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La superficie de ajo de la provincia de Córdoba no aumenta pese a las últimas lluvias

Abc.es 
Durante el otoño, los agricultores dedicados al cultivo del ajo realizan la siembra de esta hortaliza que posteriormente se recolecta en primavera. En esta ocasión la situación de la planta es sensiblemente mejor a la de hace un año gracias a las cuantiosas lluvias registradas en marzo y a lo largo de octubre y noviembre. Las plantaciones presentan un estado más positivo, pero la mayor pluviometría no ha supuesto una mayor superficie sembrada con este producto, según el sector. La Delegación Territorial de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía en Córdoba es la que realiza un análisis que ve la botella medio llena al señalar que «las precipitaciones de primavera y de este otoño han aumentado las expectativas de disponer de agua para regar, por lo que se han sembrado más hectáreas que en las dos campañas anteriores, que fueron excepcionalmente cortas». Hay que recordar el destacado peso de este producto en algunos municipios del Sur de la provincia, sobre todo por el volumen de empleo que se genera en esta zona. Datos oficiales de la Administración autonómica revelan que estas explotaciones se centran en las localidades de Santaella, Córdoba capital y Hornachuelos, mientras que se contabilizan casi dos decenas de industrias, de las que alrededor de la mitad tiene su sede social en el término municipal de Montalbán . El presidente de la Sectorial del Ajo de Asaja en Córdoba , Miguel del Pino, recordó que el área sembrada este año menguó en más de un 50 por ciento respecto a la temporada anterior, que ya experimentó una bajada sensible. Esto supone, según este dirigente agrario, que la superficie total se quedó muy por debajo del millar de hectáreas, una cifra que contrasta con las 2.000 que se han venido registrando en las últimas temporadas y que se encuentra muy lejos de las 9.000 hectáreas que se alcanzaron en las décadas de los 80 y de los 90 del pasado siglo. La producción también se vio afectada, aunque en menor medida. Este dirigente agrario informó de que la siembra del ajo blanco ya ha concluido, mientras que la del morado está dando sus primeros pasos. Según afirmó, en la campaña pasada fue menor el área cultivada por la falta de seguridad que tenían los productores, casi la totalidad con explotaciones de riego , de contar con agua suficiente como para que el cultivo echase para adelante. Este año la situación la situación es distinta por la mayor cantidad de lluvias registradas tanto en primavera como en otoño. «Sin embargo, esto no supondrá un incremento del área cultivada debido a que los agricultores no han tenido certeza de tener agua cuando se empezó a preparar el terreno en septiembre, ya que las precipitaciones llegaron a partir de octubre», al mismo tiempo que el embalse de Iznájar , de referencia para la comunidad del Genil-Cabra, que es donde se concentran la mayoría de las fincas ajeras , no ha mejorado sus niveles de llenado de forma importante al encontrarse actualmente al 20 por ciento frente al 16 que se colocaba hace 12 meses. «Hay que tener en cuenta la fuerte inversión que requiere este cultivo, que puede rondar entre los 12.000 y los 13.000 euros, por lo que se puede perder mucho dinero si el productor no tiene la certeza de contar con agua suficiente, por lo que la superficie cultivada esta vez es muy similar a la del año pasado o, apenas, un 10 por ciento más», según explicó el también vicepresidente de la Mesa Nacional del Ajo . El representante de Asaja indicó que algunos almacenes y agricultores, ante la inseguridad hídrica, plantan ajos en otras partes de España, como Castilla La Mancha o el norte de la provincia de Málaga, unas zonas donde hay pozos subterráneos. «Incluso hay algún caso que siembra en Valladolid», agregó. Esto también traerá consecuencias también para el empleo en primavera, ya que, a su juicio, se crearán más puestos de trabajo en la industria que en el campo. Del Pino apuntó que el estado del cultivo es bueno a día de hoy gracias a las últimas precipitaciones. El escenario ideal de cara a que la cosecha sea mayor cuando se recoja a partir de mayo es que siga lloviendo en los próximos meses, sobre todo en abril, semanas antes de que empiece la recolección para que la planta termine de desarrollarse adecuadamente. «El año pasado contamos con un riego extraordinario en ese mes, algo con lo que esperamos contar también en esta ocasión», aseveró el dirigente agrario cordobés. Destaca también lo ocurrido este año con los precios . Según los datos del Observatorio de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, los valores por kilo rondaron los 3 euros el pasado verano, una cifra que nunca se había alcanzado desde que empezaron a publicarse estadísticas al respecto en 2002. El gerente de La Abuela Carmen, Manuel Vaquero, aseguró que «son precios excepcionales para el agricultor que ojalá se mantengan el próximo año».

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