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Wall Street apuesta a que Trump impulsará más subas del dólar

Wall Street apuesta que el dólar estadounidense seguirá subiendo tras su reciente y vertiginoso repunte, alcanzando incluso la paridad con el euro, en un desafío al deseo declarado del presidente electo Donald Trump de una moneda más débil.

El dólar se ha disparado un 6,2% desde principios de octubre, su mejor trimestre desde las primeras fases de la campaña de subida de tasas de interés de la Reserva Federal en 2022, cuando los mercados empezaron a prever que el candidato republicano ganaría las elecciones de noviembre y aplicaría sus planes de aplicar aranceles comerciales y rebajas de impuestos.

Más de la mitad de los principales bancos encuestados por Financial Times, entre ellos Goldman Sachs, Morgan Stanley y UBS, prevén que el dólar suba aún más el año que viene. Deutsche Bank espera que alcance la paridad con el euro en 2025, tras haberse fortalecido ya desde los 1,11 dólares de principios de octubre hasta alrededor de 1,05 dólares.

Por ello, muchos gestores de fondos descartan la posibilidad de que Trump pueda debilitar la divisa estadounidense para ayudar a la industria nacional, sea cual sea su retórica.

La idea de una moneda más débil bajo el mandato de Trump es "un poco una quimera", afirma Sonal Desai, directora de inversiones de Franklin Templeton Fixed Income. "Da la sensación de que hay un montón de factores contradictorios.

"La mayoría de las políticas de las que ha hablado hasta ahora, que parecen ser definitivamente la prioridad, en realidad serán positivas para el dólar, no negativas para el dólar", añade.

Trump sostiene desde hace tiempo que un dólar fuerte ejerce una presión excesiva sobre la economía estadounidense, por lo que se especula con la posibilidad de que la nueva Administración actúe para intentar devaluarlo.

"Tenemos un gran problema con la divisa", declaró Trump a Bloomberg Businessweek en julio, señalando la fortaleza del dólar frente al yen japonés y el yuan chino.

"Eso supone una carga tremenda para nuestras empresas que intentan vender tractores y otras cosas fuera de este país", añadió.

La afinidad de Trump por un dólar más débil quedó patente en su primer mandato como presidente, cuando arremetió contra lo que consideraba prácticas monetarias injustas de otros países. Su administración llegó a calificar oficialmente a China de "manipulador de divisas" en medio de una guerra comercial entre los dos países.

Sin embargo, se espera que su agenda a favor del crecimiento y las rebajas fiscales propuestas, junto con sus planes de imponer aranceles elevados a las importaciones de países como México, Canadá y China, aviven la inflación nacional una vez que asuma el cargo el mes que viene. Esto podría llevar a la Fed a mantener las tasas de interés más altas durante más tiempo, lo que a su vez podría atraer más capital extranjero hacia activos en dólares.

"Las políticas de Trump son definitivamente positivas para el dólar", afirma Ajay Rajadhyaksha, presidente de investigación global de Barclays. El banco espera que el dólar se fortalezca ligeramente hasta 1,04 dólares frente al euro a finales del próximo año.

En opinión de analistas e inversores, esto plantea un problema a la administración entrante. La mecánica de cualquier posible solución -por ejemplo, frenar el déficit presupuestario del Gobierno o elaborar un llamado acuerdo de Mar-a-Lago en el que EEUU presione a sus socios comerciales para conseguir una devaluación del dólar- sería muy complicada y podría empañar el estatus del dólar como divisa de reserva mundial, afirman.

Al próximo presidente le preocupa "la importancia de la primacía del dólar [y] se agita cuando otros países hablan de monedas distintas del dólar para las transacciones", afirma Eric Winograd, economista jefe de AllianceBernstein.

"La expresión más clara de la Administración entrante es [para un inversor] estar largo en dólares, y posicionarse para la apreciación del dólar".

Inversores y estrategas también echaron en gran medida un jarro de agua fría sobre la idea de un marco al estilo del "Acuerdo del Plaza", en referencia al acuerdo cerrado por la administración Reagan en 1985, por el que los países forjaron un pacto multilateral para las intervenciones monetarias que depreciaron el dólar en relación con otras monedas.

Mark Sobel, antiguo funcionario del Tesoro, señala que los partidarios de un llamado "Acuerdo de Mar-a-Lago" podrían tener "percepciones lamentablemente exageradas sobre la influencia de EEUU sobre China", y que la aceptación de Pekín dista mucho de estar garantizada.

"La clave del Acuerdo del Plaza era que las tasas estadounidenses ya estaban bajando", explica Brad Setser, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores y ex funcionario del Tesoro bajo la presidencia de Obama. "El telón de fondo macroeconómico, con diferenciales de tasas de interés que favorecen al dólar frente al euro y el yuan, no es propicio para un dólar débil".

Desai, de Franklin Templeton, afirma que si bien Trump podría apoyarse potencialmente en los países que están gestionando su tipo de cambio, no podrá controlar el dólar.

"No veo claro que pueda correr de un lado a otro gritando que el euro está demasiado débil frente al dólar", señala Desai. "No lo está; pero lo más importante es que es otra divisa que el banco central no controla".

El repunte del billete verde ha mostrado signos de estancamiento en las últimas semanas. El índice del dólar cotiza actualmente em 106,8, por debajo de los más de 108 que alcanzó a finales del mes pasado.

Pero aunque los analistas destacan que gran parte del impacto de la presidencia de Trump ya ha sido descontado por el mercado, pocos lo ven como una señal de que el rally haya terminado o de que la retórica del republicano pueda debilitar la moneda.

"Podría tratar de ejercer presión sobre el dólar", señala Winograd, de AllianceBernstein. "Pero al final, los fundamentos tienden a ganar".

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