La Sociedad Valenciana de Psicología Clínica reclama la intervención del FEPC para garantizar una atención adecuada a la población vulnerable
En situaciones de catástrofe se requiere, como es natural, de una atención urgente. Y tratar de mitigar el impacto psicológico de estas catástrofes requiere de la misma urgencia. Esto conlleva que múltiples agentes, desde profesionales (psicólogos y no psicólogos) con distintos grados de formación, hasta voluntarios, se lancen rápidamente a la intervención. Sin embargo, este impulso inicial puede dar lugar a una confusión de roles o a un funcionamiento que priorice la rapidez sobre la utilidad, fundamentación o idoneidad de las acciones realizadas. Desde la Sociedad Valenciana de Psicología Clínica (SVPC-AVAPIR), destacan la figura del Facultativo Especialista en Psicología Clínica (FEPC), cuyo papel «es fundamental para diseñar y coordinar las intervenciones, garantizar su eficacia y prevenir posibles errores o iatrogenia que puedan agravar el sufrimiento de las personas afectadas». La intervención de estos facultativos se despliega en varios niveles de creciente complejidad, cada uno con objetivos específicos que permiten atender las necesidades inmediatas y a largo plazo de los afectados. A medida que crece el nivel de especialización de la intervención, más relevante resulta que la atención sea dispensada directamente por el FEPC . En los primeros niveles, como la acción sociocomunitaria o los conocidos como «primeros auxilios psicológicos», los agentes intervinientes son muy diversos, incluyendo personal sanitario, trabajadores sociales y voluntarios con formación básica en intervención psicológica. Sin embargo, en cuanto a atención psicológica se refiere, resulta fundamental que estos planes de acción estén supervisados por un FEPC y que éste asuma un papel central en la coordinación de los equipos en cualquiera de los niveles de acción, de los cuales ofrecemos un breve resumen a continuación: Las acciones sociocomunitarias se centran, entre otras tareas, en trabajar con las comunidades afectadas para ofrecer información, restaurar redes de apoyo social y reforzar el sentido de cohesión . En este nivel, el FEPC supervisa y asesora a los agentes involucrados en campañas de psicoeducación, asegurando que la información transmitida sea adecuada y basada en evidencia científica. Además, se coordina con autoridades locales y organizaciones humanitarias para garantizar que los servicios psicológicos sean accesibles y culturalmente pertinentes. Los primeros auxilios psicológicos son intervenciones breves e inmediatas dirigidas a estabilizar emocionalmente a las personas afectadas. Este nivel de actuación puede ser llevado a cabo por diversos agentes, siempre que hayan recibido formación básica. Sin embargo, el FEPC desempeña un rol crucial en supervisar la correcta implementación de estas intervenciones, garantizar la detección de factores de riesgo y coordinar derivaciones a niveles superiores de atención cuando sea necesario. Conviene aclarar que, en este nivel de intervención, existe un riesgo alto de iatrogenia (por ejemplo, intervenir sobre personas que no lo requieren, o utilizar técnicas avanzadas de psicoterapia que no son propias de una intervención en primera instancia), por lo que se hace imprescindible que exista una adecuada supervisión y que los agentes intervinientes tengan claros los principios básicos de actuación. La intervención en crisis aborda reacciones agudas al trauma, como reacciones disociativas, crisis de pánico, desbordamiento emocional o desesperanza intensa, así como el agravamiento de psicopatología previa. Es posible que se requiera intervenir en contexto de ideación o tentativa autolítica, tanto en momentos agudos de desbordamiento emocional, como posteriormente dentro de un marco de psicoterapia especializada . En este nivel, la participación directa del FEPC se vuelve más frecuente, ya que se requiere una mayor especialización para emplear técnicas más avanzadas de intervención psicológica, asegurando su ajuste a la persona que recibe la atención. Su papel también incluye capacitar y guiar a otros profesionales en intervenciones específicas, siempre que éstas se adecuen a su nivel de formación, garantizando que se realicen de manera segura y eficaz. Conforme se estabiliza el impacto inicial de la catástrofe, el FEPC asume un papel central en el cribado y diagnóstico de posibles psicopatologías derivadas del trauma, como pueden ser el trastorno de estrés postraumático (TEPT), cuadros depresivos, trastornos de ansiedad, entre otros. Este nivel requiere una formación clínica avanzada, por lo que la intervención directa del especialista en el diagnóstico es imprescindible y está regulada por la Ley 44/2003, de 12 de noviembre, de Ordenación de Profesionales Sanitarios; y el Real Decreto 183/2008, de 8 de febrero, y la Orden SAS/1620/2009, de 2 de junio sobre la Especialidad de Psicología Clínica dentro del marco de la Formación Sanitaria Especializada. Valiéndose de la entrevista clínica y de herramientas de evaluación estandarizadas, el FEPC identifica a las personas que requieren atención especializada y prioriza su atención según la gravedad de los síntomas, asegurando planes de tratamiento basados en la evidencia. En los casos en que se detecta la consolidación de psicopatología, o el agravamiento de trastornos coocurrentes, resulta igualmente fundamental que la intervención psicoterapéutica sea realizada por un FEPC, debido a la complejidad y especialización que estos abordajes requieren, tal y como regula la legislación anteriormente citada. El tratamiento exige la debida formación en evaluación e intervención psicoterapéutica, así como experiencia en manejo clínico y coordinación con otros recursos sanitarios, con el objetivo de abordar los síntomas persistentes y facilitar la recuperación funcional , adaptando las intervenciones a las características de la persona atendida. Con todo lo expuesto anteriormente, queda claro que el rol del Facultativo Especialista en Psicología Clínica en contextos de catástrofe es amplio y dinámico, y abarca desde la supervisión y coordinación en los primeros niveles de intervención hasta la atención directa en los niveles más especializados. Está demostrado que la combinación de coordinación interdisciplinar y atención directa especializada garantiza una respuesta integral y adaptada a las necesidades específicas de las personas y comunidades vulnerables. Por ello, desde la Sociedad Valenciana de Psicología Clínica (SVPC-AVAPIR), insisten en que «la participación del FEPC asegura el cumplimiento de estándares de calidad en la intervención que repercutirán en beneficio de la población». Y reclaman que «su acción debe ser facilitada y promovida por las autoridades competentes, previniendo y persiguiendo el intrusismo profesional».