El Betis Baloncesto tiene un problema a domicilio (94-86)
Como si de una gaseosa se tratara, al Real Betis Baloncesto toda la fuerza en Orense se le fue con el descorche. En el primer cuarto del partido concentró lo mejor de su catálogo, pero los partidos duran cuatro asaltos y en los tres siguientes fue perdiendo gas progresivamente mostrando una versión desconocida: sin defensa (94 puntos encajados) ni efectividad en el triple (4/23) es prácticamente imposible ganar en el baloncesto actual. Muchos más si a esos desperfectos unes un serial de 20/30 en el tiro libre. Diez fallos desde el 4,60 . Demasiados. Pecados similares a los cometidos en Santiago se repitieron en Orense, también en tierras gallegas, donde el Betis vivió y sufrió una noche aciaga. La cuarta derrota a domicilio evidencia que el equipo tiene un problema fuera de casa, porque baja su nivel, y compromete seriamente sus opciones de ascenso directo aunque reste mucha temporada por delante. A semejanza de otros partidos a domicilio, el Betis empezó con toda la cuerda dada. Renfroe marcaba el ritmo, DeBisschop leía las continuaciones, Jelinek se reencontraba con el triple tras más de un mes de fuera de las pistas y, para completar el cuadro, el Betis castigaba el balance defensivo con ataques supersónicos, de un pase y canasta. Pronto doblaron las ventajas los verdiblancos y no mucho más tardaron en encimar los diez de renta, con DeBisschop maltratando los aros, Kasibabu anotando tras rebote de ataque o Hughes desde el perímetro (16-26). Todo bien le estaba saliendo al Betis, que gobernaba y por momentos desarbolaba al COB. Excelente en temperatura defensiva y abrumador en ataque, con recursos para anotar de todas las maneras, el Betis había clavado 30 puntos con un 70% en el tiro de campo . Con ocho arriba (22-30), mantenerse en esas constantes ante un rival como el COB era todo un desafío para la tropa de Gonzalo García, con asignaturas pendientes a domicilio. Con 24-31, a DeBisschop le señalaron antideportiva por desequilibrarse en un salto y golpear involuntariamente a un rival cuando atacaba la canasta. Subió la temperatura en la grada y en el banquillo verdiblanco. Krikke ya carburaba en los gallegos como manantial anotador y la renta se esfumaba tras una contra de Javi López que rubricaba el 8-1 de salida del segundo cuarto (30-31). Renfroe tomó entonces el bastón de mando y Rubén López cogía el pico y la pala. Es el madrileño un jugador de lo más eficiente, que aporta mucho en los minutos en pista. Dos balones recuperó (cuatro en total al descanso) para sendas contras del Betis, que mantenía el control pero ya sin rastro de la comodidad del primer cuarto. El arbitraje, de lo más puntilloso, no gustaba un pelo a los verdiblancos, a quienes esperaba noche toledana . Lo que parecía autopista sin peajes en el cuarto de apertura ya se asemejaba mucho más a un terreno escarpado. El crecimiento de la defensa orensana tenía buena parte de la culpa. El flujo anotador se había cortado y tanto Hughes como Kasibabu se cargaban ya con dos faltas, pero el Betis mantenía en pie los cortafuegos defensivos y lanzaba gañafones en la transición (34-39). Jelinek respondía a Brito en el triple (37-42) y el partido se igualaba al máximo. Todo le costaba mucho más al Betis, flaqueando en ataque y defensa, sintiendo el aliento en la nuca de los gallegos (43-44), que obraron la remontada con cuatro puntos seguidos (47-44) al borde de un descanso que el Betis precisaba como agua de mayo. Porque hubo un abismo entre el equipo deslumbrante del primer cuarto y el agarrotado del segundo . La segunda defensa más abigarrada de la Primera FEB, que apenas tolera 71 puntos de media a sus rivales, había encajado ya 47 en el Paco Paz. Demasiados. El mal parecía perfectamente localizado. Tocaba galvanizarse. Los orensanos habían materializado en canasta el 63% de sus tiros. Sin hormigón, difícilmente se construyen victorias. Con un parcial de 0-5, tras técnica a Brito, niveló el partido el Betis (51-51) y al fin clavaban los verdiblancos un triple (Radoncic). Tras una falta muy discutida por Renfroe, el americano fue reemplazado por el hispano-colombiano Atencia , sustituto temporal del lesionado Cvetkovic, que debutada con su nuevo equipo y enseguida anotaba (56-56) y asistía bajo canasta para un dos más uno de Hughes (58-59). El Betis, que había producido 30 puntos en los diez primeros minutos, necesitaron quince más para alcanzar los 60 . Le faltaba artillería, de Benite (sólo llevaba cuatro) y desde el triple (4/13). Punto arriba, punto abajo, la igualdad no se resquebrajaba. Era el patrón de conducta del partido. Atencia picaba de dos, pero el Ourense lo hacía de tres (68-64) y a Kasibabu lo castigaban con la tercera por moverse en un bloqueo. Un leve movimiento de cadera. Si el recién llegado tenía que tirar del carro asumiendo demasiados tiros, es que el Betis Baloncesto no carburaba como se esperaba. Y, en efecto, se estaba gripando peligrosamente. Otro triple de Monteiro ya sí provocó el tiempo muerto (71-64). Con el Betis en el desfiladero, Hughes acudía al rescate con seis puntos seguidos (74-70). El encuentro estaba abierto, pero el Betis Baloncesto necesitaba un plus atrás y afinar la puntería. Se había dejado ya ocho tiros libres en el camino. Benite seguía enemistado con el aro y Radoncic (15 puntos y 10 rebotes llevaba, pero también tres faltas), en el banco. El Ourense anotaba fácil y con calidad. En 80 puntos estaba con ocho minutos por delante. Crecía el nivel físico y de contacto, se acumulaban las faltas y las visitas a la línea de personal. Peregrinación masiva. El Betis, desdibujado , ni controlaba ya el rebote ni tenía ritmo anotador. Llevaba muchos minutos así, a tirones, sin pegada en ataque. Con un serial muy pobre en el triple (4/17), seguía agarrándose a la vida (81-77), esperando su momento. Aunque Hughes no tenía paciencia y lo buscaba. También Radoncic, que ajustaba la diferencia (83-81), pero sólo momentáneamente. Un triple de Brito ponía al Betis contra las cuerdas a falta de dos minutos (90-84) . Gonzalo García, pizarra en mano, resoplaba en el banquillo. De vuelta del tiempo muerto, Benite erró su sexto triple de la noche y ahí se evaporaron definitivamente las opciones del Betis, que arrojó la toalla (94-84) y va perdiendo su condición de favorito al ascenso.