La espía española más joven de la II Guerra Mundial cuenta cómo escapó de los alemanes: «Intentaron la última jugarreta»
Con tan solo 11 años, Liana Romero se convirtió en la espía española más joven de la Segunda Guerra Mundial al formar parte de una de las redes de espionaje más peligrosas del mundo. Y es que su madre, Larissa Swirsky, conocida como la 'Reina de Corazones', trabajó como un agente doble durante el conflicto bélico. En un inicio, Larissa Swirsky colaboró con los nazis , pero después decidió ayudar a los británicos al descubrir lo que estaba sucediendo con los campos de exterminio. Para ello, utilizó a su hija Liana como tapadera en sus arriesgadas misiones. Entre ellas, ambas lograron impedir que los nazis invadiesen Gibraltar. Más de 80 años después, Liana Romero ha dado su impactante testimonio en el podcast 'Tenía la duda' de Judith Tiral. En la entrevista, publicada en YouTube, la anciana relata sus vivencias, cargadas de momentos escalofriantes. Entre ellos, cuando siendo solo una niña logró escapar junto a sus padres de los nazis. Larissa, de origen ucraniano, llegó a Alemania en 1920 exiliada tras la Revolución rusa. Después, se mudó a París, regufio de la nobleza rusa. En Cannes, conoció al padre de Liana, de origen sevillano . «Mi padre empezó como marino mercante, después se agregó a una base militar en Mallorca», cuenta la anciana. En 1940, cuando el padre de Liana estaba destinado en Ceuta, su madre conoció a una mujer que trabajaba para los alemanes. «Estaban almorzando cuando aparecen dos caballeros, muy bien vestidos, se presentan y ella se los introduce a mi madre (...) Estaba todo fraguado porque se abrieron y le dijeron que necesitaba que trabajara para ellos », señala la anciana. En plena guerra entre Alemania y Rusia, Larissa acepta convertirse en espía con la promesa de los alemanes de recuperar sus propiedades en su país natal y conocer dónde estaban enterrados sus padres. Entonces, comienza su labor dentro del triángulo formado por Tetúan, Ceuta y Tánger. «Era un nido de espías porque estaba el Paso del Estrecho. Los alemanes querían Gibraltar », explica Liana en el podcast. El padre de Liana fue trasladado a Puente Mayorga, en Cádiz, un lugar «clave en la bahía de Gibraltar». Allí, Larissa trabajó como espía y «empezó el riesgo». «Le dan permisos especiales y entra en Gibraltar como si fuera de compras, pero lo que va es a observar las actividades militares. Va siempre de la mano de su niña como tapadera », explica la anciana. En una de sus primeras misiones, y de las más arriesgadas, «los italianos, al servicio de los alemanes, habían hecho volar en el puerto unos tanques llenos de combustible y encargaron a mi madre ir al muelle y sacar fotografías para demostrar que habían terminado la misión». Ambas lograron librarse en aquella ocasión de ser pilladas y, por ello, de ser ejecutadas. «Las misiones más peligrosas no me llevaba con ella» , cuenta Liana, que vivió todo como una «aventura» siendo solo una niña. Larissa decidió dejar de trabajar para los nazis una vez se enteró de la existencia de los campos de exterminio a través de una familiar cuyo marido trabajaba en la resistencia francesa. «Empieza a contarle unas barbaridades que mi madre se desmaya», cuenta Liana. Entonces, Larissa contactó con el jefe del servicio secreto inglés y se ofreció para colaborar con ellos. «Venían todos a casa, aquello era la ONU» , bromea Liana, que señala que su madre vivió con «miedo» aquellos años trabajando como doble espía. El momento crítico llegó con el encargo de una nueva misión por parte de los alemanes. « Intentan la última jugarreta . Le encargan salir de Cádiz a bordo de un transatlántico y entregar un maletín en Buenos Aires», cuenta la anciana. A pesar de que el padre de Liana no estaba de acuerdo con que Larissa realizara esta operación, la mujer estaba decidida a llevarla a cabo. Sin embargo, el servicio secreto inglés logró advertir antes a la espía: «Le dijeron que a bordo iban dos agentes alemanes que, a la altura de las Islas Azores, le iban a tirar del agua». Para librarse de realizar esta operación, «un médico certificó que mi madre se había resbalado y se había roto la pierna ». Ello, unido a que el padre fue trasladado a Sevilla por el Gobierno español, fue el final del trabajo como espía de Larissa. «La gente se preguntará, ¿cómo sobrevivió? Protegida por el Gobierno español », concluye Liana, que asegura que en su casa nunca se volvió a mencionar el espionaje: «Todos los días de mi vida me iba con esa intriga y ese desencanto».