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Felipe VI reclama “serenidad” frente a la discordia política y pone el foco en la inmigración

  1. Bien común y consenso frente a la discordia
  2. Inmigración: integrar y respetar las leyes
  3. Viviendas asequibles para los jóvenes
  4. Buenos datos económicos, con salvedades
Discurso de Felipe VI en Nochebuena de 2024.

Bien común, solidaridad, concordia, serenidad frente a la discordia. Esos son algunos de los mensajes principales del discurso que Felipe VI dirigió a los españoles esta Nochebuena de 2024, muy marcado por la catástrofe de la gota fría en Valencia y otras provincias.

Las personas que perdieron la vida y los desaparecidos merecen todo nuestro respeto y no debemos olvidar nunca el dolor y la tristeza que han dejado en sus familias”, pidió el rey al comienzo de su discurso.

De la tragedia de que “miles de personas vieron cómo lo que hasta hacía poco era su pueblo, su barrio, su trabajo, su casa, su negocio, su escuela, quedaban reducidos a escombros o incluso desaparecían”, propuso “sacar las enseñanzas necesarias que nos fortalezcan como sociedad y nos hagan crecer”.

La reflexión del jefe del Estado sobre las inundaciones no eludió, pero tampoco citó expresamente, lo sucedido en Paiporta, cuando don Felipe y doña Letizia, junto con Pedro Sánchez y Carlos Mazón, fueron increpados, insultados y hasta sufrieron lanzamiento de barro y piedras por parte de vecinos indignados por la respuesta de las administraciones públicas ante la riada.

“Hemos comprobado —y entendido— la frustración, el dolor, la impaciencia, las demandas de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones”, indicó el rey, una forma de expresar su comprensión por la indignación ciudadana, y al mismo tiempo una manera de mandar un mensaje a las instituciones para que mejoren la coordinación ante emergencias como esta.

Cabe destacar que don Felipe ha expresado desde el principio el compromiso de la Corona con las víctimas en mensajes, gestos y visitas. La última el pasado domingo, cuando aprovechó para viajar con la reina y sus hijas a Valencia y recorrer varias localidades afectadas en visita privada.

Desde los disturbios que vivieron en Paiporta en su primera visita, el rey se ha preocupado por trasladar dos mensajes clave a los ciudadanos, además de la esperanza: que el sistema funciona y que sólo con unidad saldrán adelante.

Bien común y consenso frente a la discordia

El drama de los muertos y afectados por las riadas le sirvió al rey como introducción para lanzar una idea de fondo sobre el bien común: “Es responsabilidad de todas las instituciones, de todas las Administraciones Públicas, que esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política”.

Para ello, “el consenso en torno a lo esencial, no sólo como resultado, sino también como práctica constante, debe orientar siempre la esfera de lo público. No para evitar la diversidad de opiniones, legitima y necesaria en democracia, sino para impedir que esa diversidad derive en la negación de la existencia de un espacio compartido”.

En mayor o menor medida, todos los grandes discursos de Felipe VI en sus diez años de reinado, tanto en Nochebuena como en la entrega de los Premios Princesa de Asturias, han tenido referencias a la virtud del consenso, y a la necesidad de cultivar y mantener el espíritu de concordia con el que los españoles levantaron la Transición de la dictadura a la democracia y aprobaron la Constitución de 1978.

“El acuerdo en lo esencial fue el principio fundamental que la inspiró”, destacó en esta ocasión, y de 1978 volvió al presente para proclamar que “trabajar por el bien común es preservar precisamente el gran pacto de convivencia donde se afirma nuestra democracia y se consagran nuestros derechos y libertades, pilares de nuestro Estado Social y Democrático de Derecho. A pesar del tiempo transcurrido, la concordia de la que fue fruto sigue siendo nuestro gran cimiento. Cultivar ese espíritu de consenso es necesario para fortalecer nuestras instituciones y para mantener en ellas la confianza de toda la sociedad”.

El hilo argumental del discurso del rey desembocó en la situación política. El rey no ocultó, al contrario, quiso manifestar su preocupación por “el clima en el que se desarrolla con frecuencia nuestro debate público”.

“Es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad”. Don Felipe pidió “serenidad en la esfera pública y en la vida diaria, para afrontar los proyectos colectivos o individuales y familiares, para prosperar, para cuidar y proteger a quienes más lo necesitan”.

