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Los experimentos con animales en España repuntan de nuevo por unas pruebas masivas con lubinas

Abc.es 
El uso de animales en experimentación y otros fines científicos en España repuntó ligeramente en 2023 respecto al año anterior debido, principalmente, a unas investigaciones llevadas a cabo con lubinas. Estos estudios de acuicultura con objetivos comerciales registraron más de 300.000 usos de larvas, que, aunque sean microscópicas, en las estadísticas cuentan igual que un macaco o un ratón. Al parecer, los estudios, apenas invasivos, tenían como objetivo conocer la nutrición de la especie en cautividad. Esto ha provocado que los peces sean animales casi tan utilizados como los roedores, tradicionalmente estrellas de los laboratorios. La presencia de ratones, perros y macacos ha disminuido. Según el último informe sobre animales para experimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2023 los laboratorios llevaron a cabo un total de 1.144.214 usos de animales (desde 2009 el informe recoge el número de usos en vez del de ejemplares, ya que estos se pueden reutilizar más de una vez) frente al 1.123.245 de 2022. «El aparente repunte en los usos de animales puede sorprender, pero se debe a la incorporación de proyectos de experimentación que involucran larvas de peces con alimentación autónoma, lo que implica que cuentan igual que cualquier otro ejemplar», explica el biólogo Lluis Montoliu, uno de los coordinadores de la Comisión para el Estudio sobre el Uso de Animales en Investigación Científica de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE). «Si retiramos los peces -la mayoría lubinas y salmones-, la utilización de animales (en 2023) descendió un 8% desde 2022». En 2022, las larvas de peces se emplearon 526.000 veces, lo que ese año disparó el uso de animales con fines científicos un 70% respecto al anterior. La especie más solicitada el pasado año continúa siendo el ratón (439.229 usos, aunque 30.000 menos que el año anterior, con la finalidad de mantener colonias establecidas de animales genéticamente alterados), seguida de la lubina (337.536). A gran distancia en número les siguen las aves de corral y otros peces. Los únicos roedores que han visto aumentado su uso son los hámsteres chinos (no utilizados con anterioridad) y otros como el ratón de campo, que han aumentado notablemente (de 94 a 695 usos) por estudios de protección del medioambiente. El número de usos de conejos (15.669) se ha reducido de forma importante y ha aumentado el de cerdos (12.390), al ser un gran modelo animal para investigación médica. El de perros (1.491) ha disminuido y de los macacos cangrejeros, único primate utilizado en España en 2023, se ha reducido a menos de la mitad (295), debido a un problema sanitario puntual en uno de los centros con mayor actividad investigadora, que conllevó una paralización temporal de la investigación con primates. Curiosamente, sí han aumentado los usos de cefalópodos (más de 6.000), ligados a las investigaciones que se están desarrollando para su cría en acuicultura. La mayoría de los animales participó en investigación traslacional y aplicada (659.290 usos) y en investigación básica (315.671). Roedores y perros beagles son de uso obligatorio para desarrollar terapias génicas para, por ejemplo, enfermedades raras y metabólicas, mientras que los macacos son fundamentales en los estudios de candidatos a vacunas. En cuanto al sufrimiento que pudieron sentir los animales de experimentación, en el 92% de los casos, la intervención tuvo efectos leves o moderados; en el 6% fueron severos y en el resto, un 2%, el animal falleció. Además, la mayoría de los ejemplares, un 77%, no fueron modificados genéticamente. Entre los que sí lo estaban, apenas el 4% sufrieron una patología reseñable, al ser modelos para algunas enfermedades humanas. Según la investigadora Amanda Sierra, una de las coordinadoras de Comisión COSCE para el estudio, la investigación con animales sigue siendo necesaria. «Es reglamentaria antes de ensayos clínicos en humanos, como vimos en las vacunas para la Covid-19. En Europa se ha aprobado un nuevo fármaco para el alzhéimer y ha sido posible gracias a muchos años de investigación animal. Pero también es importante en investigación básica. Mi equipo intenta entender cómo funciona el cerebro, y para ello es indispensable», dice. A su juicio, «hacen falta modelos alternativos para reemplazar la investigación animal, como minicerebros humanos que podemos cultivar en placas para estudiar el párkinson, la esclerosis múltiple o el alzhéimer». Este lunes también se ha dado a conocer el séptimo Informe Anual del Acuerdo COSCE de Transparencia , elaborado por la European Animal Research Association (EARA) y en el que se recogen los avances alcanzados en 2023 sobre la transparencia en el uso de animales para experimentación científica en España. El acuerdo, lanzado por la COSCE en 2016 , busca mejorar la comprensión pública sobre el uso de animales en investigación y fomentar la transparencia. Con 168 instituciones adheridas, es el de mayor participación a nivel mundial. El informe revela que todas las instituciones publican una declaración accesible en sus páginas web sobre el uso de animales en investigación, y que el 67% participa en actividades de divulgación científica, como visitas guiadas y eventos educativos, frente al 54% del año anterior. «Seguimos siendo un ejemplo importante para muchos países», dice Montoliu, quien subraya que se trata de una firma voluntaria «que da credibilidad frente al resto de la sociedad».

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