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¿Y si el dólar se abarata… por Trump?

Hasta hace muy pocos días, se podía afirmar que la trayectoria futura del tipo de cambio del peso frente al dólar era completamente incierta y que lo único seguro es que íbamos a tener una volatilidad persistente por varios… o incluso muchos meses.

Ahora ya no estoy tan seguro de esa afirmación.

Creo que se está configurando un escenario en el que pudiera presentarse una situación de mayor estabilidad que la que hemos tenido a partir del 3 de junio.

¿Cuáles son las razones?

El tipo de cambio que tenemos en este momento, de 20.43 pesos por dólar (en la tarde del jueves), implica una depreciación de 20 por ciento respecto al nivel de 17 pesos que teníamos antes de las elecciones federales.

Este incremento refleja la incertidumbre que resultó de la propuesta de reforma judicial y de los cambios en los llamados órganos autónomos, que se hicieron viables tras el resultado electoral del 2 de junio.

El lunes pasado, cuando tras las declaraciones de Trump, el dólar se fue a 20.70 pesos, vimos un primer impacto derivado de una nueva incertidumbre surgida por el riesgo de la imposición de un arancel del 25 por ciento a las exportaciones mexicanas.

Si ese temor se hubiera mantenido vivo, habría riesgo de que la presión alcista incluso se hubiera acentuado.

Pero, resulta que ayer por la tarde la moneda norteamericana cotizaba en los 20.43 pesos referidos.

Lo que observamos tras la llamada de la presidenta Sheinbaum con Trump, es que es factible que, con ajustes en políticas migratorias y las que ya se están dando en materia de seguridad, se logre desactivar el riesgo de que en el corto plazo se imponga un arancel generalizado a los productos mexicanos.

Nada es seguro, pero la probabilidad de que ese arancel se imponga el 20 de enero próximo, ha bajado.

En el mercado financiero también se entiende y no sorprende que Trump vaya a interpretar lo anunciado por México a su gusto, como la aceptación de sus condiciones, y así lo vaya a presumir con sus bases en Estados Unidos.

Pero no se asume que ese haya sido el compromiso de México.

Tampoco se puede descartar la aplicación de aranceles en un futuro. La disposición de Trump al diálogo no implica que se haya eliminado ese riesgo.

Sin embargo, de no ocurrir en el corto plazo alguna sorpresa, quizás lleguemos al 20 de enero con un tipo de cambio muy parecido al actual o incluso por abajo.

Y si en la inauguración del gobierno de Trump no se anunciaran medidas que eventualmente afecten a la economía mexicana de modo directo, quizás la cotización de la moneda norteamericana pudiera bajar más aún en los primeros meses del 2025.

Hasta ahora, en la mayoría de los análisis se ha considerado que el impacto que puede tener el gobierno de Trump en el desempeño de la economía mexicana será negativo.

Pero, ¿y si en el corto plazo resultara que el ascenso de Trump trajera consigo un mayor crecimiento del PIB y del ingreso personal en EU?

Este es un escenario que están empezando a considerar algunas empresas de análisis e intermediarios financieros en Estados Unidos.

Para México, el hecho sería relevante, pues seguramente tendríamos un mayor crecimiento de las exportaciones de manufacturas de lo que hasta ahora la mayoría ha considerado.

Así como no debe descartarse un escenario en el que Trump cumple sus amenazas y nos pega con aranceles, generando una recesión en Norteamérica, tampoco hay que descartar la posibilidad de que el futuro inmediato sea mejor de lo previsto, precisamente por la llegada de Trump.

Veremos.

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