¿Matrix tenía razón? Un científico reveló cómo "escapar" de la posible simulación en la que estaríamos encerrados
La extraña teoría de que nuestra realidad es una simulación no es una idea nueva; a lo largo de la historia, filósofos como Descartes y científicos como Bostrom especularon sobre ella.
Ahora, el informático de la Universidad de Louisville, Roman Yampolskiy, revive este concepto y pone en escena a la famosa película Matrix al indicar que podría estar más cerca de la verdad de lo que imaginamos.
La teoría de que vivimos en una simulación
A lo largo de la historia, numerosos expertos se preguntaron sobre el origen de la vida y trataron de buscar una respuesta a esta incógnita. Entre las teorías propuestas, la idea de que vivimos en una simulación, aunque no comprobada, no resulta tan alocada para algunos.
Uno de sus defensores es Marcus Du Sautoy, matemático de la Universidad de Oxford, quien en su investigación retoma conceptos de Roger Caillois. Este último define los juegos como actividades improductivas y generadoras de incertidumbre, características que Du Sautoy asocia con la estructura del universo y sus leyes fundamentales.
El matemático señala que disciplinas como la física cuántica y la teoría del caos reintroducen la incertidumbre en un cosmos que, bajo las leyes de Newton, parecía completamente predecible.
Además, utiliza "El Juego de la Vida" de John Conway para ejemplificar cómo un universo simulado puede evolucionar de manera automática, siguiendo reglas predefinidas y sin intervención externa.
Esta perspectiva planeta interrogantes sobre el propósito humano y la naturaleza de la existencia, destacando que, al igual que en los juegos, el funcionamiento del universo está determinado por las reglas que lo controlan.
Cómo escapar de nuestra existencia simulada, según Yampolskiy
En su artículo, el autor explora los límites de una posible simulación y, en concreto, ofrece métodos posibles para escapar de ella, lo que podría definir nuestra existencia.
Como punto de partida de su teoría especulativa, Yampolskiy argumenta que, si es cierto que vivimos dentro de una simulación, deberíamos ser capaces de hackearla.
Para ello, el informático recurre a una serie de planes de escape como el intento de comunicarnos con nuestros señores simuladores, poner a prueba la capacidad computacional de la simulación o exigir a millones de personas que mediten al mismo tiempo para volverse activas.
A su vez, el artículo reconoce que existen pruebas perjudiciales para la idea de escapar de la simulación, si es que esta existe. Por ejemplo, saber que vivimos en una simulación no parece cambiar su existencia. Tampoco las religiones, que sugieren la existencia de un simulador externo, muestran evidencia de querer algún efecto en nuestra realidad.
Además, el autor se plantea si los humanos querrían salir de la simulación. Yampolskiy argumenta que el acceso a la realidad básica podría aumentar nuestra capacidad computacional y darnos acceso al "conocimiento real", en lugar de a la física simulada de nuestro universo conocido.
Además, Yampolskiy sugiere la posibilidad de que los simuladores hayan reiniciado la simulación, incorporando medidas de seguridad mejoradas. Sin embargo, su teoría es un enigma sin revolver.