Javier Milei explicó las claves de las últimas operaciones del Banco Central: "Si no hubiéramos intervenido..."
El presidente Javier Milei abordó las intervenciones del Banco Central en el mercado cambiario durante una entrevista con el periodista Alejandro Fantino en Neura, que ya lleva casi dos horas y media. Aunque la charla se enfoca mayormente en conceptos económicos teóricos, en una virtual clase magistral sobre John Maynard Keynes, a quien el Presidente detesta, Milei explicó con detalle el mecanismo y las razones detrás de las operaciones realizadas para contener el precio del dólar paralelo.
El mandatario comenzó resaltando las consignas que guían su política económica: "emisión cero" y "déficit cero". En este contexto, explicó que, cuando el Banco Central compra dólares, necesariamente emite pesos para financiar esas adquisiciones. "Cuando yo compro dólares estoy emitiendo pesos, porque tenés que comprar esos dólares. Eso ocurre porque estoy obligando a los exportadores a liquidar en el mercado único y libre de cambios (MULC), y para obligarlos vos tenés que ir a comprarles esos dólares con pesos", detalló.
Milei también señaló que, durante la semana previa, el Banco Central realizó compras masivas de divisas en el MULC, acumulando 733 millones de dólares, aunque también tuvo que devolver parte de esos fondos. "Devolvimos 200 millones, pero todavía teníamos que devolver 530 más", afirmó. Estas operaciones, según explicó, no solo buscan estabilizar el tipo de cambio, sino también mantener un equilibrio monetario que permita cumplir con el compromiso de emisión cero.
El Presidente aclaró que el objetivo de estas intervenciones no era frenar el dólar blue directamente, sino gestionar las obligaciones que surgen del MULC y evitar que el tipo de cambio oficial se dispare. "Si nosotros no hubiéramos intervenido, el tipo de cambio se hubiera ido a 2.000 pesos. Con esta estrategia, logramos que bajara a 1.100", explicó.
No obstante, Milei reconoció que estas maniobras tienen límites. "La velocidad de ajuste del sector real es mucho más lenta que la del sector financiero. Si yo tirara todos los dólares en el mercado y el tipo de cambio bajara a 700 pesos, mandaría un montón de empresas a la quiebra", advirtió. Por ello, enfatizó la importancia de equilibrar las demandas del mercado con la estabilidad económica general.
Otro punto clave que abordó fue la forma en que se absorben los pesos emitidos durante estas operaciones. Milei indicó que el superávit fiscal juega un papel fundamental, pero admitió que tiene sus límites. "Tengo que sacar los pesos que emití, y para hacerlo, no me queda otra que vender dólares en el mercado. Es una operación delicada que requiere precisión", afirmó.
El Presidente también destacó que el Banco Central actuó en un contexto de alta demanda de dinero, lo que permitió que las intervenciones no generaran un impacto inflacionario inmediato. Sin embargo, subrayó que estas medidas no pueden mantenerse indefinidamente. "La idea de emitir pesos no me gusta, pero hay momentos en los que la demanda de dinero lo permite", concluyó.
Una clase sobre Keynes, el gran enemigo teórico de Milei
En la entrevista con Fantino, el presidente ofreció una visión crítica sobre las teorías del economista británico John Maynard Keynes, a quien descalificó en múltiples ocasiones. La charla, "de amigos" como la definió Fantino, implicó, a propuesta del periodista, una clase completa sobre Keynes, casi sin referencias a la coyuntura.
En ese contexto, la intervención del Presidente, que abordó cuestiones fundamentales de la economía, se centró en la obra más conocida de Keynes, La Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, que el mandatario considera una de las peores contribuciones del autor.
Milei comenzó por explicar lo que considera una "soberbia" de Keynes al denominar su obra como general. Según el presidente, el término no refleja la magnitud de la teoría, sino un intento de englobar un todo. "¿Por qué le llama general? ¿Tanta soberbia para llamarlo que es general? Porque hay que llamar algo. Mi teoría abarca el todo", afirmó Milei, sugiriendo que el autor inglés pretendió cubrir todas las áreas económicas con una única teoría, lo cual considera erróneo.
El Presidente también desmintió la idea de que las políticas keynesianas hayan sido responsables de la salida de la Gran Depresión. "Aquellos que dicen que gracias a Keynes se salió de la Gran Depresión, eso es falso", afirmó. Según Milei, la Teoría General de Keynes fue publicada en 1936, cuando la Gran Depresión ya había terminado, ya que esta crisis económica se extendió entre 1929 y 1933. En su lugar, Milei refuerza la postura de Milton Friedman, quien en su libro La Historia Monetaria de los Estados Unidos asegura que la Gran Depresión no fue resuelta por políticas keynesianas, sino por otros factores.
