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Rodeados por el fuego de Los Ángeles: «Esto es apocalíptico, parece que no haya nadie al mando»

Abc.es 
«Te asomas a la ventana y parece el infierno: el cielo está naranja, lleno de humo, hay objetos volando a causa del viento y el olor a quemado es penetrante. Es horrible», relata Martina Valenzuela, una joven chilena que vive en una de las zonas más afectadas por los fuegos que devoran el sur de California . Desde el martes por la noche, los vientos que soplan a más de 150 kilómetros hora han impedido el control de los tres grandes incendios que rodean la ciudad de Los Ángeles. Ya hay más de un millar de edificios destruidos, 70.000 evacuados y dos muertos. Y la situación por ahora solo puede ir a peor. El miedo y la desesperación está generando el caos en las zonas afectadas. Asegura Martina Valenzuela que la situación en la ciudad de Los Ángeles se volvió «anárquica» el martes por la noche y desde entonces nada está bajo control. «Volvía del trabajo, cerca de Palisades, y la gente se saltaba los semáforos, había árboles cayendo sobre los coches… resultaba apocalíptico, como de película. Parece que no haya nadie al mando», detalla. Valenzuela vive en el barrio de Altadena, a 20 minutos del fuego que arde en Palisades, pero solo a un par de kilómetros del que está ubicado en Eaton, dentro de Altadena. «Hemos amanecido y había un nuevo foco aquí cerca, estamos rezando porque el viento no traiga el fuego hasta nuestra zona», explica, aterrada por la idea de que su vivienda arda en llamas.   «Por ahora aquí ya ha llegado el humo, llevamos mascarilla incluso dentro de casa porque respirar sin ella es misión imposible». Sobre evacuar y salir de la ciudad, la joven prefiere no planteárselo como una decisión que tenga que tomar, a diferencia de varios amigos suyos, que ya han salido de Los Ángeles. «No lo quiero pensar por ahora, mi madre es muy mayor y si le obligara a abandonar todos sus recuerdos porque peligre nuestra vivienda se me rompería el corazón. Voy a aguantar y confiar en que los bomberos controlen la situación en breve«. La esperanza de Martina contrasta con los avisos de las autoridades que pide a la población su evacuación. «Obedecer a las órdenes de evacuación es la diferencia entre vivir o morir», advertía Jim McDonnell, el jefe de policía del condado de Los Ángeles.

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