El fortín okupa de San Blas: asesinatos, muerte dulce, bandas latinas y secuestros
En medio de la nada, donde da la vuelta el aire, se levanta un mastodóntico edificio de 220 viviendas, en el barrio de Rejas. Un rincón olvidado del distrito de San Blas-Canillejas que muerde al municipio de Coslada, en paralelo a la carretera de Barcelona. Es la calle de Lola Flores con la de Manuel Vázquez Montalbán, dos ilustres de la cultura española del siglo XX a los que el paisanaje del lugar no hace justicia. Eso sí, el escritor catalán bien podría haber ambientado allí una de sus novelas policíacas, pues los coches patrulla no se dan un respiro después de la ristra de sucesos acaecidos en el complejo, tomado por al menos medio centenar de okupas desde hace dos o tres años. Ha sido escenario desde febrero de un secuestro, un asesinato, otro que quedó en intentona a manos de bandas latinas y una muerte dulce por escape de gas. Este lunes, a las 20.30 horas, Edgar, colombiano, llegaba de trabajar a su casa, uno de los apartamentos del bloque número 2 del complejo fantasma. Su pareja, una venezolana de 35 años, yacía inconsciente en una de las habitaciones del piso que habían okupado. Fuentes policiales detallan a este periódico que el óbito se produjo por la inhalación de monóxido de carbono, provocada por un generador que usaba la pareja para tener luz. La infortunada cometió el error de cerrar la estancia y el gas acumulado le produjo la llamada muerte dulce. ABC ha pasado una mañana con un nutrido grupo de estos okupas, los del bloque 1, que no se muestran conflictivos y que solo claman que necesitan un empleo. Unos llevan allí desde hace dos meses; otros, como un septuagenario de Colombia, un año cumple este mes. Los hay que le doblan el tiempo de estancia en la calle de Lola Flores, 5. Viven sin luz eléctrica, sin agua potable, sin papeles y casi sin esperanza. La mayoría son de Perú, pero los hay nacidos en el país cafetero, Venezuela, en África, españoles de toda la vida... A unos metros de la destartalada entrada al bloque, con los escalones mellados, las paredes grafiteadas y una barbacoa improvisada en uno de los bajos, están tres patrullas del GOR de la Policía Nacional del distrito. Los agentes y los okupas, además de un rastro de sangre en la planta baja del edificio y en la salida, con huellas de la víctima por doquier, son los testigos de que apenas 48 horas antes, el domingo por la tarde, el bloque 1 fue escenario de un salvaje asesinato. Blonder Walter, dominicano de 41 años pero residente en España desde los 6, lo explica gráficamente: «Son un grupo de fuera que vino a buscar problemas, viven en el bloque 3 algunos de ellos». «El problema comenzó el sábado por la noche, en realidad —media Leidy, una joven colombiana—. Estaban celebrando un cumpleaños en unos pisos de la otra parte que tienen tomados y a los que solo van los fines de semana, para montar juerga». Son los que llama «de verde», un grupo de supuestos ultras de un equipo colombiano que se enteraron de que en el bloque de nuestros interlocutores se habían metido media docena de seguidores del conjunto rival, del mismo país. Son los que la muchacha llama «los de rojo». Los violentos de la otra zona del complejo acudieron de nuevo a las seis de la tarde a buscar a sus rivales, por llamarlos de alguna manera, que se habrían juntado a ver el partido en sus teléfonos móviles. Dentro, se produjo una reyerta y vieron «cómo salía uno de los de verde echando sangre por el cuello, por la garganta, como si fuera una fuente», rememora Blonder Walter. el cazador cazado. Apodado Calero, Tenía 35 años y era colombiano. Es del Deportivo Cali. Se desplomó al intentar huir por la escalinata exterior del edificio, mientras que los atacantes huían. Al cierre de esta edición, el Grupo V de Homicidios ya tenía identificado al asesino. Es aficionado de la facción Barón Rojo del América de Cali. El pasado 5 de noviembre, un joven salvadoreño fue apaleado a manos de un grupo de jóvenes de la banda latina de los Trinitarios. Se investiga como un ajuste de cuentas por parte del capo de las okupaciones del bloque 3, el más problemático, al haberse negado la víctima a pagarle por cambiarse de piso. Habría llamado a los pandilleros para que le dieran un escarmiento. Policía Municipal y Policía Nacional arrestaron esa misma tarde a un dominicano de 23 años; un rumano de 20; un colombiano de 20; dos españoles vecinos de Madrid, de 21 y 19, y un torrejonero, también de nuestro país, de 17 años. En el bloque 1, matizan esa información: «Lo que ocurrió es que el salvadoreño okupó el piso del hombre y no se quería ir, así que llamó a su hijo, que es de los Trinitarios, que vino con sus amigos y le agredieron», explica una de las vecinas que presenció los hechos. La promoción de Lola Flores, 5, iba a ser una urbanización de lujo, con cientos de pisos tipo loft, piscina, garaje, cafetería y pista de tenis. En febrero, saltó la primera noticia en torno a esta promoción: allí fue detenido Ramón Santiago Jiménez, alias 'Ramón', uno de los cuatro violadores y asesinos de la joven getafense Sandra Palo. Le acusaban del secuestro y tortura de miembros del clan de los Gabarre.