Al ser cuestionado por Fantino sobre la naturaleza de la Gran Depresión, Milei detalló su comprensión del fenómeno económico: "La Gran Depresión fue una situación en la cual, luego de un crack en la bolsa, se generó una crisis que se derivó en un aumento en la demanda de enero y una fuerte caída en lo que tiene que ver con la demanda de bienes". Este colapso de la demanda, según el presidente, llevó a una drástica caída de la producción, el empleo y los salarios reales, exacerbada por políticas monetarias que, en su opinión, agravaron aún más la situación.
Para Milei, el contexto global de la Gran Depresión, aunque comenzó en Estados Unidos, rápidamente se derramó por todo el mundo, afectando a otras economías. El presidente destacó que las decisiones erradas de la Reserva Federal estadounidense, bajo la presidencia de John Harrison, contribuyeron a agravar la crisis. "La crítica que hace Friedman y Schwartz a John Harrison, el presidente de la Reserva Federal en ese momento, es que, en lugar de dar redescuentos, lo que hizo fue agravar la situación", subrayó Milei.
A lo largo de la entrevista, el presidente reforzó su perspectiva económica basada en un rechazo claro hacia las ideas de Keynes, apoyando sus argumentos en la obra de Friedman y ofreciendo una lectura crítica de los eventos históricos que, según él, fueron sido malinterpretados por los defensores de las políticas keynesianas.
Milei, en su crítica a Keynes, también desglosó las fallas que, según él, la teoría keynesiana introduce en el análisis macroeconómico. A lo largo de la conversación, destacó que la intervención de Keynes en los modelos económicos se basa en la presunción de que el mercado no es capaz de autorregularse y que el gobierno debe intervenir para corregir los fallos del mercado. Milei rechazó esta visión, sosteniendo que el mercado debe ser el regulador por excelencia de la economía.
En este punto, Milei amplió su discusión hacia la importancia de los precios relativos, explicando que, en su visión, el equilibrio económico depende de cómo se comparan los precios de los bienes en el presente con los precios futuros, y cómo la tasa de interés refleja esta relación temporal. Dijo que la tasa de interés no debe ser vista como el "costo del dinero", como comúnmente se interpreta, sino como el precio relativo entre el consumo presente y el consumo futuro. Para él, la economía debe estar fundamentada en principios de precios relativos, y la intervención del Estado mediante políticas keynesianas perturba este principio fundamental.
Milei también aclaró que Keynes, al centrarse en un modelo de equilibrio parcial, no logra capturar la interdependencia de todos los bienes, tanto en el presente como en el futuro. Este, para él, es uno de los principales errores de la teoría keynesiana, que se aleja de una visión más completa y dinámica de la economía. A diferencia de la perspectiva keynesiana, Milei enfatizó que, en su modelo económico, los actores económicos toman decisiones basadas en precios relativos y en las expectativas sobre el futuro, sin necesidad de una intervención estatal que corrija lo que se considera un desequilibrio del mercado.
La explicación de Milei llegó a su clímax cuando mencionó las "aberraciones" de Keynes, señalando que, si bien Keynes aportó una visión innovadora en su momento, las políticas derivadas de su teoría fueron responsables de distorsionar la economía global, como la expansión sin límites del gasto público y la inflación, que según él, son el resultado de seguir las recetas keynesianas de intervención estatal.
Además de sus críticas al análisis keynesiano, Milei ofreció una revisión histórica sobre la vida de John Maynard Keynes y su relación con la economía. Destacó que Keynes no solo se encontraba en una situación precaria antes de su ingreso al mundo académico, sino que incluso el mito sobre su éxito como inversor es falso. Milei explicó: "Él se queda sin trabajo, sin plata, y su padre, John Neville Keynes, amigo cercano de Alfred Marshall, lo lleva a Cambridge. Allí toma un curso de seis meses de economía con Marshall y lo colocan como editor del Economic Journal porque escribía muy bien".
Durante la Gran Depresión, Keynes, según Milei, aprovechó su acceso a información privilegiada derivada de su participación en intercambios entre los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra, lo que le permitió especular en la bolsa. "Keynes ganó mucha plata en la bolsa enviando los papeles de las empresas que iban siendo afectadas por la política económica de Estados Unidos. Si hoy hicieras lo que hizo Keynes en ese momento, vas preso", aseguró Milei, subrayando cómo las regulaciones actuales nacieron precisamente a partir de esos comportamientos.
