Adiós a Alex
La noticia triste llega de Nueva Zelanda y dice que, en la medianoche del sábado, murió Alex Wyllie a los 80 años. El neozelandés, además de ser una figura emblemática del rugby de su país, dejó una huella imborrable en la historia de Los Pumas.
Alex Wyllie y Los Pumas del 99. Foto: Getty
A mediados de 1992 el neozelandés Alex Willie, que poco tiempo antes había dejado de entrenar a los All Blacks, viajó a Buenos Aires iniciando una relación que, con intermitencias, se extendería por varios años. Desde al aporte de Izaak Van Heerden en 1965 hasta el desempeño como head coach de Michael Cheika en el Mundial 2023 son pocas las intervenciones de entrenadores extranjeros en el seleccionado argentino y, sin dudas, la de Alex Willie dejó una huella muy profunda. En 1996, ya con José Luis Imhoff como entrenador de Los Pumas, la colaboración de Wyllie se intensificó, hasta que en la Copa del 99, por los desatinos organizativos del rugby argentino y casi a su pesar, terminó siendo el head coach del equipo. La premisa de Alex Wyllie era que los jugadores argentinos debían disciplinarse y confiar mas en ellos mismos. Se recuerdan algunas anécdotas entre pintorescas y estrafalarias, como cuando exigió que el equipo jugara con pantalones negros porque los blancos de siempre podían generar confusión en el maul o cuando decidió hacer el calentamiento en una plaza y llegar llegar a último momento en el test contra los All Blacks de Wellington 1997 para poner nerviosos a los hombres de negro. El resultado: Argentina 8 – Nueva Zelanda 93, la peor derrota en la historia de Los Pumas.
Pero mas allá de esos tropiezos, el balance de la relación entre Wyllie y Los Pumas es positivo, sobre todo por la experiencia de la Copa de Gales. 15 días antes de ese mundial el entrenador Pipo Méndez presentó su renuncia mientras Wyllie descansaba en su granja de Karaka (Auckland). La desconcertada y desconcertante dirigencia de la UAR lo contactó para avisarle que en Gales no sería uno mas del staff, sino la cabeza del grupo, el Head Coach. Wyllie se hizo cargo de la papa caliente y su aporte fue fundamental en la actuación de Los Pumas. Aún hoy los jugadores recuerdan el reto adornado de gritos e insultos de todo tipo que los despertó en el entretiempo del decisivo partido ante Samoa. Esos 10 minutos en el vestuario de Llanelli cambiaron la historia porque el seleccionado que iba perdiendo 0 – 16, salió con otra cabeza y demolió a su rival terminando para siempre con el trauma samoano. Todos gracias a la dureza inteligente del entrenador neozelandés.
Wyllie fue un tercera línea batallador que se formó en Canterbury y jugó 11 tests para los All Blacks, entre ellos el considerado mejor partido de la historia contra Barbarians en enero de 1973, el del try de Gareth Edwards. Ya retirado fue asistente de Sir Brian Lochore en la primera Copa del Mundo ganada por los All Blacks. Luego, antes de iniciar su contacto con el rugby argentino, fue head coach de Nueva Zelanda durante cuatro años que culminaron con la participación en el mundial de Inglaterra 1991, que terminó con una derrota ante los Wallabies de David Campese en semifinal. Su estilo duro e intransigente le trajo problemas y polémicas, como cuando decidió separar del equipo al capitán Wayne “Buck” Shelford, generando una pelea que aún se recuerda en Nueva Zelanda.
Ese estilo, forjado en el trabajo de granjero, lo importó a nuestro país. Sin embargo, detrás del caparazón de dureza se escondía un hombre sensible que en la despedida, luego de la histórica actuación del Mundial 99, derramó unas lágrimas de emoción que contagiaron a todo el plantel puma. Hoy la historia de los All Blacks y Los Pumas se unen para derramar una lágrima por él.
Daniel Dionisi