Cuánto dinero hay que tener para entrar en la lista Forbes de los más ricos de España y cómo se elabora
Más de 350 millones, es lo que hay que tener en España para ser considerado un superrico. O al menos, es lo que poseen Daniel y Nieves Entrecanales, dos de los hermanos de la conocida familia que controla la mayor parte de la compañía Acciona y que cierran la Lista Forbes de los cien personajes más ricos de España de 2024. Cada vez es más difícil entrar en este selecto club, pues solo este año el patrimonio conjunto de las fortunas que forman parte de él ha ascendido un 27,7%, hasta situarse en los 250.400 millones de euros. Son cifras de infarto. A partir del puesto 47 todos tienen más de mil millones de euros , y en la cima está Amancio Ortega, fundador y accionista mayoritario de Inditex, con 120.200 millones, casi lo mismo que los otros 99 personajes juntos. Para contextualizar estos números hay que explicar cómo elabora la revista Forbes este listado. No es cosa fácil porque « el empresariado español no se distingue por su transparencia a la hora de exponer su riqueza real a la sociedad», según se lee en su web. Antes de nada hay que aclarar que los investigadores de Forbes no recurren a las cuentas corrientes, bienes personales ni nada parecido , principalmente porque se trata de componentes difíciles de rastrear. Exactamente, y según explicaban en un artículo de 2017, quedan excluidas «las inversiones en paraísos fiscales, bienes a título personal, cuentas corrientes, depósitos y participaciones en fondos de inversión, planes de pensiones futuros o acciones en cuentas de valores», así como inmuebles no agrupados en empresas, joyas, obras de arte, piezas de coleccionismo o dinero depositado en fundaciones. En la mayoría de los casos, Forbes 'descubre' a los superricos a partir del análisis del valor de la principales compañías españolas . Lógicamente esto es más fácil de hacer con aquellas que están cotizadas que con las que no lo están. Pero incluso en el caso de las primeras es una tarea difícil, pues algunos accionistas «disimulan su identidad», explicaba la revista, a través de mecanismos legales como por ejemplo las sicav, que, como es sabido, son una suerte de fondos de inversión que se dedican a invertir el patrimonio de sus accionistas. Lógicamente todo se complica con las empresas no cotizadas , «que están controladas por las familias a través de una maraña de sociedades patrimoniales», explican en la revista. En esos casos, es doblemente importante el análisis de las cuentas, individuales y/o consolidadas, de cada uno de los grupos, así como los movimientos en las sociedades patrimoniales.