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Dra. Vania Martínez y hoja de ruta en salud mental: “Confiamos en que marque un hito importante para la prevención del suicidio”

El Ministerio de Salud diseñó la Estrategia Nacional para la Prevención del Suicidio 2025-2034 (ENPS), una hoja de ruta que busca modernizar la política pública en salud mental y fortalecer el trabajo preventivo en todo el país. El documento surge tras la revisión del Programa Nacional de Prevención del Suicidio (PNPS), vigente desde 2013, que evidenció avances —como mayor gobernanza y mejor vigilancia epidemiológica— pero también brechas en recursos, articulación y desigualdades territoriales.

La ENPS tiene como objetivo reducir las tasas de suicidio en Chile mediante un enfoque integral, basado en evidencia y culturalmente pertinente. Además, ordena y coordina los planes sectoriales, incluyendo el PNPS, para asegurar intervenciones coherentes, sostenibles y adaptadas a las necesidades de cada territorio.

La estrategia se articula en tres pilares clave:

  • Gobernanza y coordinación intersectorial, para integrar a distintos actores públicos y comunitarios;
  • Toma de decisiones informada por evidencia, con datos robustos y evaluación permanente;
  • Equidad e inclusión, asegurando accesibilidad y pertinencia cultural, especialmente en grupos de mayor riesgo.

Asimismo, define seis componentes de intervención, que abarcan desde la prevención en comunidades hasta los cuidados posteriores a un suicidio: prevención comunitaria, reducción de medios, comunicación segura, sistemas de ayuda en crisis, continuidad de cuidados y postvención.

Con esta estrategia, el Ministerio de Salud busca fortalecer la respuesta del Estado y avanzar hacia una política más coordinada, efectiva y centrada en las personas, considerando la complejidad y el impacto social que representa el suicidio en Chile.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la doctora Vania Martínez, médica cirujana, psiquiatra infanto-juvenil y académica del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (CEMERA) de nuestra casa de estudios, valoró el trabajo intersectorial que permitirá actualizar el PNPS vigente hace más de una década.

La doctora Vania Martínez es psiquiatra infantil y del adolescente, además de académica del CEMERA de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y directora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (IMHAY). Foto: Facultad de Medicina UChile.

“Chile tiene desde hace más de diez años un Programa Nacional de Prevención del Suicidio, que prontamente será actualizado mediante la Estrategia Nacional de Prevención del Suicidio. Esta nueva estrategia recoge los aprendizajes de este período, así como evidencia nacional e internacional, además de la opinión de la academia, la sociedad civil y las diferencias territoriales. Confiamos en que, cuando se lance la estrategia y el documento que la sustenta, marque un hito importante para la prevención del suicidio en el país”, sostuvo al respecto.

Martínez puntualizó que las campañas, como la impulsada recientemente por el Ministerio de Salud, orientadas a disminuir el estigma y abrir la conversación sobre salud mental, “contribuyen a sensibilizar a la población y a desestigmatizar los problemas de salud mental. Esto favorece la búsqueda de ayuda oportuna por parte de personas que puedan estar en riesgo suicida”.

La importancia del lenguaje seguro

La experta valoró cómo se ha avanzado en la conversación pública respecto al suicidio: “Antes era tabú y hoy es un tema cada vez más presente. Sin embargo, ahora debemos dar un paso adicional y abordarlo de manera segura, con un lenguaje responsable y respetuoso”.

Así, Martínez destacó la importancia de seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y del Ministerio de Salud, basadas en evidencia científica sobre qué hacer y qué evitar. 

“No se trata solo del uso o desuso de ciertas palabras, sino también de las imágenes que se difunden. Por ejemplo, no se recomienda visibilizar métodos o lugares asociados a suicidio, como puentes u otros puntos críticos”, puntualizó.

Línea de prevención del suicidio.

En esa línea, la experta detalló que en el lenguaje debemos usar términos descriptivos que no emitan juicios de valor ni etiqueten a las personas, y evitar expresiones que vinculen el suicidio con el lenguaje del delito. 

“No se recomienda decir ‘cometió suicidio’, ‘suicidas’, ‘suicidio fallido’, ‘suicidio exitoso’, ni calificativos como ‘cobarde’ o ‘valiente’. El lenguaje adecuado es simple y respetuoso: ‘intento de suicidio’, ‘riesgo de suicidio’, ‘muerte por suicidio’, ‘persona en riesgo’, ‘persona que ha muerto por suicidio’, siempre poniendo a la persona primero”, explicó.

Medios responsables y acceso a ayuda

Esto también se relaciona con cómo entregamos información. En ese sentido, Martínez resaltó la importancia de que las noticias no incluyan detalles específicos y enfatizar siempre dónde buscar ayuda y cuáles son las señales de alerta.

“Dado que las personas se informan por distintos medios —redes sociales, radio, televisión— es clave que todos estemos alineados en el uso responsable de la información, difundiendo las líneas de ayuda y los factores de protección, como la importancia del apoyo social y comunitario. Todo ello contribuye a fortalecer la prevención del suicidio”, concluyó.

Líneas de ayuda: *Línea de Prevención del Suicidio 4141, Salud Responde 600 360 7777 (opción 2) y el chat “Hablemos de Todo” del Injuv.

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