Asco
Pedro, sálvanos, que perecemos. Como si Pedro fuera quien él cree que es: Dios. España es hoy esa mujer que vela a sus muertos en una calle embarrada de Valencia, esa otra que pide ayuda colgada de una ventana, que es todo lo que queda de la casa que habitó, que lo ha perdido todo, desde el suelo que la sostenía hasta los recuerdos. Pedro, sálvanos, que perecemos. Pero Pedro estaba en la India, haciendo el indio, y no oía los gritos ni veía las lágrimas. Pedro no ha hecho otra cosa en su vida política que estar en la India, mientras España muere y no es feliz. Su patológica personalidad necesita el sufrimiento ajeno para desarrollarse. Hacer daño es... Ver Más