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Nueva batalla por el voto trabajador en Estados Unidos

Bueno, sabíamos que no podía durar. La extraña coalición de Donald Trump compuesta por gente de MAGA (Make America Great Again) y multimillonarios se unió principalmente para ganar las elecciones, y el presidente electo prometió ambos lados de la Luna. Ahora empezamos a ver que este grupo tiene poco en común, empezando por sus actitudes hacia el trabajo y la inmigración.Fuimos testigos de la batalla en línea entre la influencer de MAGA Laura Loomer y Elon Musk sobre el tema de las visas H-1B para trabajadores calificados extranjeros. Hablo de esta desavenencia en mi columna de hoy, pero aquí quiero detallar sobre lo que significa para una batalla política más grande que se avecina: la lucha por los votos de los trabajadores.Trump hizo su llamado original a su base —la clase trabajadora y la clase media— prometiendo apoyo a los empleados estadunidenses que se quedaron rezagados, sobre todo en el Cinturón del Óxido (Rust Belt) y el sur. Esto significa dar prioridad a la contratación de personas locales, incluso si suelen ser más caros que los extranjeros. Pero ahora que Trump volvió a ganar, parece que está mucho menos interesado en el corazón del país. En cambio, él y su círculo íntimo de multimillonarios están tan cautivados por los colegas del sector de tecnología de Silicon Valley como los demócratas —si no es que más— y prefieren la mano de obra más barata donde y cuando la necesitan, sin importar la nacionalidad.Una cosa sería que hicieran esto y al mismo tiempo abogaran por más recursos para el sistema educativo. Pero, como me dijo el economista y premio Nobel Daron Acemoglu, “uno de los problemas con el programa H-1B es que se ha convertido en un vehículo para que las élites renuncien al sistema educativo estadunidense”.Ahora bien, seamos claros: Loomer no es la mensajera ideal para este debate. Gran parte de la retórica MAGA, incluida gran parte de lo que sale de su boca, es racista y xenófoba. Pero ella también es valiente al enfrentarse a poderosos multimillonarios, entre ellos Musk, para plantear un punto importante sobre cómo apoyar a los trabajadores estadunidenses frente a la competencia global.La semana pasada hablé por teléfono con Loomer y ella lo resumió de esta manera: “Trump tiene que elegir entre sus promesas a la base y la clase de donantes multimillonarios que está tratando de redefinir lo que significa ser MAGA. Esto va a ser un desastre”.Loomer predice que si elige esta última opción, muchos votantes MAGA van a inclinarse por no participar en las elecciones de mitad de mandato.Los demócratas ya se preparan para esta eventualidad. El senador de Vermont, Bernie Sanders, intervino en el debate sobre la visa H-1B la semana pasada, acusando a Musk de elegir la mano de obra inmigrante, no porque sea mejor, sino porque es “más barata”.Además, un grupo de académicos, empresarios y abogados de izquierda y centro difundió una nota la semana pasada sobre la división entre Loomer y Musk, en la que se señala que “si bien Loomer tiene muchas opiniones muy alejadas de la corriente principal… Musk y sus asociados son una amenaza mucho mayor para la libertad y los derechos de los trabajadores… éste es el momento propicio para construir coaliciones de diferentes corrientes ideológicas contra su influencia”. Recibió críticas positivas de muchas personas influyentes en los círculos políticos de izquierda.Siempre ha habido un determinado nivel de traslape entre MAGA y la izquierda sindical. (Alrededor de 40 por ciento de los miembros de los sindicatos votó por Trump). Y algunos progresistas ya hablan de cómo aprovechar las grietas entre la base de Trump y sus multimillonarios con mensajes en torno a la solidaridad con los trabajadores, retratando al “rey” Musk como un monarca en espera, a los tech bros como los meritocratas por excelencia inundados en un elitismo de coeficiente intelectual.Me parece claro que el partido que pueda retener a la clase trabajadora ganará en 2026 y más allá. Pero no tengo claro si Musk durará más de dos años, o si los demócratas pueden hacer algo más que desacreditar a los multimillonarios. ¿Pueden idear algún tipo de mensaje político llamativo que atraiga a la base MAGA o a la clase trabajadora en general?Está claro que los votantes quieren que el partido tome ese rumbo. Una