Apalea y acuchilla a su exmujer al salir libre del juicio por maltrato: «Le pego porque me da la gana»
Apuñalada, apaleada y acuchillada. Y, que se sepa, por partida triple. Así es como ha terminado una mujer de 30 años después de que saliera de un juicio por malos tratos su expareja , apenas unas horas después de su penúltima agresion. El tipo había quedado en libertad, no ha trascendido por qué, pese a haberse saltado en dos ocasiones como mínimo la orden de alejamiento que tenía interpuesta desde la pasada primavera. Según ha podido saber ABC, este último suceso ocurrió sobre las nueve de la noche del 10 de noviembre, en el entorno de la estación de Renfe Cercanías de Vicálvaro. Un viandante de 34 años y origen extranjero que pasaba por las inmediaciones de uno de los túneles de la zona observó cómo un sujeto propinaba una enorme paliza a una joven de 30, de origen latinoamericano, explican fuentes policiales. El hombre intentó auxiliarla, pero vio que el sospechoso se encontraba en tal estado de agresividad, que pensó que lo mejor era llamar directamente a los Cuerpos de Seguridad. Cuando llegaron los agentes de la Policía Municipal de la Comisaría Integral del Distrito de Vicálvaro, supieron de mano del testigo que la pareja estuvo primero discutiendo: «Luego, la tiró al suelo, le dio puñetazos y la cogió por la cabeza y comenzó a estampársela repetidamente contra el suelo. Los funcionarios, en un principio, no localizaban al agresor. Se había escondido en el túnel, pero pronto dieron con él. Agazapado y lleno de sangre, se explicó así: «Soy carnicero, por eso estoy manchado de sangre y a mi pareja le pego porque me da la gana». Quedó detenido inmediatamente. Tiene 33 años y es de origen ecuatoriano. Pendía sobre él una orden de alejamiento de la mujer con fecha del pasado 21 de mayo. El Samur-Protección Civil acudió al lugar y trasladó a la mujer al hospital. Presentaba, además de los signos evidentes de la enorme paliza, otros de haber sido apuñalada con un arma blanca, una barra de hierro o un palo, aunque el arma no fue hallada, detallan las fuentes consultadas. También la arrastró por el suelo, insisten los investigadores. Los intervinientes supieron entonces, según explicó la propia víctima, que el apresado había sido sometido a un juicio por violencia de género horas antes. Concretamente, el 9 de noviembre, había apuñalado en las piernas, en el pecho y en la zona lumbrar, de madrugada, a la misma mujer, borracho perdido. El ecuatoriano fue arrestado por tentativa de homicidio, malos tratos y quebrantamiento de la orden de alejamiento sobre la víctima, que estaba en vigor y que incumplía frecuentemente. Ambos eran toxicómanos y solían dormir en la calle, indican fuentes policiales. Se colige que, tras lo sucedido en la estación, deben de ser al menos tres los ataques sufridos por la joven. Fue detenido y a juicio, pero al quedar libre volvió a emborracharse durante toda la tarde y fue cuando dio con ella en el túnel y le propinó la tunda de golpes, en los que utilizó, además, un palo blanco y marrón de grandes dimensiones. La víctima está considerada ahora de alto riesgo. No es exagerado pensar que, en cuanto pueda, su expareja volverá a intentar agredirla, señalan en medios policiales. Solo una eficaz labor de la justicia podrá evitar que la mujer goce de una protección real y efectiva y que el maltratador no se salga con la suya; a diferencia de lo que ha venido sucediendo hasta ahora.