El acuerdo para crear el Centro Nacional de Neurotecnología se firma con discrepancias entre Viciana y Morant
Es oficial: el nuevo Centro Nacional de Neurotecnología (bautizado como Spain Neurotech ) contará con un presupuesto de 200 millones de euros y se ubicará junto al Parque Científico de Madrid de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Su objetivo será estudiar el cerebro humano y buscar un remedio a enfermedades como el parkinson, alzheimer o la depresión. Así lo han rubricado este viernes el consejero de Educación, Ciencia y Universidades, Emilio Viciana, junto con la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant y la rectora de la UAM, Amaya Mendikoetxea en el campus de Canto Blanco. En concreto, el Gobierno regional invertirá 78 millones de euros hasta 2037 en esta iniciativa para el estudio del cerebro humano, con unas instalaciones que persiguen convertirse en referencia internacional en el desarrollo de nuevos avances a través de la integración de las neurociencias, la inteligencia artificial y sus implicaciones éticas, y del que solo existen cinco en su clase. Por su parte, el Gobierno central aportará 120 millones de euros al proyecto, de los cuales el Ministerio de Digitalización y de la Función Pública, ya ha transferido al Ministerio de Ciencia los primeros 40 millones de euros para su puesta en marcha. Sin embargo, este consenso solo ha reinado sobre el papel, ya que en sus discursos tanto el consejero como la ministra han vuelto a lanzarse dardos envenenados como ya ocurrió durante la presentación del Programa María Goyri a principios de mes. En este acto, Viciana ha reclamado «evitar que la ideología invada la ciencia o la propia universidad», mientras que Morant le ha pedido que traslade a la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, que «los acuerdos nos hacen mejores para seguir apostando por el futuro y el progreso de los madrileños». «La Administración debe respetar el estado de derecho y los principios de igualdad de oportunidades, mérito y capacidad, que serán la mejor garantía de continuidad de los proyectos y la mejor fuente de respeto de la opinión pública», ha remarcado el consejero. «También es fundamental evitar que la ideología invada la ciencia o la propia universidad. El pensamiento científico ha de ser lo más opuesto a cualquier ideología». Al hilo, ha defendido que la ciencia «parte de ideas que se someten a procesos de razonamiento para demostrar su validez, que se toman siempre provisionalmente» y ha reclamado «garantizar que la universidad y la investigación son libres, plurales y de calidad». Por su parte, la ministra ha defendido que el Gobierno de España «seguirá invirtiendo para que esta comunidad autónoma siga progresando a través de servicios públicos tan determinantes como son sus universidades públicas, así como el Centro Nacional de Neurotecnología». «Este centro nos va a ayudar a desarrollar reglas éticas y jurídicas necesarias para garantizar los nuevos derechos digitales. Defendemos explícitamente los neuroderechos, que no son otra cosa que anteponer el respeto a los derechos humanos a cualquier otra consideración», ha concluido la ministra en alusión a la petición de Viciana, quien «objetado» acerca del concepto 'neuroderecho'. «Creo que necesita repensarse y que quizá no tenga razón de ser. Yo invito a este consorcio a incluir a los mejores juristas independientes en sus investigaciones y consultas, porque el derecho también es ciencia. Y si bien el jurista no debería hacer biología ni neurología, sino regularlas, el neurólogo o el biólogo no deberían hacer teoría jurídica», ha rematado. El programa del Centro Nacional de Neurotecnología ha sido diseñado por un equipo liderado por el director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia en Nueva York, Rafael Yuste, ideólogo del Proyecto BRAIN, pionero en desarrollar métodos para registrar la actividad cerebral y poder cambiarla; además también han participado el profesor de Ingeniería Eléctrica y Neurociencia de la Universidad de California-Berkeley, José Carmena; y el catedrático de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, Álvaro Pascual-Leone. Su principal objetivo es diseñar herramientas tecnológicas que estén basadas en los fundamentos de cerebro humano. Éstas se pondrán al servicio de la sociedad con gran impacto en áreas como la salud y la lucha contra determinadas patologías clínicas, como enfermedades crónicas en estados iniciales, trastornos del neurodesarrollo incluyendo el trastorno del espectro autista (TEA), así como el parkinson, alzheimer, la depresión, los transtornos del sueño, dolencias del ritmo cardiaco o secuelas tras el daño cerebral agudo y adquirido. Igualmente, se busca la fundación de empresas que transformen el potencial de los resultados de investigación generados mediante el establecimiento de acuerdos y cofinanciación en proyectos y en la explotación comercial de los resultados, como son las patentes y otros resultados de interés comercial. En este proyecto tendrá una importancia destacada el departamento que velará por los aspectos éticos y jurídicos asociados a la evolución de la nueva neurotecnología.