Chao Inflamación abdominal
¡De repente el pantalón no cierra!
La inflamación abdominal es una molestia que afecta a muchas personas y puede ser causada por diversos factores. Desde malos hábitos alimenticios hasta estrés.
Esta hinchazón suele aparecer después de consumir ciertos alimentos o por problemas digestivos. Afortunadamente, es posible reducirla adoptando hábitos saludables y conociendo qué alimentos evitar. En el siguiente artículo, le explicamos las causas de este problema, cómo prevenirlo y cuáles son los alimentos que suelen provocarlo.
Primero hay que comprender ¿por qué se produce la inflamación abdominal? Resulta que esta condición, también conocida como distensión, ocurre cuando el abdomen se llena de gas o se retiene líquido.
Algunas de las causas más comunes son:
Alimentos ricos en fibra y carbohidratos fermentables: Aunque la fibra es esencial para una buena digestión, los alimentos ricos en ella, como las legumbres, la cebolla y el ajo, pueden generar gases y distensión en algunas personas.
Intolerancias alimentarias: La intolerancia a la lactosa o al gluten puede causar inflamación, ya que el sistema digestivo de algunas personas no procesa bien estos componentes, generando gases e hinchazón.
Comida procesada y alta en sodio: Los alimentos ultraprocesados suelen tener un alto contenido de sodio y aditivos que provocan retención de líquidos y, como consecuencia, inflamación abdominal.
Comer rápido: Al no masticar bien los alimentos, se traga más aire, lo que aumenta la producción de gases y la distensión abdominal.
Estrés: El sistema digestivo es muy sensible a las emociones. Situaciones de ansiedad o estrés pueden alterar su funcionamiento, causando problemas como inflamación abdominal.
Cómo reducirla
Para reducir la inflamación abdominal, puede adoptar algunos cambios en su estilo de vida y alimentación.
- Coma despacio y mastique bien los alimentos: Esto evita tragar aire y facilita la digestión.
- Evite los alimentos ultraprocesados y altos en sodio: Así disminuirá la retención de líquidos y la hinchazón.
- Reduzca el consumo de alimentos que causan gases: Aunque son saludables, alimentos como las legumbres y ciertas verduras crucíferas pueden causar gases. Trate de cocinarlos bien.
- Evite las bebidas carbonatadas y el chicle: Ambos pueden aumentar el gas en el abdomen, lo que contribuye a la hinchazón.
- Haga ejercicio regularmente: La actividad física ayuda a mejorar el tránsito intestinal, reduciendo el riesgo de distensión.
Evite los alimentos con alto contenido de sodio: Este ingrediente provoca retención de líquidos, lo que contribuye a la inflamación. También, frutas como la manzana y la pera son ricas en fructosa, un azúcar que puede fermentarse en el intestino, generando gases y distensión. Finalmente, la grasa tarda más en digerirse, lo que puede provocar hinchazón y malestar.
¿Por qué afecta a unas personas y a otras no?
La inflamación abdominal depende de factores como la genética, la microbiota intestinal y la tolerancia personal a ciertos alimentos. La microbiota intestinal varía de persona a persona, y cada una tiene diferentes bacterias que ayudan a digerir los alimentos. Si bien algunas personas pueden consumir alimentos fermentables sin problema, otras experimentan síntomas de inflamación debido a un desequilibrio en su microbiota.
Además, los factores hormonales pueden hacer que algunas personas sean más propensas a la hinchazón, como sucede en el caso de las mujeres durante el ciclo menstrual. Otro factor es la sensibilidad individual a ciertos alimentos y la frecuencia con la que se consumen, lo que puede incrementar la probabilidad de distensión.
Sí, la inflamación abdominal puede causar dolor o molestias. Este malestar puede variar desde una sensación de presión o pesadez hasta un dolor agudo y punzante, dependiendo de la causa y la intensidad de la inflamación.
¿Qué tan dolorosa puede ser la inflamación?
La distensión por gas, por ejemplo, puede causar un dolor leve o moderado, especialmente en el abdomen superior o en los costados. En casos donde la inflamación es causada por intolerancias alimentarias, como a la lactosa o al gluten, el dolor puede acompañarse de síntomas como calambres y gases. Las condiciones más graves, como el síndrome de intestino irritable, pueden producir dolores intensos debido a espasmos en el colon.
Además, la inflamación puede también ejercer presión sobre otros órganos, lo que contribuye a aumentar el malestar. Si el dolor es persistente o se presenta junto con otros síntomas, como fiebre, náuseas o pérdida de peso, se recomienda consultar a un médico, ya que podría ser indicio de una afección más seria.