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‘Sonic 3’ no pierde el encanto noventero con un Jim Carrey que sigue pasándoselo en grande

El actor de ‘Mentiroso compulsivo’ se marca un doble papel en la tercera aventura cinematográfica del erizo de Sega, dándolo todo en un recital cómico irresistible

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Este 2024 a punto de concluir ha sido el 'Año de Shadow'. Tales fueron los designios de Sega, compañía japonesa a cargo de la franquicia Sonic the Hedgehog, que con esta celebración a lo largo del mundo continuaba lo que en 2023 fue el Fast. Friends. Forever. Mientras el año previo se festejó a Sonic como fenómeno aglutinante, homenajeando las más de tres décadas que el erizo llevaba entre nosotros, Fearless: Year of Shadow ha querido centrarse en el personaje homónimo: Shadow el Erizo. Una suerte de Sonic malvado con igualmente mucha historia a sus espaldas.

El 'Año de Shadow' resolvió darle entonces un protagonismo total dentro de convenciones de fans, exposiciones, nuevo merchandising y producción audiovisual, con dos grandes obras para esto último. Tenemos Sonic x Shadow Generations, videojuego publicado el pasado 24 de octubre que ejercía de reedición para un título previo que, a su vez, también tenía mucho de celebración.

Sonic Generations había servido en 2011 para homenajear la historia del erizo, incorporando esta nueva versión varios niveles protagonizados por Shadow así como un DLC (contenido descargable) inspirado en una escena climática de la otra gran obra del Año de Shadow: Sonic 3, la película.

En ambos escenarios Shadow ha contado con la voz de Keanu Reeves, actor muy querido por la comunidad gamer tras interpretar a Johnny Silverhand en el popular videojuego Cyberpunk 2077. El clima que recibe el estreno de la película es por todo ello tremendamente entusiasta, capaz de sobreponerse a los aspectos menos lucidos de la franquicia de Sonic en su estado actual. Por ejemplo, los tibios resultados de su lanzamiento más ambicioso —Sonic Frontiers probando en 2022 a poner al erizo a correr dentro de un gigantesco mundo abierto—, o la constante sombra de Nintendo.

Sonic 3 llega a carteleras cuando aún recordamos del año pasado el taquillazo de Super Mario Bros. La película, casi imposible de replicar. Y, por si fuera poco, no se ha dejado de señalar que la jugada de Sonic x Shadow Generations se parece mucho a cuando en 2021 se reeditó Super Mario Bros. 3D World —uno de los títulos más aclamados del fontanero bigotudo— junto a una expansión titulada Bowser’s Fury. Nintendo lo hizo antes. Es algo con lo que siempre ha tenido que lidiar Sonic, y algo muy doloroso por cuanto lo que caracteriza a este erizo es la velocidad.

La sombra de Shadow

Los ecos de la guerra de consolas de los años 90 perviven hoy en la atribulada gestión de la franquicia de Sonic frente al infalible funcionamiento de Nintendo, aunque el repentino protagonismo de Shadow ofrece unos matices muy interesantes de cara a estudiar cómo prosigue este conflicto. Durante la guerra de consolas primigenia el valor diferencial de la imagen de Sonic frente a la de Super Mario residía en que esta era mucho más gamberra. Con un ímpetu adolescente reflejado en otras mascotas corporativas de la época como Fido Dido o Chester Cheetos, Sonic se oponía al aire infantilón de Mario. Guiñaba el ojo, presumía de rebeldía.

Lo curioso de Shadow es que este es, a su vez, un reverso “adulto” de Sonic. Fue creado en un laboratorio y contrajo amistad con una niña llamada Maria, torciéndose todo cuando esta niña murió, y Shadow fue lanzado al mundo exterior lleno de resentimiento. Conocimos su historia en el juego de 2001 Sonic Adventure 2, y cuatro años después tuvimos la correspondiente aventura en solitario. Shadow the Hedgehog quería sumar oscuridad a la franquicia, haciéndolo de una forma tan obvia y caricaturesca que hizo bastante el ridículo: siguiendo la senda que poco antes había conducido de Jak & Daxter a Jak II: El renegado, este Shadow montaba en moto, disparaba armas de fuego y tenía un índice de “moralidad” que se podía tensar lo que el jugador quisiera.

A Shadow le caracteriza entonces un pasado trágico y es más bien un antihéroe —parece que Keanu Reeves ha querido ponerle voz por las concomitancias entre el personaje y John Wick—, que ocasionalmente ayuda a Sonic y ocasionalmente se enfrenta a él. En líneas generales se puede considerar su existencia como un intento fallido de darle a Sonic una solemnidad que Nintendo nunca contempló, ni en los 90 ni en ese segundo repliegue adolescente de los 2000. Durante el 'Año de Shadow' se le ha celebrado, de hecho, a partir de valores poco relacionados con el remordimiento o la maldad: Sega y el Sonic Team han preferido hablar de la “valentía”, la “confianza en sí mismo” y la capacidad para “romper barreras” de Shadow. Palabras vacías que no alienan a nadie.

