Cortesía de Dina Boluarte, una más: censura dos obras, sobre la masacre de Puno, de una exposición en la Biblioteca Nacional del Perú
En La República hemos consignado, en más de una nota, la política de censura cultural que viene aplicando el gobierno de Dina Boluarte. Una de sus censuras más sonadas, fue la que se hizo en contra del destacado historietista Juan Acevedo, quien se supone que a finales del pasado mes de octubre iba a recibir el premio homónimo de la Casa de La Literatura Peruana. Ya sabemos cómo terminó esa historia. Tampoco olvidemos la cancelación de un concierto del Dúo Humala en el Gran Teatro Nacional, también en octubre.
De todas las fijaciones de Dina Boluarte en el tema cultural, su atención está puesta en las artes plásticas. No lo olvidemos: las escuelas de arte del interior del país tuvieron una participación activa durante las protestas del 2022-2023 en el sur, que dejaron en total 61 personas fallecidas. En dichas protestas, era usual ver piñatas de Dina Boluarte y su traje amarillo con el que juramentó en el Congreso. Dina Boluarte mandó a sus adláteres a cortarles el presupuesto.
Ahora el turno le tocó a la exposición Brisas del Titicaca, Puno en el Bicentenario, Cultura e Identidad sobre los ganadores y finalistas de la V Bienal de Pintura organizada por la asociación cultural Brisas del Titicaca y que se exhibe en la Biblioteca Nacional del Perú, sede San Borja.
En el texto de presentación, a cargo de Boris Espezúa Salmón, exdirector de la BNP, que renunció al cargo en agosto pasado, señala lo siguiente: “Los participantes plasman la esencia puneña a través de colores intensos y pinceladas que dan vida al paisaje altiplánico, honrando las raíces quechuas y aymaras en un Perú que existe entre relámpagos y albas, entre aguaceros y pampas cargadas de memoria”.
Como ya lo hemos indicado. La política cultural de Boluarte no obedece a un fin ideológico, sino a un propósito de permanencia con tal de seguir disfrutando de las gollerías propias del poder. En esta exposición, hay dos obras: “Mi Puno en el Bicentenario” de Juan Carlos Condori Tapara y “Puno sí es el Perú” de Ruth Ingalupe. Ambos trabajos aluden a la masacre de 2022-2023. Lo que Dina Boluarte, precisamente, pretende borrar a las buenas o a las malas. Los hechos son contundentes.
De acuerdo a la carta enviada a la directora en funciones de la BNP, Ana Peña Cardoza, por parte de Juan Carlos Zevillanos y Mariane Molina de Brisas del Titicaca, Milagros Paredes Fiestas, trabajadora de la BNP, maltrató a la vocal de actividades culturales de la asociación puneña, Brígida Paca Pantigoso. La razón: las obras de Condori e Ingalupe no podían ser parte de la exposición. Si insistían, la BNP les cerraría las puertas.
La República intentó comunicarse con los involucrados, específicamente con la asociación Brisas del Titicaca. No hubo respuesta. El tema político los ha puesto esquivos. Se entiende: para que los operadores de Boluarte -porque así se portan y porque el rótulo de servidores públicos lo tienen de adorno- puedan seguir disfrutando de los beneficios de la obediencia y el lustrabotismo, los cuales pueden esfumarse mañana debido a la debilidad de este gobierno, el caballazo es el método. Es la misma dinámica que hemos visto en los casos mencionados al inicio.
No hay mucho que discutir: la cultura en Perú está siendo sistemáticamente golpeada. Esta barbaridad no la hace una sola persona.