Puso como ejemplo “de lo que podemos lograr juntos” la reciente reforma del artículo 49 de la Constitución, referido a las personas con discapacidad.

E insistió: “No podemos permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía”. Todo un mensaje a la clase política, en unos tiempos de alta crispación.

Inmigración: integrar y respetar las leyes

Los discursos de Juan Carlos I en los años más duros de la crisis económica de 2008 trataban sobre el problema del paro y de las dificultades económicas. A lo largo de once navidades, don Felipe ha tratado asuntos de todo tipo: el desafío independentista en Cataluña, la corrupción, el paro juvenil... hasta las polémicas por el patrimonio de su padre.

Para este 24 de diciembre, el rey abordó dos asuntos concretos, que aparecen en las primeras posiciones de las preocupaciones de los españoles en las encuestas: la inmigración y la vivienda.

“La inmigración es un fenómeno complejo y de una gran sensibilidad social que responde a causas diversas”, reflexionó don Felipe, que valoró que “sin los movimientos de población a lo largo de la historia no podrían explicarse las sociedades del presente; que son sociedades abiertas e interconectadas”.

Pero a continuación el rey lanzó una advertencia: “Las migraciones pueden derivar –sin la gestión adecuada– en tensiones que erosionen la cohesión social”.

Se trata de un mensaje novedoso en los discursos públicos del don Felipe. Sobre la inmigración destacó tres “pilares que deben guiarnos a la hora de tratar la inmigración”: “El esfuerzo de integración, que corresponde a todos, el respeto –también de todos– de las leyes y normas básicas de convivencia y civismo, y el reconocimiento de la dignidad que todo ser humano merece”.

No se olvidó de apostar por la firmeza para luchar “contra las redes y las mafias que trafican con personas”.

Viviendas asequibles para los jóvenes

“Otro asunto, que preocupa, sobre todo a los más jóvenes, es la dificultad para acceder a una vivienda”, quiso abordar don Felipe.

Lamentó que “las ciudades, en especial las grandes urbes, actúan como polos de crecimiento y generan una demanda que la oferta no alcanza a satisfacer”.

Ante ese problema, reclamó “que todos los actores implicados reflexionen, se escuchen unos a otros, que se examinen las distintas opciones y que sea ese diálogo conduzca a soluciones que faciliten el acceso a la vivienda en condiciones asumibles, en especial para los más jóvenes y los más desprotegidos, pues ésta es la base para la seguridad, el bienestar de tantos proyectos de vida. Y realmente podemos hacerlo”.

Buenos datos económicos, con salvedades

Felipe VI tuvo palabras para hablar de la situación económica, de la que recientemente el Gobierno ha presumido por los datos macroeconómicos, como el crecimiento del PIB. Pedro Sánchez sacó pecho de ello en su comparecencia de fin de año, que este año adelantó por un día al discurso de Nochebuena del rey.

España tiene ante sí un presente “prometedor al observar el comportamiento de nuestra economía –en términos, entre otros, de crecimiento, empleo o exportaciones– y el nivel general de nuestro bienestar social”, resumió el jefe del Estado.

Pero no dejó de mencionar algunos aspectos económicos en los que “nos queda por hacer”, por ejemplo, “en materia de pobreza y exclusión social”.

En el ámbito internacional, llamó a todos los países de la Unión Europea a “seguir defendiendo con convicción y con firmeza, junto con nuestros socios internacionales, las bases de la democracia liberal, de la defensa de los derechos humanos y de las conquistas en bienestar social sobre las que se asienta nuestro gran proyecto político”.

Como es habitual, recordó a los españoles que España es “una Nación con una historia portentosa, pese a sus capítulos oscuros, y modélica en el desarrollo democrático de las últimas décadas, derrotando incluso el acoso terrorista que tantas víctimas causó”.

Se despidió deseando una feliz Navidad en español, vasco, catalán y gallego.

El mensaje lo grabó en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid, un escenario que hasta ahora no había utilizado para sus discursos de Nochebuena.

Sobre otros detalles, destaca la mesa que se vio junto a la butaca del rey. Sobre la meda había un ejemplar de la Constitución, y una foto de los voluntarios trabajando frente a los efectos devastadores de la gota fría.

Discurso de Felipe VI en Nochebuena de 2024.

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