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Cómo elegir bien una silla de escritorio: material, forma y opciones alternativas

Si trabajamos desde casa con frecuencia, elegir una silla que nos ayude a mantener una buena postura es una inversión en comodidad y salud

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La pandemia por Covid-19 hizo que despegara el teletrabajo en España, pasando del 4,8% de ocupados que trabajaban desde casa de manera habitual en 2019 al 16,2% durante el confinamiento de 2020, según datos del INE. Aunque tras el levantamiento de las restricciones la cifra descendió, en 2024 el teletrabajo sigue siendo más frecuente que antes de la crisis, con un 15,1% de los ocupados (más de 4 millones de personas) trabajando desde casa una media de tres días a la semana. 

Estos cambios han obligado a adaptar los hogares para convertir las habitaciones y rincones de la casa en oficinas, algo que en la mayoría de los casos incluye un escritorio y una silla. Pasar muchas horas sentados tiene consecuencias muy negativas para la salud. Esto hay producido un auge de los escritorios elevables para trabajar de pie. Sin embargo, tampoco es recomendable trabajar de pie todo el rato. Lo ideal es moverse y poder cambiar entre estar de pie y sentados. Pero cuando toca sentarse, la silla también es importante.

Las ventajas de una silla ergonómica escritorio

Elegir una silla de escritorio adecuada para el teletrabajo puede tener un impacto positivo en nuestra salud, bienestar y productividad. Pasar largas horas sentado frente a un ordenador en una silla incómoda puede generar molestias o incluso problemas crónicos como dolores musculares o cefaleas. Más allá de la estética o el precio, hay varios factores que debemos considerar para garantizar comodidad y el cuidado de nuestra postura.

El principal motivo por el que una silla de escritorio es mejor que una silla simple es su diseño ergonómico. Esto quiere decir que silla está diseñada para adaptarse a los distintos tamaños, preferencias y necesidades de la persona que se sienta, favoreciendo una postura saludable y reduciendo la tensión en músculos y articulaciones. 

Una silla ergonómica debe permitir como mínimo ajustes en altura, respaldo y reposabrazos para adaptarse a diferentes tipos de cuerpos y formas de trabajar. La altura ajustable permite que los pies estén firmemente apoyados en el suelo y las rodillas formen un ángulo de 90 grados, evitando presión en los muslos y mejorando la circulación. Poder reclinar el respaldo favorece un apoyo constante de la columna vertebral sobre el asiento, especialmente en la región lumbar, y permite variar la postura durante la jornada, lo que reduce la fatiga muscular. 

Además, el respaldo debe proporcionar un buen soporte lumbar, es decir, en la zona baja de la espalda, que es donde se concentra gran parte de la carga cuando permanecemos en la silla durante mucho tiempo. Este soporte ayuda a mantener la curvatura natural de la columna y previene el dolor lumbar, un problema muy común entre quienes teletrabajan sentados durante toda la jornada.

Los reposabrazos ajustables ayudan a mantener los hombros relajados y los codos a la altura adecuada para escribir o trabajar con el ordenador, evitando tensiones en el cuello y los hombros. Por último, el reposacabezas, si está presente, proporciona soporte adicional para la zona cervical, lo que es especialmente útil en tareas prolongadas que impliquen mirar hacia adelante o hacia arriba, como videollamadas o lectura en pantalla.

Cómo elegir los materiales de tu silla de escritorio

El material de fabricación es otro factor importante para el confort y la buena postura. Las sillas tapizadas con materiales transpirables, como mallas de alta calidad, suelen ser una opción recomendada porque permiten la circulación del aire, lo que resulta especialmente útil en climas cálidos o durante largas jornadas. Además, un asiento acolchado pero firme ayuda a distribuir el peso del cuerpo de manera uniforme, evitando la presión en áreas específicas como las caderas o los muslos, mejorando la circulación sanguínea.

La movilidad y la estabilidad también son características importantes. Una silla con ruedas facilita el movimiento en espacios de trabajo más amplios y, con ello, el movimiento del cuerpo para evitar las consecuencias negativas de estar mucho tiempo sentados. Al mismo tiempo, una base sólida y equilibrada garantiza que la silla se mantenga firme incluso cuando se realizan movimientos bruscos. El mecanismo de inclinación del respaldo también merece atención, ya que permite variar la postura a lo largo del día, lo cual ayuda a evitar la rigidez muscular. Conviene que sea de dureza ajustable, con lo que ofrecerá más o menos resistencia a la inclinación. 

El espacio disponible en el hogar también influye en la elección de la silla. Aunque los modelos más completos suelen ser de mayor tamaño, es posible encontrar opciones compactas sin renunciar a la ergonomía. En este sentido, es importante medir el área de trabajo antes de realizar la compra para evitar problemas de espacio.

Alternativas a la silla de escritorio

Siempre se consideran alternativas supuestamente más saludables, como las pelotas de pilates, las sillas ergonómicas en las que se apoyan las rodillas o los taburetes dinámicos inestables. Son soluciones que buscan mejorar la postura, activar músculos o reducir el sedentarismo. Sin embargo, pueden causar en su lugar fatiga muscular o dolores en las articulaciones tras un uso prolongado. En su lugar, es mejor programar una alarma que nos haga movernos cada cierto tiempo con ejercicios sencillos.

Si el teletrabajo es la actividad principal, invertir en una silla de calidad puede estar más que justificado. Aunque las opciones económicas pueden ser tentadoras, a menudo sacrifican aspectos esenciales de ergonomía y durabilidad, lo que a largo plazo puede resultar más costoso en términos de salud.

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