El tono de la voz: “Hija de vecinos”, el último poemario de Ana Carolina Quiñonez Salpietro
La obra poética de Ana Carolina Quiñonez Salpietro exhibe una cualidad, pero no se trata de un hallazgo producto de la búsqueda a lo largo de sus publicaciones, sino que la misma está desde su primer libro de poemas del 2010: Cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar; también en Vacaciones de invierno del 2012 y en Matacaballos del 2018. Esa cualidad no es otra que el tono de voz.
Quiñonez Salpietro no hubiese podido forjar la obra que viene haciendo sin ese tono de escritura que la lleva a hurgar en lo que le gusta o incomoda. En su último poemario, Hija de vecinos (Intermezzo Tropical), este tono alcanza su punto mayor, no por su madurez (siempre ha mostrado oficio en la escritura), sino por la manera en que la autora administra sus tópicos (los padres, la familia, la amistad y el amor), suscitando en el lector una especie autoanálisis/autorreflexión/autocrítica celebratoria, aún más con la ironía, seña que ya característica a su estilo.
“El ruido de los animales en cautiverio/ no es el de las posiciones/ intrépidas con la técnica/ de las convivencias pasadas/ y ciertas películas/ sino el de los cuerpos que se olvidan/ de lo aprendido de memoria/ porque saben encontrarse/ en la desorientación/ de la madrugada/ cuando nada más importa”, del poema “El ruido de los animales en cautiverio”.
El fragmento suscita distintas lecturas, pero el tono lo eleva. Todo indica, y a las pruebas (poemarios) me remito, que si hubo algo que la autora no negoció en su trayectoria es precisamente ese sonido interno, personal.
Hay, pues, en la poesía de Quiñonez Salpietro una mirada de la vida (como la puede tener cualquier creador y cualquier ser humano) que ha adecuado a su voz (no todos los creadores la pueden adecuar), por eso su poesía no cae en el tentador efectismo, menos en el recuento vital como símbolo de malditismo o como se quiera llamar. En sus coordenadas, la poeta ha hallado su verdad y en base a ella poetiza su vida. De ese rumbo no se sale y celebremos que sea así.
Por calidad de obra, Quiñonez Salpietro es una de las principales voces de la poesía peruana actual y su presente (esta publicación) es también la firma de la legitimidad de la apuesta que hizo en sus inicios y cuyos resultados los tenemos a la vista. Busquen el libro.