Los incendios forestales extremos se han duplicado en dos décadas por la (in)acción humana

La imágenes de satélites lo confirman: cada vez tenemos peores incendios forestales. En dos décadas se han duplicado los más extremos energéticamente hablando. Han aumentado en frecuencia e intensidad, según un estudio liderado por Calum Cunningham (Universidad de Tasmania, Australia)  publicado en Nature Ecology & Evolution.

“Este estudio aporta pruebas de una tendencia preocupante“ dice el autor quien, aunque su trabajo no se centra en atribución, cree que “está directamente relacionada con los efectos cada vez mayores del cambio climático”.

Cada vez más morado, o sea, se acumulan los peores en los años más recientes. Esto evidencia la aceleración de la tendencia.

  • Seis de los últimos siete años han estado entre los de incendios más extremos registrados en cuanto a incendios forestales.

  • Los incendios forestales extremos están aumentando con mayor rapidez en los bosques de coníferas templados y boreales de América del Norte y Rusia.

  • Las zonas de clima mediterráneo han tenido focos de incendios extremo.

Incendios extremos, de sexta generación o megaincendios no son lo mismo

Un megaincendio arrasa grandes superficies, independientemente de su intensidad o energía liberada, que es lo que ha medido especialmente este estudio. Se habla a veces de megaincendios de sexta generación cuando se suman más de 10.000 hectáreas quemadas y, además, generan su propia meteorología, haciendo complicadísima su extinción.

Desde la Universidad de Lausana (Suiza), el profesor Víctor Fernández-García explica que un incendio extremo es un concepto más técnico. En el SMC de España precisa que alude al 0,01 % de áreas de 22 km × 22 km a vista de satélite con mayor energía instantánea liberada durante un día. Dicho de otro modo, puede arder una superficie extensa y no ser tan perjudicial. Hay incendios naturales que pueden ser beneficiosos para la regeneración de ecosistemas, según Cunningham. Pero esto cambia cuando llega un incendio energéticamente extremo.

En este sentido, haber usado esta metodología satelital “presenta limitaciones –apostilla Fernández-García– pero es consistente a lo largo del tiempo y es sólida para el análisis de tendencias generales”.

España no empeora pero pende de un hilo por la emergencia climática

El profesor de la UPV y presidente de PEFC-International Eduardo Rojas destaca lo que está viviendo la región mediterránea: “La virulencia se debe a la exacerbación del cambio climático, pero no menos al abandono rural, al emboscamiento activo (repoblación) y pasivo (invasión espontánea) y a la política de extinción sistemática de todos los incendios.

Paco Lloret, catedrático de Ecología de la UAM e investigador del CREAF, explicaba al término de la temporada pasada de incendios que cada bosque y cada incendio debería tener una gestión específica. Si bien en España, dentro de lo que cabe, no nos ha ido mal.

“Si miramos las tendencias, el número de incendios y, sobre todo, la superficie quemada en España no ha aumentado en los últimos decenios. Fluctúa”. Cierta estabilidad. Sin embargo, cuando tenemos años con situaciones climáticas particularmente extremas, “sabemos que la capacidad no es suficiente, –señala– se empiezan a ver cosas nuevas”.

Fuentes

Estudio de Cunninham et al. en 'Nature e&e', 2024

Estadísticas estacionales de Copernicus

Estadísticas de incendios del MITECO

Calum Cunningham (Universidad de Tasmania)

Víctor Fernández-García (Univ. Lausana)

Eduardo Rojas (UPV)

Paco Lloret (UAM/CREAF)

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