Triunfo en el barrio que forjó la lucha vecinal de Madrid: Almeida da marcha atrás en las obras del corazón de Orcasitas
La Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo derriba varios muros debido a las protestas de residentes por la merma a la movilidad y la seguridad en unas obras de 371.000 euros en la plaza de la Memoria Vinculante, que debe su nombre a la victoria judicial de un barrio diseñado por sus propios habitantes
Rebelión vecinal en el lugar que atesora la memoria reivindicativa de Orcasitas: “Si tocan la plaza, tocan el barrio”
La plaza de la Memoria Vinculante, núcleo social e histórico del barrio de Orcasitas y del asociacionismo madrileño, seguirá pareciéndose a lo que quieren sus vecinos. El Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida ha dado marcha atrás en parte sustancial de la obra que estaba ejecutando en el entorno a través de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS). Operarios del Consistorio ya han demolido la mayoría de muros construidos alrededor de la plaza para acceder a ella, la principal queja de unos residentes que se han movilizado en defensa del urbanismo que reclaman para sus calles.
Las iras se concentraban en dos de las entradas a la plaza en sus esquinas y en los cambios de una pequeña plaza adyacente, situada en la calle del Camino Viejo de Villaverde. En estos puntos el hormigón se había convertido en el gran protagonista, con varias rampas enormes que para los vecinos actúan más bien como muros. Así lo explicaban en conversación con Somos Madrid las decenas de manifestantes que se movilizaron contra la reforma el pasado 4 de diciembre. No entendían la apuesta por este diseño cuando en otro de los accesos permanece una pasarela con barandilla que, en opinión de los residentes, aporta mayor seguridad, visibilidad y accesibilidad.
El concejal de Más Madrid Félix López-Rey, vecino de Orcasitas e históricamente vinculado a su asociacionismo, festeja el paso atrás del Ejecutivo municipal: “Rectificar es de sabios y el Ayuntamiento está rectificando su despropóstio contra los vecinos”. “Han tenido que cortar los muros debido al descalabro que hicieron. Es una victoria vecinal aplastante y exprés”, añaden en declaraciones a este diario otras fuentes de la formación liderada por Rita Maestre.
En un cartel pegado sobre la pared de una fachada, junto al que llamaba a la protesta del día 4, la Asociación Vecinal de Orcasitas explica que la rectificación municipal llegó después de una reunión con representantes de EMVS: “Asumieron la demolición de los muros de hormigón y colocación de barandillas ligeras en las rampas accesibles, así como el estudio de recomposición del diseño de la plaza de la Memoria Vinculante y la plazuela junto al Camino Viejo de Villaverde”.
Estrella, vecina de la plaza, celebra la marcha atrás del Consistorio, pero su descontento por la obra continúa: “En uno de los muros de la esquina no se nota apenas la rampa que han tirado. Sigue el muro alto que pusieron. Las vecinas preferimos pasarelas con barandillas de hierro. Así podemos agarrarnos sin rozarnos todas las manos. Y luego por seguridad, claro, porque en esa pared es más fácil esconderse”.
La residente arremete además contra la nueva distribución de la plaza de la Memoria Vinculante. Antes, un amplio camino la atravesaba de esquina a esquina, con arbolado a cada costado. Ahora las zonas para árboles se reparten en forma de islas por todo el espacio, algo que según los vecinos dificulta el tránsito peatonal. “Se comen trozos de acera. Como tenga que entrar una ambulancia medicalizada, no va a caber”, apostilla Estrella. El Gobierno de Almeida ha invertido 371.817 euros en esta obra, sin contar el IVA.
Esto no tendría que pasar en ningún barrio, pero menos todavía en uno donde los vecinos han participando en el diseño de sus calles y sus casas. Se conocen que en el Ayuntamiento no sabían dónde ni en qué gastar el dinero
“Esto no tendría que pasar en ningún barrio, pero menos todavía en uno donde los vecinos han participado en el diseño de sus calles y sus casas. Se conocen que en el Ayuntamiento no sabían dónde ni en qué gastar el dinero”, añade López-Rey. Avanza que su grupo llevará una propuesta a la Junta Municipal de Usera para que el equipo de Gobierno coordine con las asociaciones vecinales del distrito este tipo de ejecuciones presupuestarias.
Fuentes de EMVS explican a este periódico las razones para repensar la obra: “Después de la reunión con los representantes vecinales, se escucharon sus motivaciones y se están sustituyendo los muros perimetrales de hormigón de las rampas por barandillas metálicas. Es un cambio posible dentro del alcance del proyecto porque ambas son soluciones válidas”. En cuanto al diseño de la plaza, precisan que “se están estudiando las alternativas más adecuadas por parte del equipo redactor del proyecto y, cuando lo hayan hecho, se le contará a los vecinos de nuevo”.
La plaza de la memoria y la unión vecinal
“Esta es una batalla más de las que llevamos librando 54 años. No vamos a permitir que haya retrocesos en las conquistas que hemos hecho desde unos tiempos durísimos”, declaraba López-Rey durante la manifestación del 4 de diciembre. No en vano, el nombre de Memoria Vinculante proviene de la gran victoria vecinal frente a las autoridades que en 1971 trataron de echarles de su barrio. El llamado Plan Parcial de Orcasitas implicaba la demolición de los asentamientos de la época, poblados no planificados, para (sobre el papel) erigir nuevas calles y pisos.
Los residentes fueron desalojados y reubicados bajo la promesa de volver cuando se construyeran las nuevas casas. Así lo recogía el documento de redacción del proyecto, aunque el Ayuntamiento de la época pretendía que esas palabras cayesen en saco roto y poner a la venta las futuras viviendas.
No contaban con la movilización colectiva: se creó la Asociación de Vecinos de Orcasitas, a la vez que el urbanista José Manuel Bringas (que hoy da nombre a un centro de mayores cuyas paredes recogen la lucha en forma de grafiti) demandaba al Consistorio. El 16 de junio de 1977, el Tribunal Supremo resolvió que toda memoria recogida en un plan urbanístico tiene efecto jurídico y es vinculante, de obligado cumplimiento.
Los vecinos no solo volvieron a su barrio, sino que se implicaron directamente en su rediseño al elegir el estilo de sus casas, el mobiliario urbano o los reivindicativos nombres de sus calles: Expropiación, Encierros, Movimiento Ciudadano, Participación o, por supuesto, la plaza de la Memoria Vinculante. Y eso, decidir el destino de su barrio, es lo que quieren seguir haciendo. De momento no hay muro suficientemente alto para impedírselo.