¿Latino? Muestre los papeles, por Mirko Lauer
La escisión en el bloque latino de los EE. UU. puede llegar lejos. El 45 % de los latinos (hispanics) mejor instalados acaba de votar por un candidato que ha ofrecido deportar a los demás, que son millones de inmigrantes ilegales, latinos o no, en otros tiempos motejados como “espaldas mojadas”. Hoy son casi 12 millones, en su mayoría mexicanos.
Paradójicamente, la visión positiva que tiene el latino asentado sobre el recién llegado ha ido aumentando en los últimos años. La encuesta Pew detectó un salto del 29 % al 45 % entre 2010 y 2013, pero eso no ha sido suficiente para mantener esa votación alejada de Donald Trump. Quizás se trata de un clásico choque entre los sentimientos y los intereses.
No hay manera de que la persecución de latinos que se anuncia no impacte la imagen, el estatus o el sentimiento de la latinidad en su conjunto, dentro y fuera de los EE. UU. Por lo pronto, la presidenta de México ha comenzado con los paños fríos, al señalar que, del año pasado a este, los migrantes de México al país vecino se han reducido en un 75 %.
Habría que preguntarse si la victoria de Trump ha sido también para los latinos. Más parece haber sido la suma de millones de actos de sumisión, que lanza por la borda a una parte de la comunidad. Los nuevos inmigrantes solo podrán pasar a ser opositores, resistentes, antes de perder sus empleos y, si tienen suerte, salir a buscar otros.
Muchas de las ideas de Trump sobre el tema vienen de Samuel Huntington, el autor de El choque de civilizaciones, quien en 2004 escribió que “la persistente llegada de inmigrantes hispánicos amenaza con dividir a los EE. UU. en dos pueblos, dos culturas y dos idiomas”. Huntington se remite a la presencia española desde el siglo XVI. De allí proviene también el tema de la deportación masiva de latinos, pues sus “pergaminos” son considerados peligrosos.
Es muy probable que se vaya creando mala sangre entre Washington y los países de los cuales los latinos arreados a la mala son, mal que bien, ciudadanos. Parece que los del “patio trasero” nos hemos convertido en un problema. Cómo eso hará otra vez grande a un país de inmigrantes es algo difícil de entender.
Si el camino de las deportaciones se profundiza, no demorará en surgir el grito de “América para los latinoamericanos”. Hay potencias de otros lugares esperando ese momento.4o