El 'castigo divino' contra los ejércitos musulmanes derrotados en Covadonga: «¡Dios los sepultó!»
La cuentan las 'Crónicas Asturianas': tras la contienda en Covadonga –fuera escaramuza, fuera batalla gigantesca– los musulmanes, derrotados, «subieron a la cima del monte Auseva, y por el lugar de Amuesa bajaron a la Liébana». Aquello supuso el inicio de una retirada a la carrera para escapar de don Pelayo y sus hombres. No les fue bien, pues, «cuando marchaban por lo alto del monte que está sobre la ribera de un río que se llama Deva, junto a la villa que llaman Cosgaya, ocurrió por sentencia de Dios que ese monte, revolviéndose desde sus fundamentos», lanzó al río a los supervivientes y «los sepultó» hasta la muerte. «¡No juzguéis esto vano o fabuloso; antes recordad bien que fue el mismo que el que abrió las olas del Mar Rojo al paso de los hijos de Israel!», añadía el texto. Es probable que las crónicas exageraran las cifras de los derrotados. En palabras de Alfonso III, los ejércitos árabes sumaban 124.000 efectivos; y, de ellos, 63.000 iniciaron una retirada masiva hacia el sur. Lo que sí parece mucho más verosímil es el trayecto que recorrió este colosal ejército en su vano intento por regresar a territorio seguro. Un camino de casi 70 kilómetros que transcurre entre Covadonga y Cosgaya a través de los Picos de Europa y que, todavía hoy, es conocido como la 'Ruta de la Reconquista'. El periodista y escritor Juan Antonio Cabezas reclamó desde una doble página de ABC el alumbramiento de esta 'Ruta de la Reconquista' en el año 1961. Un itinerario que, en sus propias palabras, tuvieron que poner en valor los turistas extranjeros para que «los naturales de la región cayesen en la cuenta de que vivían en un paraíso rodeado de un tesoro que no habían descubierto hasta entonces». Cabezas calificó Asturias de «la verdadera Suiza cantábrica»; una región en la que «cada montaña de caliza escultórica es como una vértebra colosal del gran espinazo geológico de los Picos de Europa». Clamó también por el valor de las «catedrales góticas del Paleolítico elaboradas en nieve y piedra», símbolos de nuestro pasado castizo. Y eso, por no hablar de ríos como el Sella o el Cares. «Ahora, seis ayuntamientos principales y otros menores trabajan con entusiasmo y decisión, dispuestos a organizar esta ruta turística internacional, cuyos itinerarios por los montes legendarios en que se inició la Reconquista van desde la costa del Cantábrico, hasta los altos puertos». La ruta sigue activa hoy. Trascurre, como bien vaticinó Cabezas, por el histórico camino que las tropas musulmanas siguieron tras su derrota en Covadonga. Región desde la que emana, cual río desbocado, un trayecto que pasa por los Picos de Europa y atraviesa enclaves tan determinantes como Sotres y Poncebos. En la actualidad consta de tres etapas. El periodista, por su parte, dividió las «atracciones» en dos: las que son obra de la naturaleza –hoces, desfiladeros, cumbres de calizas escultóricas, cuevas y gargantas con siglos a sus espaldas– y las «monumentales» o fabricadas por la mano humana –iglesias, oratorios, dólmenes, capillas o campamentos–. La lista de ambas es inmensa. Como no podía ser de otra forma, Cabezas dedicó sus primeras líneas a Covadonga. El enclave desde el que don Pelayo inició la Reconquista. Este noble tomó el poder a finales del año 718 cuando, cansado de los fuertes tributos a los musulmanes, convenció a sus compatriotas para levantarse en armas. «Les debió animar a no pagar con un argumento tan simple y poderoso como el de que, si los musulmanes querían dinero, que fueran a buscarlo allí, a la montaña», determina el historiador Domingo Domené en 'Año 711'. Según la mística, reunió a 300 valientes y les instó a resistir al enemigo. Aunque antes recibió la visita de un obispo llamado Don Oppas, que le llamó a rendirse. –Juzgo que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos , y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas. ¿Podrás tú defenderte en la cima de este monte? –¿No leíste en las Sagradas Escrituras