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Se intensifica la lucha contra las plagas en los municipios de la DANA: trampas y larvicidas

  1. Un protocolo para combatir una amenaza latente
  2. Roedores: un problema a largo plazo
  3. Medidas contra los mosquitos
  4. Calidad del agua y aire
Un centro de día en una zona cubierta de barro, a 28 de noviembre de 2024, en Picanya, Valencia. (Foto: Rober Solsona / Europa Press)

La respuesta ante el riesgo sanitario que dejó la DANA en Valencia no se ha hecho esperar. Desde el primer día, las empresas de sanidad ambiental han puesto en marcha un plan de choque para prevenir la proliferación de plagas.

Mosquitos y roedores, vectores potenciales de enfermedades, se han convertido en el centro de una estrategia que combina medidas preventivas, protocolos y un despliegue de recursos que incluye la eliminación de criaderos, aplicación de larvicidas, uso de trampas para ratones...

Un protocolo para combatir una amenaza latente

Las lluvias torrenciales y las inundaciones han creado el caldo de cultivo perfecto para mosquitos. Supondrían un riesgo para la salud pública el mosquito tigre (Aedes albopictus), que puede transmitir el dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla y el Culex pipiens, vector de enfermedades como el virus del Nilo Occidental. Estos peligrosos ejemplares encuentran en las áreas anegadas un entorno ideal para reproducirse.

Según los protocolos elaborados por la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) y la Sociedad Española de Salud Pública (SESA), las empresas están llevando a cabo la eliminación de criaderos, la aplicación de larvicidas en puntos clave y campañas informativas dirigidas a la ciudadanía para evitar acumulaciones de agua en sus hogares.

“Estos protocolos se desarrollaron porque, tras la DANA, las dinámicas poblacionales de ratas y mosquitos se han modificado, y esos cambios pueden poner en riesgo la salud de las personas si entran en contacto con estos animales”, explica a Confidencial Digital Jorge Galván, director general de ANECPLA.

Además, detalla que los documentos buscan unificar criterios entre las empresas del sector, garantizando que todos los esfuerzos se orienten hacia una gestión eficiente y coordinada.

Roedores: un problema a largo plazo

Aunque los efectos inmediatos de la DANA sobre las ratas son menos visibles, el problema no tardará en manifestarse. La destrucción de infraestructuras, especialmente alcantarillados, ha obligado a los roedores a acercarse a zonas habitadas, aumentando la posibilidad de contacto con humanos. “Al principio tuvimos algún caso de leptospirosis, una enfermedad que transmiten las ratas”, reconoce Galván.

El protocolo frente a roedores incluye recomendaciones para los ayuntamientos, medidas de choque en exteriores, y pautas para el cerramiento de instalaciones de riesgo y la eliminación de cadáveres. También contempla el uso de Equipos de Protección Individual (EPIs) para los trabajadores, esenciales para evitar la transmisión de enfermedades como salmonelosis o toxoplasmosis.

Medidas contra los mosquitos

El cambio climático ha añadido complejidad a la lucha contra los mosquitos. Aunque esta no es una época tradicional de proliferación, las temperaturas anómalas han extendido su ciclo reproductivo. Las empresas están trabajando con medidas específicas que abarcan desde la aplicación de larvicidas y adulticidas hasta el diagnóstico de situación y la evaluación de tratamientos.

Además, se insiste en la importancia de que la población elimine puntos de agua estancada en sus hogares, cubra depósitos y revise desagües.

“La ciudadanía juega un papel clave en este aspecto”, afirma Galván. “Hay ciertas medidas que ellos mismos pueden tomar en sus casas para minimizar los riesgos. Al mismo tiempo, las empresas se encargan de ejecutar un plan coordinado que incluya diagnóstico, tratamiento y evaluación”. 

“Es fundamental actuar antes de que los problemas se agraven. Estos protocolos no solo buscan contener las plagas, sino prevenir enfermedades asociadas a su proliferación” añade. 

Calidad del agua y aire

La actuación en los municipios afectados no se limita al control de plagas. Según Galván, “la sanidad ambiental también abarca la calidad del agua y del aire, áreas en las que también se está trabajando intensamente.” Estas iniciativas preventivas buscan evitar que los casos puntuales detectados hasta ahora escalen en problemas de mayor envergadura.

Los conductos de ventilación, que en muchos casos se han visto expuestos al agua y la humedad, se convierten en un foco de crecimiento de hongos que pueden provocar problemas respiratorios.

También es fundamental medir adecuadamente el nivel de cloro para garantizar la seguridad. Esto, según el experto, es importante para las personas que están expuestas a los efectos de la inundación, ya que podrían contraer infecciones por bacterias en caso de que entraran en contacto con agua contaminada. 

Con las empresas trabajando desde el primer día, los protocolos preventivos y las campañas de concienciación están sentando las bases para proteger la salud pública en las zonas afectadas por la DANA. 

Un hombre realiza labores de limpieza, a 28 de noviembre de 2024, en Picanya, Valencia. (Foto: Rober Solsona / Europa Press)

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