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Tijuana en el corazón

Pedro Ochoa nació en Tijuana en 1958; de diferentes maneras, su vida siempre ha estado ligada a la cultura, de la que ha sido promotor infatigable en su ciudad, una ciudad dinámica, de incesantes flujos migratorios, llena de personajes que se han vuelto legendarios, como Javier Bátiz, excepcional guitarrista, maestro de Carlos Santana; o tan entrañables como los escritores Federico Campbell, Rosina Conde, Roberto Castillo y muchos otros que han puesto a Tijuana en un lugar sobresaliente en el mapa de la cultura nacional. Entre ellos el propio Ochoa con su libro Y muy tarde comprendí (Ediciones Alternas, 2024) cuyo subtítulo es “Novelografía”, atendiendo la recomendación del académico español Javier Sánchez Zapatero, quien —escribe Ochoa— “considera más correcto el término ‘novelografía’ o ‘autonovela’ que ‘autoficción’. Novelografía, es la conjunción de dos géneros literarios, en este caso, empieza siendo una autobiografía y termina siendo una novela”.Como quiera que sea, Y muy tarde comprendí, título que proviene de la canción “Hasta que te conocí”, de Juan Gabriel, es el recuento de una vida en la frontera, es el homenaje a la familia que, por el lado materno es plenamente peninsular y por el paterno fruto de las migraciones procedentes de Sinaloa, Sonora y Jalisco. Es, pues, una historia de varias generaciones arraigadas en un territorio con frecuencia inhóspito y sin embargo irremediablemente seductor para espíritus aventureros y aun temerarios.Pedro Ochoa, quien heredó de su padre el nombre, cumple con esta novelografía el viejo deseo de indagar en su memoria y su linaje; la muerte de su madre durante la pandemia le detonó la necesidad de hacerlo, de viajar al pasado —sin nostalgia, advierte— para comprender el presente, para rescatarlo de las garras del olvido. Recuerda, por ejemplo, la admiración de su padre y su hermano mayor José Arturo por el presidente Luis Echeverría, “por su nacionalismo” y recorre los episodios de aquel tiempo en que todo parecía nuevo, incluidas las promesas de un mejor país para todos.El propio Pedro Ochoa explica lo que intentó, y logró con creces, al escribir este libro: “Intenté dar vida a mis personajes entrañables que han partido. Los abuelos amorosos, los padres esforzados, el admirado y querido hermano mayor, el perro leal, el niño feliz que fui y el adolescente confuso y solitario que aún no se va del todo. Pero también a los que siguen a mi alrededor, como mis hermanos menores, amigos y maestros”.Con textos introductorios de Ruth Vargas Leyva, quien dice: “Comprendemos el pasado por el presente. Esta es la materia de la que estamos hechos”, y de Élmer Mendoza, quien afirma que en este libro: “Cada línea es una parte del corazón que se deja en manos de los amigos, los lectores, los curiosos y los críticos que se animan”, Y muy tarde comprendí es una excelente lectura para celebrar la vida y despedir el año.AQ

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