que la iglesia del Señor llegará a ser como el grano de la mostaza y de nuevo crecerá por la misericordia de Dios? Existen dos versiones sobre lo ocurrido. La primera, cristiana, afirma que don Pelayo venció a un gigantesco contingente de 188.000 combatientes tras hacerse fuerte en las faldas del monte Auseva. Así lo dejaron recogido los escribas de Alfonso III. Las crónicas musulmanas, por su parte, definieron el episodio como una escaramuza en la que su ejército no dejó de atacar durante horas a los cristianos hasta que no quedaron más que «treinta asnos salvajes» que no podían hacerles daño alguno. Por ello, decidieron retirarse. Nos valgamos de una u otra tesis, lo que es innegable es que hubo una victoria contra las tropas del comandante Al Qama que fomentó un sentimiento de resistencia. El periodista recordó también en su artículo otro de los emplazamientos más destacados de la 'Ruta de la Reconquista': Cangas de Onís. Ubicado en la comarca Oriente de la región, este pueblo se convirtió en la primera capital del Reino de Asturias por ser sus campos los que acogieron la batalla de Covandoga. Aunque ya había entrado en los libros de historia mucho antes. «Se trata del solar sagrado más antiguo de la región, en el que se identifican siete edificaciones superpuestas en el suelo y en el tiempo», explicaba el reportero. Entre ellas se destacaba el «dolmen o templo celtibérico». Este monumento tenía historia mucho antes de Covadonga. Próximo a las cuevas del 'Buxu', famosas por sus pinturas en el Paleolítico, fue destruido por los legionarios de Octavio Augusto en el siglo I a. C. cuando este se propuso reforumular el territorio tras la conquista romana. «Augusto llevó a la práctica una importante reorganización del Imperio que afectó a Hispania con una nueva división. Las provincias de más reciente conquista y aún no pacificadas por completo quedaron bajo el control del emperador contando con la presencia de las legiones», explica Trevor Cairns en 'Los romanos y su imperio'. Sobre los restos de aquel símbolo, el emperador romano erigió un templo. Mucho después, en el siglo V, se construyó sobre aquella iglesia el primer oratorio cristiano. El mismo sobre el que uno de los personajes más desconocido de nuestra historia, el rey Favila , erigió el primer templo en conmemoración de la batalla de Covadonga. Este desconocido monarca fue hijo de don Pelayo y, según la mística, reinó poco tiempo antes de morir por culpa del ataque de un oso. Como curiosidad, todavía se recuerda el lugar en el que el animal regicida desapareció. «Con doctórica seguridad afirman los aldeanos de la comarca […] que perseguido muy de cerca desapareció, cayendo en una cueva que cuidaron de tapiar para que el animal muriera sitiado por el hambre», explicaban las crónicas de la época. Las versiones, como cabe esperar, fueron muchas. Según el periodista de ABC, de aquello solo queda un templo que fue levantado y destruido hasta en dos ocasiones: «La actual es una ermita de clásica arquitectura asturiana, obra de don Luis Menéndez Pidal , con la original idea de conservar en el suelo de la capilla un sótano iluminado, en que puede contemplarse la piedra del primitivo dolmen, con sus toscas ornamentaciones rupestres». Tampoco se olvidó el reportero de un gran puente romano erigido en la región, más conocido en la actualidad como el 'puentón' y levantado sobre las aguas del río Sella. Ambas construcciones pueden disfrutarse hoy. Aunque estos enclaves vertebran la ruta, hoy son otros tantos los que se encuadran en el camino. Entre ellos destaca el pueblo de Sotres, el más alto de Asturias. A este le siguen otros como Bulnes. Autores como el popular historiador Sánchez de Albornoz hicieron mención a que los 'moros', como se les denominaba en los escritos, pasaron por sus calles mientras huían de don Pelayo. Pero ese solo es el comienzo, pues también atravesaron el canal de Culiembru, el canal de Piedrabellida, Amuesa, Pandébano y Áliva. Una ingente cantidad de lugares que se pueden visitar y que son historia viva de España.