Los kurdos de Siria tienden la mano al nuevo poder pero temen por su autonomía
Los kurdos de Siria han tendido la mano al nuevo poder instalado en Damasco, pero esta comunidad que ha sido oprimida durante largo tiempo, teme ahora perder la autonomía lograda a un alto precio en el noreste del país.
Durante décadas, bajo el reinado del clan Al Asad, los kurdos de Siria fueron víctimas de medidas discriminatorias, como por ejemplo el hecho de no poder aprender su lengua en las escuelas, además de verse marginados del poder.
En un gesto de apertura hacia el grupo islamista Hayat Tahrir al Sham, que junto a sus aliados tumbó el régimen del presidente Bashar al Asad el pasado domingo, la administración autónoma kurda anunció que adopta la nueva bandera siria, levantada desde hace más de una década por la rebelión.
Dando el tono de las expectativas, Mazlum Abdi, líder de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dirigidas por los kurdos y apoyadas por Estados Unidos, se felicitó recientemente por la "oportunidad de construir una nueva Siria basada en la democracia y la justicia".
Pero el futuro de los kurdos de Siria, acusados de "separatismo" por el anterior gobierno, "sigue siendo incierto", debido sobre todo a la "presión creciente por parte de Turquía y de las facciones bajo su control", apunta desde Washington el analista Mutlu Civiroglu.
De hecho, aprovechando la ofensiva de los rebeldes de HTS, las milicias apoyadas por Ankara tomaron recientemente dos zonas del norte de Siria, Manbij y Tal Rifaat, ambas de mayoría árabe y hasta entonces bajo control kurdo.
Las FDS controlan amplias zonas del noreste de Siria, donde los kurdos instalaron una administración propia.
Estas milicias son aliadas de los occidentales en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), en la que estuvieron en primera línea, pero están consideradas por Turquía como una emanación del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, tachado de terrorista por Ankara.
- El factor turco -
El jueves, el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken declaró que las FDS son "esenciales" para impedir que resurja en Siria la amenaza yihadista del Estado Islámico, que hace una década cometió numerosas atrocidades en las zonas ahora bajo control kurdo.
Su homólogo Hakan Fidan coincidió en que para Ankara es una prioridad plantar cara al grupo Estado Islámico, pero también, y al mismo tiempo, al PKK.
Turquía recibió de buen grado la toma del poder en Damasco por parte de Hayat Tahrir al Sham y ha nombrado a un representante diplomático en Siria. El movimiento aseveró que ha renegado de sus orígenes, cuando se llamaba Frente al Nusra y era la franquicia local de Al Qaida.
"Los kurdos de Siria se enfrentan a desafíos importantes, el principal de ellos la hostilidad permanente de Turquía respecto a ellos", enfatiza el analista Mutlu Civiroglu.
Los combatientes de las nuevas autoridades sirias tomaron estos días la ciudad oriental de Deir Ezzor, que había estado brevemente bajo control de las FDS tras la retirada de las tropas del anterior régimen.
"Todos los ataques y amenazas turcas contra los kurdos tienen directa o indirectamente el objetivo de minar la autonomía kurda y extender la influencia turca en el norte de Siria", destaca Civiroglu.
- Estado federal sí, dictadura no -
Sobre el terreno, numerosos habitantes del noreste sirio están preocupados por el futuro de su administración autónoma.
"Las facciones de Damasco no reconocen a los kurdos", dice a la AFP Ali Darwish, un habitante de la ciudad de mayoría kurda de Qamishli.
"Ahora quieren suavizar su imagen ante la comunidad internacional. En tanto que kurdos. Esperamos poder preservar nuestra región y mejorar la situación económica", dice en lengua kurda este hombre de 58 años.
Los nuevos dirigentes sirios han reiterado que las minorías serán protegidas, pero no se refirieron explícitamente a los kurdos, que son la minoría étnica más importante del país.
"Queremos un Estado democrático que respete los derechos y la religión de cada cual", dijo a AFP en Qamishli un vecino de la ciudad, Jorshed Abo Rasho, de 68 años.
"Queremos un Estado federal, y no una dictadura", añade.
El abogado Fahd Dawud, de 44 años, es más optimista: "Esperamos que el nuevo gobierno represente a todos los sirios y no excluya a ningún partido".
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