encuesta de diciembre que llevó a cabo Data for Progress, un grupo de encuestas de tendencia izquierdista, encontró que 89 por ciento de los demócratas cree que el próximo presidente del Comité Nacional Demócrata debe ser alguien con vínculos más fuertes con los votantes de clase media y trabajadora que los ejecutivos corporativos.Peter, ¿qué lecciones te llevas de la disputa entre Loomer y Musk? ¿Crees que los republicanos podrán conservar su base al mismo tiempo que Trump corteja a la clase multimillonaria?Lecturas recomendadas-Me encantó un artículo de opinión de Adam Grant en The New York Times sobre por qué las calificaciones, no solo la determinación, siguen siendo importantes. El punto central es que si te elogian solo por el esfuerzo en lugar de los resultados, es posible que no adoptes mejores estrategias para el éxito.-Kenneth Rogoff tiene toda la razón en su artículo en Project Syndicate, sobre cómo Trump va a politizar la Reserva Federal.-Me alegra no ser la única aficionada a la ópera y que, según un artículo de Alex Ross en The New Yorker, haya evidencia de que el público más joven de todo el país está abrazando esta forma.-Espero con ansias, después de leer una reseña en The New Yorker sobre una de mis escritoras favoritas de reportajes, Rebecca Mead, comprar el libro de la académica Eva Payne Empire of Purity: The History of Americans’ Global War on Prostitution. Espero que responda a la eterna pregunta: ¿por qué los estadunidenses son tan extraños con respecto al sexo?-Y por último, en Financial Times, no se pierdan la primera columna de 2025 de mi colega Janan Ganesh sobre por qué puede ser que las cosas empeoren antes de mejorar. La regla Carter nos dice que necesitamos una crisis real para que los sistemas cambien. Creo que es verdad y, sorprendentemente, todavía no la hemos alcanzado.Peter Spiegel respondeRana, cuando se trata de política económica, yo (tal vez ingenuamente) me aferro a la creencia de que lo que funciona mejor económicamente es lo que funcionará mejor políticamente. Y aquí, temo que la evidencia esté contra Loomer y Sanders.Hay áreas de la economía estadunidense en las que los ejecutivos presionan para mantener políticas de inmigración liberales y con ello mantener los costos laborales más bajos. Pero, en mi experiencia, eso no está sucediendo en el debate de las visas H-1B, donde la lucha no es sobre mano de obra no calificada que puede estar deprimiendo los salarios de los trabajadores de clase media (aunque la literatura está un poco dividida sobre cuánto sucede esto realmente). Las H-1B son visas de no inmigrantes para trabajadores calificados en áreas de la economía estadounidense donde hay escasez de habilidades.¿Se abusa de las reglas H-1B para traer mano de obra barata del extranjero? Yo creo que sí, pero lo que he escuchado de los ejecutivos del sector de tecnologíaes que tienen dificultades para encontrar ciudadanos estadunidenses con las habilidades necesarias de ingeniería o programación para cubrir los puestos vacantes que tienen.Tomemos como ejemplo mi estado natal, Arizona. Es un gran ganador de la Ley de Chips de la administración Biden, con Taiwan Semiconductor e Intel que construyen enormes fábricas en el estado. Pero TSMC se ve obligada a traer ingenieros de Taiwán porque no puedo encontrar suficientes ingenieros con residencia en EU para cubrir sus vacantes. La Universidad Estatal de Arizona llevó a cabo una enorme ampliación de su programa de ingeniería para satisfacer la necesidad, pero la brecha de habilidades persiste.Es un tropo que ya es un poco recurrente, pero vale la pena repetirlo: gran parte de lo que constituye Silicon Valley en la actualidad fue construido por extranjeros, ya sea el cofundador de Google, Sergey Brin (nacido y criado en Moscú), el fundador de eBay, Pierre Omidyar (París), el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella (Hyderabad), el director ejecutivo de Google, Sundar Pichai (Madurai) o, por supuesto, el propio Musk (Pretoria) y su compañero de viaje ideológico y cofundador de PayPal y Palantir, Peter Thiel (Fráncfort).Hay pocas cosas más importantes para la economía estadunidense que seguir siendo un imán de talentos para los mejores y más brillantes del mundo. El hecho de que Loomer esté del otro lado de este argumento me hace sentir bien con esa postura.

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