De las elecciones a las promesas pendientes: los siete retos de Milei en 2025
Si el 10 de diciembre de 2023, el día que asumió la Presidencia, le decían a Javier Milei que un año después la inflación no llegaría al 3% mensual, que el riesgo país bajaría de los 700 puntos básicos y que el dólar se ubicaría alrededor de los $1200, seguramente hubiera firmado. Llegado ese escenario, celebrado por todo el arco oficialista, se avecinan para el Gobierno nuevos desafíos y la continuidad de otros en el año que arranca.
Elecciones 2025 en la mira
Cronológicamente no será lo primero, pero sí está marcado como una fecha clave. Las elecciones legislativas serán un hito de 2025 y todos los espacios políticos buscarán encontrar la mejor estrategia.
Por la manera en la que se renuevan las bancas, será todo ganancia para LLA: solo se defienden cuatro en Diputados. Según cómo le vaya al gobierno podrá quedar más o menos cerca de ser mayoría en Diputados y de ser primera minoría en el Senado.
El peronismo, por su parte, renueva una buena elección de 2019 en el Senado y no le será fácil mantener su cantidad de bancas. Lo que era Juntos por el Cambio hizo una elección de amplia cosecha en 2021 en Diputados. Es esperable que LLA amplíe su caudal legislativo a costa de ambos espacios.
Igualmente, una de las grandes incógnitas que tendrán que resolver desde el oficialismo es la relación con el PPO de cara al cierre de listas. Compartir listas o competir en las generales, esa es la cuestión. Cada estrategia tiene sus puntos a favor y en contra, sus riesgos y posibilidades. Podría priorizarse aunar fuerzas para derrotar al kirchnerismo; o ir divididos para, en caso de una buena elección, sumar más bancas. Parece difícil que se resuelva en el corto plazo y Mauricio Macri y compañía juegan su partido.
Una de las novedades de los comicios será la implementación de la Boleta Única de Papel. A esto se suma que, al ser elecciones legislativas, no estarán el nombre ni la cara de Javier Milei en las boletas. Será un desafío trasladar el apoyo que acredita el Gobierno nacional a los candidatos locales, más aún teniendo en cuenta los problemas que han tenido los bloques libertarios en el Congreso durante el primer año de gestión.
Fortalecer la gestión puertas adentro
Vinculado al punto anterior, el Gobierno ha tenido un aspecto mejorable en 2024 en cuanto a las internas. La más evidente es la que protagoniza Victoria Villarruel, y nada indica que el vínculo pueda mejorar.
Pero no solo la relación con la vice es un desafío, sino también lo que sucede en el Congreso. El desconocimiento y la ignorancia de los bloques libertarios quedaron en evidencia en reiteradas ocasiones. También el fuego amigo (las idas de Oscar Zago y Lourdes Arrieta o los rounds entre Lilia Lemoine y Marcela Pagano fueron algunas muestras).
Mientras tanto, en cuanto al Ejecutivo convivieron dos facetas. Por un lado, un claro contraste con las gestiones anteriores a la hora de tomar decisiones y avanzar en la agenda propuesta sin demasiadas dilataciones. Pero, al mismo tiempo, un goteo incesante de funcionarios despedidos o renunciados. Parece complicado que continúe ese nivel de salidas, de entre una y dos por semana en promedio, y al mismo tiempo lograr una gestión eficiente.
El Congreso, posible usina de problemas
Si fuera una pelea de box, la Libertad Avanza está ganando en las tarjetas contra los espacios opositores en el ámbito legislativo. Pero la conformación actual se mantendrá hasta diciembre de 2025, por lo que el combate no está definido.
Con un puñado de senadores y menos de 40 diputados, los libertarios se las arreglaron para obtener varios triunfos. Desde la sanción de la ley Bases hasta el uso de decretos y vetos, el Gobierno ha tenido más logros en el Congreso que lo que se auguraba en la previa.
El apoyo del PRO, algunos radicales y los llamados bloques dialoguistas ha sido clave para engrosar el respaldo legislativo al gobierno libertario. Sin embargo, si se tensa la relación o si el Gobierno pierde apoyo popular, esos mismos legisladores que acompañaron podrían retirar el apoyo, lo que complicaría cualquier estrategia diagramada desde la Casa Rosada.