Por otro lado, Milei profundizó en cómo Keynes se nutrió de Marshall, destacando que el análisis marshalliano se centraba en el equilibrio parcial y dependía de los precios relativos y el ingreso. Sin embargo, señaló una contradicción clave: "En un equilibrio general, tu ingreso no está dado; depende del ocio que vendas en el mercado de trabajo. Vender trabajo es vender ocio, no fuerza de trabajo. Esto ya se aleja de las bases marxistas".
En su análisis, Milei comparó las curvas de demanda marshallianas con las hicksianas, estas últimas más consistentes con el equilibrio general. Según Milei, las curvas hicksianas derivan de minimizar el gasto sujeto a una utilidad fija, eliminando la dependencia del ingreso y dejando únicamente los precios relativos como variables clave.
En relación al legado académico de Keynes, Milei no negó su influencia, pero fue categórico al criticar sus efectos: "La teoría general es un libro brillante en cómo destruye el análisis previo, pero es una obra del mal. Está puesta al servicio de políticos corruptos, mesiánicos y chorros".
Con un tono filosófico, Milei concluyó que las teorías económicas a menudo son absorbidas por sistemas de poder para consolidar sus intereses, advirtiendo sobre el daño que el keynesianismo ha causado en las últimas décadas. "El mundo hoy sigue un modelo keynesiano que le ha hecho muchísimo daño", sentenció.
El debate entre Keynes y Hayek
El debate entre Keynes y Hayek, así como las críticas de los austríacos hacia las teorías keynesianas, fueron ejes centrales en el análisis de Javier Milei sobre la economía.
Milei expuso con detalle estos puntos, resaltando las contradicciones que, según él, presenta el pensamiento keynesiano y defendiendo las bases de la escuela austríaca.
"Keynes tenía un enfoque que distorsionaba el funcionamiento natural de los mercados. Su propuesta de intervención estatal en el ciclo económico no solo es errada, sino que lleva a una espiral de problemas como la inflación", afirmó Milei. En este sentido, subrayó el valor del trabajo de Mises y Hayek, quienes, según él, desenmascararon las falencias del keynesianismo.
Al abordar la teoría cuantitativa del dinero, Milei destacó la influencia de Irving Fisher, a quien calificó como "el inspirador de Friedman". Explicó que esta teoría, aunque a menudo simplificada de manera mecánica por algunos críticos, aborda elementos clave como la relación entre la oferta monetaria, la velocidad del dinero y el nivel de precios. "La versión librotexto es la que vuelve todo burdo, pero cuando lees a los teóricos originales, te das cuenta de que no eran tan tontos como los keynesianos argentinos quieren hacerlos parecer", afirmó.
Uno de los conceptos que Milei enfatizó fue el de la "dicotomía inválida", una crítica directa a las bases de los modelos keynesianos. "El problema es que el lado real de la economía es homogéneo de grado cero, mientras que el lado monetario es homogéneo de grado uno. Es una pelotudez", sentenció Milei. Según él, esta incongruencia rompe el equilibrio entre ambos lados de la economía, generando distorsiones que los austríacos, especialmente Mises, lograron identificar y resolver.
Para ilustrar este punto, Milei explicó: "Si yo duplico todos los precios en una economía equilibrada, el lado real no varía porque es homogéneo de grado cero. Sin embargo, en el mercado monetario, donde las funciones son homogéneas de grado uno, la demanda de dinero se duplica. Esto genera un exceso de demanda que rompe el sistema". Este análisis, según Milei, demuestra que el keynesianismo no solo es erróneo, sino que también es incapaz de manejar desequilibrios estructurales.
En otro momento de la conversación, Milei retomó el concepto de equilibrio general para destacar cómo los austríacos abordaron las inconsistencias de los modelos clásicos. "Los clásicos hablaban del mercado monetario como un velo, pero cuando alguien mete dinero de más en el sistema, empieza a generar inflación. Eso es lo que rompe el funcionamiento natural del mercado", sostuvo.
Finalmente, Milei reiteró su admiración por la escuela austríaca y su rechazo a las políticas intervencionistas. "Los austríacos tienen una visión más profunda y realista de cómo funciona la economía. Sus modelos no solo explican mejor la realidad, sino que también ofrecen soluciones verdaderas y sostenibles", concluyó.