Paula Arcos, ‘guerrera’ en París 2024: “La mayoría tenemos una relación tóxica con nuestro deporte”
La estrella del balonmano español asume el liderazgo en los Juegos Olímpicos.
Irrumpió en Tokio 2020 como una de las deportistas más prometedoras de España, y llega a París 2024 como la gran estrella del balonmano en estos Juegos Olímpicos. Paula Arcos (Alicante, 2001) marca la motivación de unas jugadoras que, conscientes de la dificultad, desean emular a las medallistas de Londres 2012. “Ser ‘Guerreras’ es intensidad, no bajar los brazos”, dice a Newtral.es.
Tres años después de mostrar su desparpajo en los Juegos Olímpicos, reflexiona sobre cómo le cambió la vida este impacto. “Fue un antes y un después en mi carrera deportiva, era la novedad. En estos tres años he vivido un proceso de madurez en el que he mantenido mis objetivos de crecer poniéndome cada año metas más altas, con muchísima exigencia. Con esa idea espero dar que hablar en París 2024”.
Asumiendo un rol importante en el equipo, Paula Arcos refleja lo que vivió de la mano de una de las leyendas del balonmano español, Carmen Martín, cuando comenzaba su camino profesional. “Veía que ella tenía 33 años y se esforzaba más que yo con 18 años. No puede ser que una veterana que tiene una carrera lograda se esté dejando todo y yo no, así que empecé a fijarme en ella. Me gusta que la gente trabaje duro, que nos dejemos la piel en la pista, me llevan los demonios si veo que podemos dar más. Intento transmitir ese empeño a mis compañeras”.
Obsesa del balonmano, y ya consolidada en la selección, Paula Arcos destaca su autoexigencia y una forma de trabajar que no conoce la presión en los partidos. “Puedo llevar un poco más las riendas pero pienso en el camino de mis compañeras. No tengo la presión de tener que ser guía de nadie”, recalca.
Paula Arcos: “No somos robots y tenemos derecho a fallar”
Aunque elude hablar de responsabilidad, Paula Arcos representa a los genios del balonmano que mantienen la frialdad en los momentos de alta tensión. Lo hace bajo control, analizando cada partido y cada detalle para mejorar su juego. “Trabajo para quedarme con lo bueno y no repetir los mismos errores, por eso parece que tenga un rol diferente. Intento no machacarme porque son 24 horas de balonmano, pero soy muy autoexigente”.
Ese foco sobre su trabajo roza el exceso hasta odiar entrenar. “Por mucho que lo amemos llega un punto en el que no queremos ir a entrenar. Tenemos una relación tóxica con nuestro deporte”, dice.
Para Paula Arcos, la búsqueda de la diversión en la élite pasa por rodearse de personas que ayudan a desconectar. “Necesitamos gente de confianza para hablar. Y necesitamos también compartir esto con profesionales para saber que no somos robots y tenemos derecho a fallar. A veces quieres tirar la toalla, es importante que te levanten la cabeza”, concluye.
Fuentes
Entrevista Paula Arcos
Comité Olímpico Internacional
Federación Española de Balonmano