La centralidad y la agenda, desafíos constantes
Ya sea en lo económico como en lo cultural o hasta lo anecdótico el Gobierno ha demostrado una enorme efectividad a la hora de ocupar la centralidad del debate público. Desde el "17.000% de inflación", instalado como un mantra, la discusión económica giró en torno a las acciones de gobierno a cada paso.
Pero lo mismo sucedió con otras cuestiones, como el debate cultural, que va desde el rechazo al lenguaje inclusivo hasta una militancia homofóbica. Lo mismo se puede decir de la propia figura del Presidente, que buscó instituirse como una celebridad. Desde sus vínculos con Donald Trump y Elon Musk hasta sus parejas con figuras del espectáculo como Fátima Florez y Amalia González.
El reverso de haber logrado la centralidad durante todo 2024 es el riesgo de cara a 2025: cómo lograr que se sigan discutiendo los temas que quiere el Gobierno. En principio, esto se logró gracias a una oposición desconcertada y anodina.
Si el oficialismo deja de tener la capacidad de instalar temas y la oposición pasa a tener una propuesta propia, puede existir un riesgo. Ese riesgo podría crecer si se instala un nombre propio en la oposición, el de Cristina Kirchner. Su crecimiento, con elecciones a la vista, podría derramar dudas sobre el futuro del plan económico.
El mundo que asoma en 2025
El contexto internacional tiene implicancias evidentes y decisivas para cualquier gobierno local. Cambiemos cerró un 2017 al alza, pero las complicaciones externas de 2018 hirieron de muerte al plan gradualista. La contestación del Gobierno actual es que la estrategia ahora es más sólida y se basa en el equilibrio fiscal y que durante el macrismo no se hizo el ajuste necesario.
Sin embargo, las variables externas pueden significar un viento de cola o una pendiente ascendente. ¿Cómo influirá el cambio de signo político en Estados Unidos? ¿Ayudará la relación Milei-Trump o las políticas proteccionistas en la principal economía afectarán a la Argentina? ¿Cómo evolucionará la relación con China?
Y, más importante aún, Brasil. La devaluación del real ya es un problema y no resulta claro que esto cambie el año que viene. Además, el actual esquema cambiario puede atentar contra la acumulación de reservas y generar una fuga mayor.
Cumplir con la promesa del cepo
Muchas de las promesas de campaña -cerrar el Banco Central, dolarizar o que el ajuste lo pagaría la casta- parecen haber quedado en eso. Sin embargo, respecto a la salida del cepo se renovaron las promesas y se puso un plazo.
Tanto Milei como Luis Caputo anunciaron que se levantaría durante 2025, por lo que obviamente será un desafío para una economía argentina en la que no abundan las reservas. El eventual levantamiento del cepo será clave para la credibilidad y estabilidad del plan.
A esto se suman las obligaciones. Solo en el primer semestre del año vencen bonos por u$s 5000 millones. Milei fue tajante cuando presentó el proyecto de Presupuesto -que luego decidiría no discutir en el Congreso- y aseguró que primero se pagará la deuda y que luego se atenderían las demás erogaciones.
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Torcer las curvas del contexto local
También vinculado a lo económico, el Gobierno tiene varios desafíos que son impostergables si quiere lograr triunfos políticos. En principio, consolidar la baja de la inflación. Los últimos números han sido alentadores pero obviamente no se trata de un problema del pasado.
En el mismo sentido, los datos de crecimiento económico muestran una tendencia positiva en el intermensual, pero por el arrastre estadístico siguen dando en rojo comparados con un año atrás. Del mismo modo los datos oficiales de pobreza e indigencia -tuvieron fuertes subas- llegan con rezago, por lo que habrá que aguardar para tener un nuevo termómetro de la situación.
Los desafíos económicos y la recuperación deben incluir también la cuestión laboral. El desempleo puede ser uno de los indicadores que muestre, como sucedía en la década de 1990, por dónde ajusta el modelo.