El Festival de la Luz cambió de organizador, pero la ilusión siguió intacta
Por primera vez el Festival de la Luz tomó San José bajo una administración municipal diferente a la que creó el evento, en 1996. Más allá de expectativas y debates, el esperado desfile se desarrolló con éxito y volvió a llenar de ilusión a las miles de personas que se hicieron presentes.
Como no podía ser distinto, no faltaron ciertos ingredientes: familias que acampan toda la madrugada para asegurarse un buen puesto, niños emocionados que saludan hasta a policías, periodistas y cuanta persona pase cerca de sus manos, así como bandas y carrozas que alumbran con arte las calles josefinas.
Este año el recorrido partió del Gimnasio Nacional, continuó sobre el Paseo Colón para adentrarse en avenida segunda y concluyó en la Plaza de la Democracia. Tuvo como banderazo de salida al tradicional pasacalles, que deleitó a las multitudes que ya desde las 3:30 p. m. (hora de inicio de este desfile inicial) ya colmaban la capital. Entre bandas nacionales, sabor y cimarrona, el primer espectáculo fue calentando los ánimos.
Lo que tardó un poco en calentar fue el comercio callejero, y así lo atestiguó una vendedora que no quiso ser identificada. Para eso de las 6 p. m., ella aseguró que el ambiente mejoró en algo, esperando que después de las 7 p. m. vendría el ‘pico de sus ventas’. Además, la vendedora de globos fue el retrato de esa tensión entre quienes la ‘pellejean’ y las autoridades que se encargan del orden.
“Nos andan persiguiendo, ya me dijeron que me van a quitar los globos. No entiendo por qué, si esto no se come, y normalmente es la comida y bebida la que decomisan. Pero bueno, por eso yo estoy acá en un rincón resguardadita (risa)”, explicó la comerciante, quien se dedica a este oficio desde hace un lustro.
Posterior al pasacalles llegó uno de los momentos más esperados de la noche, el show de drones que este año sustituyó al juego de pólvora. Este espectáculo, que tuvo como objetivo entretener sin afectar a la población sensible a las detonaciones, comenzó las 6:40 p. m. y se extendió por 10 minutos. Gustó a muchos, cierto, pero decepcionó a otros.
‘Show’ de drones del Festival de la Luz gustó a muchos pero decepcionó a otros
Debido a su ubicación, cercana al Hospital de Niños, el show fue imposible de ver para gran cantidad de personas; especialmente quienes se encontraban en el sector de La Sabana. Esto, a pesar de que los organizadores habían anunciado que sería posible ver los drones desde 1 kilómetro a la redonda.
“Tenemos casi 20 años de venir al festival y ha sido uno de los comienzos más decepcionantes que he visto. Muchos niños esperando, no hubo juego de pólvora y los drones tampoco se vieron”, comentó con indignación Stephanie, de Alajuelita.
En los sectores que sí se pudo apreciar el espectáculo, las luces atraparon al público. Los drones proyectaron diversas imágenes alusivas a la Navidad, así como algunas frases como: “Que cada regalo sea un momento”.
“Fue totalmente innovador. A mí me encantó, yo personalmente soy fan de los drones y quedé fascinado. Me parece una muy buena iniciativa, porque sabemos que la pólvora afecta a muchas personas y tenemos que ser respetuosos con los demás”, expresó Joan, oriundo de Cartago.
Con ustedes, las carrozas y bandas del Festival de la Luz 2024
Después de algunos minutos de espera, pasadas las 7 p. m. dio inicio el desfile principal, con la Banda Café Tarrazú a la cabeza.
Durante la velada, las 14 bandas que participaron fueron más que protagonistas. Las agrupaciones comunales y estudiantiles regalaron arte a los espectadores, entre llamativos trajes y una ejecución musical pulida.
Una de las que más llamó la atención fue la Banda de Orotina. Este grupo desfiló con la dirección de Paula Madrigal, la única mujer que dirigió uno de los ensambles durante esta edición del Festival de la Luz.
Aproximadamente a las 7:45 p. m. salió la primera carroza, correspondiente al Banco de Costa Rica. Por sus dimensiones, sin duda, fue una de las más impresionantes. La alegoría estaba inspirada en el mundo marino, con luminosos caballitos de mar, peces payaso y otra fauna acuática que destacó y asombró a miles.
A esta le siguió la del Banco Popular, que representaba detalles emblemáticos de San José como el Teatro Nacional. Unos minutos después se asomó la carroza de la Junta de Protección Social con el entrañable rostro del “Gordito” como punta del vehículo.
La Municipalidad de San José optó por una carroza circense llamada Aurora con una gran diversidad de elementos visuales. Al igual que el Banco Popular, esta contaba con una parte alusiva al Teatro Nacional. Además, tenía detalles como libros que resaltaba el valor de la cultura y su relación con la niñez.
Por su lado, el Banco Nacional apostó por la fantasía, con una carroza cargada de animales mágicos como el unicornio y el dragón. La institución bancaria aprovechó la ocasión para conmemorar su 110 aniversario.
Una de las carrozas más pintorescas de la noche fue la del INS, que celebró un siglo de historia desbordado de pollitos. Esto fue un guiño a un anuncio comercial de la institución de hace varios años, que a muchos se les quedó en la retina. La recordada publicidad mostraba a una infinidad de estos animales amarillos (como metáfora de los más pequeños de la casa) saliendo de un bus escolar para cruzar la calle.
Como ya se había extendido bastante el desfile, se notó que la organización comenzó a acelerar el paso después de la carroza de la Universidad Autónoma de Centroamérica. Esta tuvo un estilo sobrio, con el ya característico coro a bordo.
Ahora regresemos a la música. La Banda Municipal de Acosta no tuvo nada que envidiarle a las carrozas que desfilaron, pues vestidos de morado brillaron y dieron cátedra del porqué son una de las agrupaciones marchantes más destacadas de Costa Rica. Al mismo nivel estuvo la Banda Municipal de Desamparados, que se presentó 15 minutos después.
Antes del grupo desamparadeño salió a la calle la carroza del Museo de los Niños, muy alegórica a la población infantil actual. La institución representó la cultura de los videojuegos con una estética inspirada en Minecraft, uno de los juegos por excelencia de las generaciones más jóvenes y en el que todo se compone de formas cúbicas.
Ya eran casi las 11 p. m. cuando por fin partió del Gimnasio Nacional la última de las carrozas. Fue el Grupo ICE-Kölbi el encargado de concluir el desfile. Por las aceras y tarimas una considerable parte de la gente seguía incansable disfrutando el desfile, aunque gran cantidad de personas ya había abandonado su lugar.
La carroza Kölbi fue fiel a su identidad visual, muy relacionada con la flora y fauna costarricense. Recibió el nombre de La luz de nuestros oceános y en esta formaban figuras con tentáculos hechos de botellas, reflexionando sobre la contaminación marina.
Al final, el Festival de la Luz regaló una noche familiar muy especial, cuyo espíritu trasciende los nombres y las personalidades de quienes la organizaron. Nuevamente, San José se dio la pausa por un día para demostrar que sus calles y sus oscuros recovecos pueden tener una cara muy distinta si se llenan de luz, ilusiones y esperanza.