Por la alta deuda, el FMI quiere más ajuste: riesgos y nuevas presiones sobre el gasto
"Los planes de ajuste actuales no son suficientes para estabilizar o reducir la deuda con seguridad", advierte en la antesala de su reunión anual en Washington DC el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe sobre la economía global con el trasfondo del endeudamiento que creció por la pandemia.
"El problema de deuda global es probablemente peor de lo que parece", sostiene el último blog del organismo que se presenta también antes de la reunión de ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales del G20 en la capital estadounidense. El Fondo señala que "los ajustes fiscales bien diseñados pueden ayudar a reducir los riesgos de la deuda, mejorar las perspectivas de la deuda pública y mitigar el impacto negativo en la sociedad".
La pandemia dejó altos niveles de deuda pública. "Se espera que supere los u$s 100 billones, o aproximadamente el 93% del PBI mundial para fines de este año y se acerque al 100% del PBI para 2030. Esto representa 10 puntos porcentuales del PBI más que en 2019", señala sobre los niveles pre Covid-19.
En 2020, Argentina, sin margen para tomar financiamiento, optó por la emisión monetaria para financiar el gasto por el Covid-19 pero carga con deuda previa por los pagos a bonistas y el programa con el propio FMI por u$s 45.000 millones.
"Los países deberían afrontar ahora los riesgos de la deuda con políticas fiscales cuidadosamente diseñadas que protejan el crecimiento y a los hogares vulnerables", señala el organismo. El mensaje está en línea con el que mantiene frente a la Argentina, donde más de una vez le reclamó al Gobierno que "calibre" el ajuste que, en el caso local, en tanto, mantiene un fuerte recorte del gasto primario, estimado del 30% real en septiembre por las consultoras privadas.
Nuevas presiones sobre el gasto público
Sin dar números en esta instancia, ya que actualizará sus proyecciones macroeconómicas globales la próxima semana, los analistas del FMI indican que las perspectivas fiscales de muchos países "podrían ser peores de lo esperado por tres razones: grandes presiones de gasto, sesgo optimista de las proyecciones de deuda y una deuda considerable no identificada".
El informe de Dabla-Norris, Davide Furceri, Raphael Lam y Jeta Menkulasi sostiene que investigaciones anteriores del FMI "han demostrado que el discurso fiscal en todo el espectro político se ha inclinado cada vez más hacia un mayor gasto".
En ese contexto advierten que "los países necesitarán gastar cada vez más para hacer frente al envejecimiento y la atención sanitaria; a la transición ecológica y la adaptación al cambio climático; y a la defensa y la seguridad energética, debido a las crecientes tensiones geopolíticas".
En el peor de los escenarios que plantea el capítulo, la deuda pública mundial podría alcanzar el 115% del PIB en tres años, casi 20 puntos porcentuales más que lo proyectado actualmente. Esto podría darse en un eventual combo de "menor crecimiento, condiciones de financiamiento más restrictivas, deslices fiscales y mayor incertidumbre económica y política".
Efecto Estados Unidos
En medio de la pelea electoral, el Fondo advierte a países que son "cada vez más vulnerables a los factores globales que afectan sus costos de endeudamiento, incluidos los efectos indirectos de una mayor incertidumbre política en países de importancia sistémica como Estados Unidos".
La "deuda no identificada" es otro riesgo. Un análisis de más de 30 países concluye que "el 40% de la deuda no identificada se origina en pasivos contingentes y riesgos fiscales que enfrentan los gobiernos, de los cuales la mayoría están relacionados con pérdidas en empresas estatales", agrega el Fondo. Históricamente, la deuda no identificada ha sido grande, entre el 1% y el 1,5% del PIB en promedio.
En ese contexto, los economistas plantean que "si la deuda pública es más alta de lo que parece, los esfuerzos fiscales actuales probablemente sean menores de lo necesario". Y enfatizan que el ajuste fiscal desempeña un papel crucial para contener los riesgos de la deuda. "Ahora que la inflación se está moderando y los bancos centrales están reduciendo las tasas de política monetaria, las economías están mejor posicionadas para absorber los efectos económicos del ajuste fiscal", indican.
Ajuste, pero calibrado
Ante la recomendación de recortar gasto público, el FMI advierte que si los ajustes grandes "no están bien calibrados, implicarán grandes pérdidas de producción a medida que caiga la demanda agregada y pueden perjudicar a los grupos vulnerables y generar una mayor desigualdad", algo en línea con las cifras del primer semestre de Javier Milei en la Argentina, donde aumentó la desigualdad y se evidenció una fuerte caída de la actividad económica que ahora busca un piso y una recuperación aunque desigual.
Como calcado del programa con el país, el FMI señala también que es necesario "obtener el apoyo público para el ajuste fiscal necesario".
Los analistas reconocen la disyuntiva del ajuste: "los recortes en la inversión pública tienen las mayores pérdidas de producción y perjudican las perspectivas de crecimiento a largo plazo, mientras que la reducción de las transferencias sociales perjudica a los hogares vulnerables y aumenta la desigualdad".
En ese marco, el trabajo sostiene que "las economías de mercados emergentes y en desarrollo tienen un mayor potencial para movilizar ingresos fiscales, ampliando las bases impositivas", como en el caso del blanqueo de capitales local. También aboga por la "mejora de la capacidad de administración de los ingresos, al tiempo que fortalecen las redes de seguridad social y salvaguardan la inversión pública para apoyar el crecimiento a largo plazo".