DANA: el fango infinito
Cuando uno puso un pie allí horas después de la riada , Paiporta era un tanatorio a cielo abierto. Entonces, el horizonte era poder entregar comida , rescatar a los atrapados, levantar los cadáveres y buscar a los desaparecidos. Creíamos que la tarea llevaría unas horas y tardó días. Al día siguiente, parecía que se arreglarían las cosas al retirar las montañas de coches , despejar las calles y restablecer un mínimo orden social. Se tardarían semanas. El jueves siguiente, el desafío era sacar de las casas la papilla que formaban las pertenecías de sus moradores, tapiar las puertas de los vivos y de los muertos. Costaría un mes. Después, uno caía en la cuenta de que en los edificios... Ver Más