Especialistas explican cuándo el enrojecimiento facial indica un problema de salud
El enrojecimiento facial es un síntoma común que puede aparecer de forma transitoria o convertirse en una condición crónica. Especialistas advierten que, cuando el rubor se mantiene en el tiempo, puede estar vinculado a alteraciones vasculares y procesos inflamatorios que requieren atención médica. La rosácea, una enfermedad que afecta la piel del rostro, se distingue por su carácter persistente y por el impacto que genera en la calidad de vida de quienes la padecen.
El rubor ocasional suele manifestarse en mejillas, cuello o pecho debido a un aumento temporal del flujo sanguíneo. Factores como ejercicio, alcohol, emociones intensas, cambios de temperatura, alimentos picantes o exposición solar pueden desencadenar este fenómeno. En la mayoría de los casos, desaparece en poco tiempo y no implica complicaciones médicas. Sin embargo, cuando el enrojecimiento se repite sin causa aparente o se acompaña de otros síntomas, se recomienda acudir a un especialista.
La rosácea, en contraste, se caracteriza por enrojecimiento permanente, vasos sanguíneos dilatados y brotes similares al acné. Según cifras internacionales, más de 14 millones de personas en Estados Unidos presentan esta condición, con mayor prevalencia en mujeres de piel clara después de los 30 años. Su origen no está completamente definido, aunque se asocia a predisposición genética y respuestas inmunes exageradas frente a estímulos ambientales como sol, clima extremo, estrés o bebidas calientes.
El paso de los años y el daño solar agravan los síntomas de la rosácea; dermatólogos señalan que entre los 30 y 50 años la enfermedad tiende a intensificarse. La pérdida de elasticidad en las fibras de colágeno y el adelgazamiento de la piel hacen más visibles los vasos sanguíneos, lo que incrementa el enrojecimiento. En mujeres, la etapa de la menopausia puede acentuar la sequedad y la irritación cutánea, aunque la evidencia sobre la influencia hormonal sigue siendo limitada.
El tratamiento de la rosácea requiere un abordaje integral, los especialistas recomiendan identificar desencadenantes personales, utilizar limpiadores suaves y evitar productos irritantes. El uso diario de protector solar mineral con FPS 30 o superior es fundamental. En casos persistentes, se emplean medicamentos tópicos como brimonidina u oximetazolina, además de antibióticos orales en dosis bajas. La terapia con láser se considera una opción eficaz para reducir la visibilidad de los vasos sanguíneos, combinada con tratamientos farmacológicos para mejores resultados.
La Cleveland Clinic aconseja medidas simples para controlar el rubor transitorio, como aplicar compresas frías y evitar alcohol o comidas picantes. No obstante, si el enrojecimiento se repite, se intensifica o se acompaña de síntomas adicionales, se recomienda la evaluación médica. En el caso de la rosácea, acudir al dermatólogo es esencial para diseñar un plan de manejo personalizado que permita controlar los brotes y preservar la salud de la piel.
Fuente: Medios Internacionales
VTV/LM/DB/