«A mi collar de teleasistencia le debo la vida, me salvó cuando me dio un infarto»
Loli Casas se confiesa «charlatana». Aunque los achaques propios de sus 80 años hagan mella en su cuerpo, su locuacidad le ha protegido frente a esa epidemia silenciosa de la soledad que padecen algunas de sus conocidas. Porque esta onubense no es de las que se pasan todo el día con el pijama puesto en su casa. Ni siquiera más de un año después de haber enviudado del que fue —asegura sin dudarlo— el «amor de su vida». Su agenda no desmerece a la de cualquier veinteañero. «A mí me llaman mis amigas, mi hermana, mis hijos y me paso el día charlando. Tengo mis actividades. Voy a mis manualidades y a clases de Pilates. Como soy una persona activa... Ver Más