Y esto es justo lo que nos lleva a Sonic 3, la película.Afortunadamente, nadie ha planteado durante el desarrollo de la saga cinematográfica que Sonic, en algún momento, quiera abrazar un tono adulto o más oscuro. Shadow es el nuevo gran personaje de la película que vuelve a dirigir Jeff Fowler tras los dos films anteriores y tiene una historia muy similar a la entrevista en Sonic Adventure 2 y Shadow the Hedgehog, lo que en sí mismo implica la aparición de otro personaje: el Dr. Gerald Robotnik, abuelo del archienemigo de Sonic que ha interpretado Jim Carrey con gran aplomo desde la primera película. Gerald Robotnik también está interpretado por Carrey, en un doble papel que conduce, por ejemplo, a escenas donde un Carrey duplicado baila entre rayos láser.

La solemnidad ni está ni se la espera, abogando por esquivar cualquier profundidad y mantenerse fiel a los presupuestos inaugurales de la andadura de Sonic en cines. Estos primeros pasos fueron torpes y no están exentos de un poso sombrío: aún somos incapaces de olvidar que el primer diseño de Sonic fue tan rechazado por el público a raíz de los tráilers que Paramount tuvo que aplazar el estreno a marzo de 2020 para dar tiempo a los animadores de obtener un nuevo aspecto, más parecido al estilo cartoon de los videojuegos. El “Sonic feo” se ha mantenido aaun así parte de la cultura pop, por lo memorable de aquella reacción hostil e incluso por su posterior aparición en Chip y Chop: Guardianes rescatadores, mientras las películas de Sonic han ido fluyendo con regularidad.

Incluso con una pandemia de por medio. Sonic, la película fue uno de los últimos éxitos de taquilla de Hollywood antes de la crisis del coronavirus, llegando Sonic 2 en 2022 con los últimos estertores de emergencia sanitaria. Sonic 3 se estrena ahora manteniendo una escrupulosa continuidad en tono e intenciones, sin apenas visos de agotamiento dentro de una fórmula tan simplona como eficaz.

Un lugar feliz

“La mejor década del mundo”, dice un personaje en Sonic 3, refiriéndose claro está a los 90. El film se muestra consciente entonces de cuáles son los resortes del motor que ha permitido esta curiosa regularidad en cuanto a calidad, rapidez de producción y alumbramiento de secuelas: Sonic 4 ha sido anunciada poco antes de que la tercera llegue a los cines de EEUU, superando la apertura de Mufasa: El rey león. Y este motor se sustenta en la capacidad de Fowler y compañía para emular los condicionantes afectivos de los 90 que vieron nacer a Sonic. Tramas previsibles, frivolidad amable, y ante todo la luminosa aceptación de que son, nada más y nada menos, películas infantiles.

Por eso es tan buena idea prescindir de toda la gravedad que hubiera podido traer en su día Shadow. En la escena de acción donde se presenta (recreada en el DLC de Sonic x Shadow Generations) aparece con su moto y disparando una pistola como en aquel infame juego de los 2000, pero es prácticamente un guiño. A poco que vayamos sabiendo de él no cabe duda de que Shadow —como ocurrió con el Knuckles que dobla Idris Elba y fue introducido en Sonic 2— acabará aliándose con Sonic y formando parte de esta alegre familia de criaturitas generadas por ordenador, encabezada por un James Marsden humano muy satisfecho con ser totalmente secundario e irrelevante.

La presencia conjunta de Marsden y su pareja Tika Sumpter obedece a la introducción de discursos machacones sobre la importancia del hogar y los lazos familiares, lanzados con algo parecido a la inercia pero alineados con la firme adscripción de Sonic a un cine confortable y funcional. Un cine, en fin, sin más ambiciones que hacer que los críos se lo pasen bien y que los adultos hagan lo propio proyectándose a su mirada. Desde esta perspectiva se teje un sugerente paralelismo con otro fenómeno aledaño como sería el de la saga Paddington. Paddington, que también estrena su tercera entrega en cuestión de semanas, se cimienta sobre un argumento muy similar al de Sonic —animal parlante CGI con familia encontrada—, a la vez que pulsa unas teclas ligeramente distintas.

En torno a las películas de Paddington se ha tejido un consenso apasionado y ciertamente performático sobre las bondades de esta adaptación de los libros de Michael Bond. Es un consenso inofensivo y también marcado por la nostalgia, pero en este caso solemos hablar de adultos treintañeros que añoran una sencillez infantil, facilitada por este osito de peluche de amabilidad infinita y modales británicos. Frente al Paddington achuchable, Sonic deviene un Bart Simpson igualmente infantil, pero algo menos encorsetado, donde la nostalgia solo fluye a partir de un modelo noventero que —en la jugada definitoria de toda la operación de Paramount— encuentra en las muecas de Jim Carrey su rostro insignia. Este es, en efecto, el secreto del éxito de Sonic.

La generosa entrega de Carrey a la interpretación de Robotnik—con una instintiva reminiscencia de films míticos de los 90 como La máscara, Ace Ventura o Mentiroso compulsivo— garantiza que el humor de Sonic no decaiga. Un desfile espídico y vigoroso de payasadas para hacer las delicias del público de cualquier edad que aquí funciona si cabe mejor que en Sonic 2 por la incorporación del abuelo Robotnik y el fortalecimiento de la trama amor/odio con su ayudante, el Agente Stone de Lee Madjoub. Todo lo cual invita a dejarse llevar por el espíritu navideño y a alegrarse de que el ademán sombrío de Shadow tarde tan poco en descomponerse. También a desear que, mientras Carrey siga en el barco, continúen llegando todas las películas de Sonic que quieran Paramount y Sega.

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