Santillana del Mar: El Tesoro de Cantabria
- La Colegiata de Santa Juliana
- Un pueblo detenido en el tiempo
- Rincones para explorar
- Un destino que invita a quedarse
Santillana del Mar, ubicada a tan solo 31 kilómetros al este de Santander, se considera una de las ciudades más bellas de España. Este apasionante pueblo de Cantabria no solo sobresale por su asombroso patrimonio medieval, sino también por su habilidad para transportar a aquellos que lo visitan a lo largo del tiempo, debido a su cuidadosa preservación y abundante historia. Desde su fundación alrededor de un monasterio establecido en el año 870, hasta su evolución hacia una villa que representa el esplendor de diversas eras, Santillana del Mar es un destino que no deja indiferente a nadie.
La Colegiata de Santa Juliana
La Colegiata de Santa Juliana es el núcleo central de Santillana del Mar, un impresionante modelo de arquitectura románica que se remonta al siglo XII. Este monumento, catalogado como Histórico-Artístico en 1889, surgió como un humilde monasterio establecido en 870, en honor a Santa Juliana, cuyos vestigios se mantienen en su interior.
Conforme aumentó la relevancia religiosa del sitio, se construyó una iglesia de mayor envergadura, y en su entorno empezó a establecerse un centro de población que originó al presente Santillana del Mar. Actualmente, la Colegiata continúa siendo uno de los mayores encantos del pueblo, con su majestuosa fachada, su claustro lleno de capiteles adornadas y su ambiente que promueve la serenidad.
Un pueblo detenido en el tiempo
Santillana del Mar ha consolidado ampliamente su posición entre las ciudades más hermosas de España. Su diseño medieval y la arquitectura de montaña se han mantenido prácticamente inalterables a través de los siglos. Sus vías empedradas, tales como las de La Carrera, Cantón y del Río, están rodeadas por viviendas con blasones y palacios que pertenecen a los siglos XVI y XVII. Estas vías llevan a la plaza principal, donde se ubica la Colegiata, enmarcada por una serie de construcciones que son verdaderas creaciones artísticas.
Se puede apreciar el estilo montañés en las casonas con balcones de madera, adornadas con geranios que aportan un matiz de color al ambiente. Numerosas de estas viviendas eran propiedad de nobles y familias ricas que volvieron a Cantabria después de acumular riqueza en América. Este suceso, denominado el de los "indianos", dejó una huella arquitectónica singular en Santillana del Mar, fusionando influencias del Barroco con las costumbres locales.
Rincones para explorar
Además de su antiguo centro, Santillana del Mar presenta otros lugares de interés que merecen ser explorados:
La Plaza Mayor: En Santillana, el núcleo de la vida es visible en edificaciones como la Torre de Don Borja y la Torre del Merino, edificadas entre los siglos XIV y XV.
La Villa de Velarde: Una sofisticada representación de la arquitectura del Renacimiento, que manifiesta el crecimiento económico de los siglos XVI y XVII.
El Museo de la tortura: Una presentación conmovedora que facilita entender más acerca de la Inquisición y sus procedimientos.
Las célebres Cuevas de Altamira, situadas cerca del centro urbano, son reconocidas como la "Capilla Sixtina del arte rupestre". Este sitio prehistórico, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un complemento perfecto para una perspectiva que fusiona la historia de la época medieval con la prehistoria.
Un destino que invita a quedarse
La atracción de Santillana del Mar no se circunscribe únicamente a su herencia arquitectónica e histórica. Su entorno sereno, complementado con el movimiento de pequeñas tiendas de artesanía, restaurantes tradicionales y hospedajes con encanto, lo hacen un sitio ideal para desconectar.
Las celebraciones locales, como la festividad de Santa Juliana en junio, llenan sus calles de vida y color, proporcionando una experiencia que vincula al turista con las costumbres de esta zona. Igualmente, la cocina cántabra destaca con platillos como el cocido montañés y los sobaos pasiegos, perfectos para enriquecer la experiencia.