primera y segunda. Y finalmente al estrellato, el arco del Arsenal. Cuando Luis Enrique lo citó, Raya aplicó la lógica del razonamiento: «No me extraña que en España no sepan quien soy». Nunca ha jugado en su país, porque él, nacido en Barcelona, no plantea divisiones sino entendimiento. «Soy español y luego catalán. He nacido en España y soy catalán», dijo en una entrevista a 'Ok Diario'. En la selección contaba con un aval y una duda. El aval es su sobresaliente juego con los pies, una premisa que no se discute en el grupo de trabajo de De la Fuente, integrado por cuatro exporteros. «El fútbol actual no se entiende sin el juego de pie del portero» , dice Miguel Ángel España, el preparador de guardametas. Raya es certero y seguro en ese apartado. Su desplazamiento de balón es magnífico. «Podría vestir la camiseta número 10», dijo de él Jurgen Klopp. Ataja y es ágil, como demostró en la doble parada al penalti de Retegui (Atalanta) en la Champions. Y su altura (1,86 dice él) en una época de porteros cercanos a los dos metros no parece un problema. Por primera vez en mucho tiempo, Unai Simon tendrá competencia cuando se recupere (hacia el próximo enero) en la portería de la selección.