Estos son los refranes más usados en Canarias: no se entienden en el resto de España
El español es uno de los idiomas hablados del mundo y ha destacado siempre por su riqueza léxica , tal y como evidencian los múltiples dialectos que se emplean en nuestro país. La Real Academia Española (RAE) cifra que nuestra lengua está formada por unas 93.000 palabras, a las que se suman otras tantas expresiones que decimos a diario pero que no están planteadas en el diccionario del castellano . Entre estos dichos de los que hablamos se encuentran también los refranes , una especie de enunciados de origen popular en los que expresamos una enseñanza, un pensamiento o una moraleja. Estas frases las solemos emplear a diario en nuestras conversaciones, sin necesidad de pararnos a pensar en su significado, y entre ellas se encuentran algunas tan icónicas como «más vale estar solo que mal acompañado» o «a caballo regalado no le mires el diente». Sin embargo, más allá de las que conocemos todos los españoles, algunos de estos refranes han surgido también a nivel regional. Es lo que sucede en las islas Canarias , donde dentro de su propio dialecto , en el que ya se encuentran palabras poco usuales para la Península («papas», «baifo», «frangollo», «guagua» o «tenderete» son solo algunas de las más habituales). Asimismo, al igual que otros vocables, también han surgido algunas expresiones recurrentes entre los ciudadanos del archipiélago que no se emplean en otros lugares de nuestro país y cuyo significado es desconocido para muchas personas. Al igual que en el resto de España, en Canarias también han surgido algunos refranes populares para referirse a algunas situaciones cotidianas. No obstante, aunque algunos son más conocidos entre los ciudadanos, lo cierto es que la mayoría de estos no se han extendido a otros rincones del país y son autóctonos de las islas . Estos son los tres refranes canarios más típicos que recoge la revista Viajar en una publicación en la que buscan «poner en valor la España de los refranes»: Estas expresiones más que singulares son difíciles de descifrar a primera vista por aquellos españoles que no las hayan oído previamente. Para ayudarte, trataremos de verter algo de luz y explicarte en qué situaciones se emplen cada una de ellas. En el caso de la primera de ellas, «ya el conejo me riscó la perra» , corresponde a una frase habitualmente empleada en situaciones donde las cosas se tuercen y no salen como habíamos planeado inicialmente. Según el Diccionario Básico de Canarismos, corresponde concretamente a «una frase que en tono de lamento se emplea cuando surge un inconveniente o problema imprevisto» y su origen hace referencia a la muerte de algunos perros de caza mientras estos perseguían conejos. Muy diferente es el significado de la expresión «pícamelo menúo que lo quiero pa' la cachimba» , que suele emplearse en situaciones en las que uno dispone de pocos conocimientos acerca de una materia de la que se está hablando. Cuando el interlocutor pronuncia esta frase, su intención es conseguir una explicación detallada para poder seguir el hilo de la conversación que se está manteniendo. Por último, respecto al refrán «qué dos cabezas para un caldo pescado» , este hace referencia a una receta tan mítica de la gastronomía local como la caldereta de pescado con gofio escaldón. Sin embargo, su significado tiene poco que ver con esto: se emplea para aludir a la poca cabeza del interlocutor o la pobreza de su intelecto para hablar y razonar sobre un asunto.