NOVIEMBRE de todos los años (VII)
- El alma tiende al Creador. En su retorno hacia Él, su albedrío sufre debilidad a causa de las secuelas del pecado, que menoscaba su capacidad de optar por el Bien. Ese camino sólo lo puede recorrer en libertad plena, sin ataduras e inclinaciones, para que la mente, el corazón y todo el ser, puedan elegir siempre el Bien sin restricciones o limitaciones. Es la purificación, la expiación, lo que conduce a allanar los caminos, a estirar esas hendiduras, dejando al alma la vía expedita para avanzar sin tropiezos hacia la eternidad gozosa.
Nadie sin la vestidura blanca es invitado a participar en el Banquete del Reino.
Te aguarda una tarea de conversión, pero ten siempre presente que no es sólo una obra humana.
- ¡Vaya, toca pelear con las arrugas! Pero, en esta ocasión, va de “lifting” del alma. ¿A ver lo que duele eso?, se preguntó Julián.
Permaneció por un rato absorto, pensativo. Intuía que se había dejado ir por una senda que se adentraba más y más en un territorio completamente desconocido para él, repleto de parajes inexplorados y que provocaban su curiosidad. Destellos de una asombrosa luz descubrían veladamente bellísimos paisajes, que jamás había visto, mientras los compases de una dulce y armoniosa tonada parecían invitarle a seguir para acercarse y contemplar, y para descansar, aunque solo fuese unos minutos, en aquellos remansos de paz.
Prefirió esperar.
Pero volveré, se dijo a sí mismo con convicción. Sospecho que esa senda solo la podré recorrer yo. Aquí hay más, mucho más, y que no se imaginar, pero que presiento importante de verdad.
Cuando llegó a su casa, volvió a darle vueltas a lo de rezar por los difuntos, y cómo se hace eso de librarlos de las penas temporales. Pero su principal interés era terminar de entenderlas.
No sabía muy bien por donde empezar, pero recordó que, en varias ocasiones, había comprobado que los fenómenos que ocurren en la Naturaleza, así como acontecimientos de la vida diaria, facilitaban la comprensión de realidades extra naturales, como si en el fondo fuesen extrapolables. ¡Será porque también llevaban la firma del Creador!, se dijo. Y, comenzando por la noche de los tiempos, que tan poéticamente se describe en el Primer Libro, que narra el Origen de todo, fueron pasando por su cabeza desde la costilla extraída de Adán para hacer a su compañera, y carne de su carne, como prefigurando el proceso de extirparle el cromosoma “Y”, mientras caía en el profundo sueño donde se genera la vida; pasando por la semilla y la tierra, la cizaña, el grano de mostaza, la levadura, la oveja que se pierde, la perla escondida, la higuera estéril, los invitados a la boda, los talentos, y muchas otras Parábolas de las que El Maestro se valía para descubrir y poner a nuestro alcance realidades trascendentes que escapaban a nuestro conocimiento, de ardua comprensión o que, simplemente, se hacían inalcanzables.