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La Eurocámara da luz verde a la nueva Comisión Europea con el 'no' del PP de Feijóo por la vicepresidencia de Ribera

El nuevo gobierno de Ursula von der Leyen obtiene 370 votos a favor y 282 en contra. Los conservadores españoles se han desmarcado de su familia europea por el rechazo a la vicepresidenta española, contra la que han iniciado una guerra de desgaste

Von der Leyen 2.0: una Comisión Europea más derechizada y con Teresa Ribera como pieza clave

El Parlamento Europeo ha dado luz verde definitiva a la nueva Comisión Europea de Ursula von der Leyen, aunque el margen ha sido estrecho: 370 votos a favor, 282 en contra y 36 abstenciones. La aprobación requería mayoría simple, es decir, más síes que noes. El nuevo gabinete se caracteriza por una derechización respecto al anterior, fruto del aumento de gobiernos conservadores en el continente y de la decisión del Partido Popular Europeo –finalmente avalada por socialistas y liberales– de aupar a la vicepresidencia a la extrema derecha con la designación del candidato de Giorgia Meloni. Esa fue la moneda de cambio para garantizar el puesto a Teresa Ribera, que será la pieza clave de los socialistas en el gobierno comunitario como vicepresidenta de Competencia y Transición Justa y Limpia. El PP de Alberto Núñez Feijóo ha votado en contra de la nueva Comisión Europea.

La nueva Comisión Europea ha salido adelante con el apoyo del PPE, socialistas y liberales, aunque el margen ha sido el más estrecho de la historia y Von der Leyen ha perdido 30 votos respecto a su reelección en julio. Conservadores y socialistas han sufrido algunas deserciones en buena medida por conflictos de algunas delegaciones motivados por la política nacional. El PP de Alberto Núñez Feijóo ha jugado, no obstante, al despiste hasta el último momento. “Nos mantenemos firmes diciendo ‘sí’ a la Comisión y no a Teresa Ribera por principios, lealtad y justicia”, ha dicho en el debate Dolors Montserrat. Los conservadores españoles lanzaron una guerra de desgaste contra la socialista española y lograron retrasar una semana la designación de los nuevos comisarios, pero no tumbarla, que era el objetivo único (e inalcanzable).

Tras la votación, Ribera ha criticado al PP de Feijóo, al que ha acusado de “aislamiento”: “Se quedan solos con los grupos de la ultraderecha en el Parlamento Europeo”. Además, ha lamentado que no haya respetado a las personas del conjunto de la UE, de España y de Valencia, por la campaña lanzada contra su candidatura bajo la premisa de la gestión de la DANA, que correspondía a la Generalitat de Carlos Mazón, y ha asegurado que ha recibido muestras de “cariño” de sus futuros colegas del Colegio de Comisarios y de los grupos por la campaña orquestada contra ella.

Fugas en los socialistas, división en Los Verdes y 'sí' de Meloni

No obstante, también en las filas socialdemócratas ha habido fugas por la división que ha supuesto la aceptación final de Raffaele Fitto como vicepresidente. 25 eurodiputados socialistas (fundamentalmente franceses, belgas y alemanes) han votado en contra y 18 se han abstenido. Los liberales son los que más han seguido la disciplina de voto, aunque seis se han abstenido.

Los Verdes/ALE, que apoyaron mayoritariamente a Von der Leyen en su reelección en julio, se han partido prácticamente por la mitad en la votación del gobierno comunitario fundamentalmente por incorporar a la extrema derecha en la vicepresidencia. Los eurodiputados Jaume Asens (comunes), Ana Miranda (BNG), Vicent Marzà (Compromís) y Diana Riba (ERC) han votado en contra. También el grupo de La Izquierda (del que forman parte Sumar y Podemos) se han opuesto.

El grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR) se ha dividido dado que los Fratelli d'Italia han apoyado al gobierno comunitario del que forma parte como vicepresidente Fitto mientras que el resto de delegaciones se han opuesto. Las otras dos fuerzas de la ultraderecha (Patriotas por Europa, del que forma parte Vox, y Soberanistas por Europa) han votado en contra.

A pesar de su flirteo con las fuerzas ultras, a las que ha levantado el cordón sanitario en varias negociaciones, el líder del PPE, Manfred Weber, ha asegurado que fuerzas como Alternativa por Alemania o el Fidesz de Viktor Orbán son “enemigos políticos” para su partido. “No les permitiré que destruyan la Europa que amo”, ha dicho, entre rumores del hemiciclo, tras haber llegado a acuerdos con esos partidos.

