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La sensibilidad en la piel de un antagonista

Reytel Oro es un actor que ha sabido conjugar la fuerza de su experiencia deportiva con la intensidad de la interpretación. Actualmente, lo vemos en la telenovela Renacer como César, un personaje con luces y sombras, cuya evolución (o involución) dependerá de cómo lidie con sus traumas y pasiones.

Su camino hacia la actuación no fue lineal. Deportista de alto rendimiento en karate y cinturón negro de segundo dan en el estilo Shotokan, Reytel también se graduó como veterinario. Esa combinación de disciplina, rigor y pasión caracteriza su enfoque en cada rol que interpreta. «La disciplina deportiva ha sido fundamental para mi vida. Practicar artes marciales me enseñó a ser calmado y disciplinado. Estos valores me ayudan a asumir mi trabajo con rigor y dedicación», afirma.

Reytel no teme a los desafíos y prefiere dar vida a personajes negativos o complejos, en los que puede explorar las profundidades del ser humano. Ya lo hemos visto en películas como Corrosive y Calle 232, en telenovelas como Vidas cruzadas y Los hijos de Pandora, y en episodios de la popular serie policíaca Tras la huella. Cada uno de estos trabajos ha fortalecido su carrera y su técnica actoral. «Todas las historias tienen algo interesante. Sin embargo, me atraen los personajes históricos, grandes guerreros, personajes seductores y ambiguos como Drácula, y aquellos terrenales que buscan la felicidad. Me gustan los roles que me hacen reflexionar y exigirme como actor», comparte. 

Esta mezcla de introspección y exigencia profesional se refleja en su trabajo actual. César no es un personaje fácil; sus frustraciones y conflictos internos son interpretados con una sensibilidad y dureza que solo alguien con el temple de Reytel puede lograr. A través de él, se percibe una dedicación que no se conforma con lo superficial, sino que se adentra en las motivaciones más oscuras y vulnerables del ser humano.

«Me atrajo lo diferente que es de mí. La compleja situación familiar y cómo aborda sentimientos propios de un antagonista sin llegar a serlo. Su ambición, individualismo, acoso, rencor y violencia. Fue difícil interpretarlo precisamente porque estaba lejos de mi realidad; tuve que hacer un profundo trabajo de mesa para comprenderlo y asumirlo».

—¿Cómo llegó la oportunidad de interpretar a César?

—Llegó a través de un casting. Reinaldo Castañeda me llamó y me dijo que estaban interesados en que participara. Así fue, y quedé seleccionado.

—¿Lo describirías como un personaje que evoluciona a partir de los conflictos que atraviesa?

—Pienso que va involucionando debido a sus amores y pasiones frustradas, sus traumas y su falta de equilibrio. Necesita encontrar un sentido a su vida y organizar sus ideas sobre lo que espera para sí mismo y su entorno familiar.

—El televidente piensa que este pueda redimirse o encontrar equilibrio en su vida amorosa y familiar…

—Sí, creo que debería encontrar equilibrio, por el bien de todos.

—¿Cómo valoras la recepción del personaje por el público?

—Ha sido proporcional a los desajustes de César. En las redes han sido muy críticos con él, pero en la vida cotidiana las personas han sido amables y cariñosas conmigo. Agradezco su paciencia y bondad.

—¿Qué mensaje te gustaría que recibieran los televidentes de la historia de César?

—Quiero que comprendan que no somos perfectos y que existe una diversidad de comportamientos. Mientras no se traspasen los límites de los demás con violencia, no hay por qué preocuparse. Deben prevalecer los sentimientos nobles por encima de los negativos, que son circunstanciales y se pueden superar.

—No es tu primera telenovela, ¿pero qué te ha aportado esta en particular?

—Todos los trabajos que realizo, por diversos que sean, me brindan alegría. Trabajar con actores a quienes siempre he admirado, conocer sus métodos y experiencias, y compartir con nuevos colegas, es enriquecedor. Además, conocer a los especialistas que participan en audiovisuales siempre me aporta nuevos amigos. Eso es lo que me ha dado Renacer.

—Eres un actor con una destacada trayectoria en teatro, cine y televisión. ¿Qué disfrutas más de cada uno de estos medios?

—Me gustan todos los medios. Cada uno tiene su técnica y su forma particular de ser abordados. La televisión me ha dado visibilidad, las personas me reconocen y me siento feliz por mi vocación. El teatro es explosivo, cada función es única y no tiene marcha atrás. Las emociones fluyen y culminan con cada presentación, y los aplausos son un regalo inmenso. El cine me apasiona: se crea una hermandad con el equipo y me permite explorar caminos insospechados en mi técnica como actor.

«En conjunto, estos medios me han permitido conocer a muchas personas valiosas, tanto veteranos como jóvenes colegas. Esa es una experiencia invaluable».

Háblame de Nora, tu más reciente proyecto cinematográfico.

—En Nora interpreto a Pablo, un personaje agresivo, calculador, enérgico y complejo. Fue dirigido por Roly Peña, quien me dio las pautas para encarnarlo. Fue un desafío debido a su complejidad, pero conté con el apoyo de colegas experimentados como Aramís Delgado y Héctor Noas. También colaboré con Ingrid Lobaina, una excelente actriz que interpreta a Nora. Fue un gran reto, pero estoy satisfecho con los matices que aporté.

—A lo largo de tu carrera, has interpretado personajes con conflictos intensos. ¿Hay alguno que te haya dejado una enseñanza especial o te haya transformado?

—Todos los personajes me dejan enseñanza, aunque los más recientes suelen marcar más. De César aprendí a valorar lo que tengo, la familia y las personas que me aprecian. Con Pablo, de Nora, sentí una transformación como actor y descubrí nuevas formas de expresión. Dentro y fuera del set fue una experiencia de aprendizaje constante.

Reytel junto a los actores Aramís Delgado y Héctor Noas en el rodaje de la película Nora, de Roly Peña. Fotos: Cortesía del Entrevistado

Más allá de los reflectores y las intensas emociones que despiertan sus personajes, Reytel Oro refleja una sensibilidad contrastante con los roles de villano que a menudo interpreta.  «Me apasiona cultivar plantas, cuidar animales, leer y aprender cosas nuevas. También disfruto cocinar de vez en cuando, nadar, ¡y el mar!, especialmente en invierno», confiesa.

Esta conexión con la vida y el entorno se materializa en su labor como colaborador y líder del proyecto de desarrollo local Castas y Tal, una iniciativa en el barrio Colón, de Centro Habana, que busca capacitar a jóvenes en el sector de la culinaria y la gastronomía. Reytel también es parte del movimiento internacional Slow Food, promotor de una alimentación buena, limpia y justa para todos.

La combinación de talento, disciplina y sensibilidad social hace de Reytel no solo un actor versátil y comprometido, sino también una persona con un profundo vínculo con su comunidad y sus raíces. Cada faceta de su vida complementa su arte y a sus personajes con una autenticidad difícil de ignorar.

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