“Las fuerzas europeístas que hemos construido la UE desde su fundación hemos sellado un acuerdo y los acuerdos se cumplen. No aceptaremos un doble juego. No se puede construir Europa con quienes quieren destruirla”, les ha advertido a Weber y Von der Leyen la jefa de los socialdemócratas, Iratxe García, que también ha aprovechado para hacer una crítica velada al PP por haber tratado de dinamitar las negociaciones: “Hay quienes han socavado el prestigio de la institución y han expuesto a la UE a una crisis de gobernabilidad”.

'No' a la normalización de la extrema derecha

“No podemos dar apoyo a lo que a todas luces es la normalización de la extrema derecha. Sabemos que en su Comisión hay personas incómodas con esta decisión. A ellos les decimos que haremos una oposición constructiva”, ha expresado la eurodiputada republicana Riba (Los Verdes/ALE). “La Comisión Europea es una herida posiblemente mortal al proyecto europeo”, ha alertado Irene Montero (Podemos): “Convierte a la extrema derecha de Meloni y Orbán en socios estables, no sólo de la derecha, también de la socialdemocracia. Los socialistas hoy votan a favor de la extrema derecha y gobernarán juntos Europa”. En la misma línea se ha pronunciado Estrella Galán (Sumar) al asegurar que es una Comisión que “abraza a la extrema derecha y le otorga una vicepresidencia”. “¿Tanto les deben?”, ha preguntado: “No vamos a ser cómplices de una Comisión que está blanqueando a los herederos del fascismo”.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expuesto las prioridades de su nuevo gobierno y las ha trufado con la presentación de cada uno de sus miembros. La gran prioridad de la nueva Comisión Europea será impulsar la competitividad en un mundo cada vez más complejo y en el que la UE se está quedando atrás frente a Estados Unidos y China. Por eso la primera gran iniciativa que impulsará será una 'Brújula de Competitividad“ que se basará en los ejes del informe elaborado por el expresidente del BCE Mario Draghi, que cifró en 800.000 millones de euros anuales las necesidades de inversión para que el continente salga de su ”lenta agonía“.

Los objetivos de esa estrategia serán “cerrar la brecha de la innovación con Estados Unidos y China”. Aunque ha apostado por la inversión pública desde Bruselas, ha defendido la necesidad de impulsar la privada, que está muy por detrás en el continente (un 1,3% del PIB) respecto a sus competidores (un 1,9% en el caso de China y un 2,4% en el de Estados Unidos).

“El segundo es un plan conjunto de descarbonización y competitividad”, ha enumerado Von der Leyen, que ha puesto deberes a su equipo para que en los primeros 100 días de mandato tengan listo un Acuerdo Industrial Limpio. Y el peso recaerá en la socialista española, según ha explicado Von der Leyen: “Tendremos a Teresa Ribera, nuestra vicepresidenta ejecutiva primera para la Transición Competitiva, Justa y Limpia. Está preparada para asegurar que tenemos una política de competencia moderna para apoyar nuestras ambiciones. Ella es una verdadera y devota europea”. A esas palabras les ha seguido uno de los aplausos más largos de la intervención, pero ha terminado en los liberales: ni el Partido Popular Europeo ni las fuerzas de la extrema derecha han aplaudido.

El discurso de la alemana ha sido sustancialmente distinto al de hace cinco años fundamentalmente por la compleja situación geopolítica. “La guerra, los conflictos y el sufrimiento humano no cesan en nuestros países vecinos, desde Ucrania hasta Oriente Próximo y partes de África”, ha dicho Von der Leyen, que sólo ha citado el conflicto en Oriente Medio en esa ocasión mientras que ha centrado buena parte de su discurso en la seguridad fundamentalmente por la guerra de Ucrania, un país que ha reiterado acabará formando parte de la UE.

Y ese es el tercer pilar de la brújula: “aumentar la seguridad y reducir las dependencias”. “Rusia gasta hasta el 9% de su PIB en defensa. Europa gasta una media del 1,9%. Algo falla en esta ecuación. Nuestro gasto en defensa debe aumentar”, que ha abogado por crear un “mercado único de defensa”. También en los primeros 100 días de mandato se ha comprometido a presentar un Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea.

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