Edmundo González, el “buscador de consenso” que podría poner fin al chavismo en Venezuela 

Aquel sábado de finales de marzo, Edmundo González estaba en su casa de Caracas, Venezuela, viendo una película en Netflix cuando de pronto sonó el teléfono. Lo llamaba José Luis Cartaya, representante de la coalición opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), para que fuese a la sede a firmar un documento que debían enviar al Consejo Nacional Electoral (CNE). Al llegar, González se enteró de que su nombre estaba siendo postulado como candidato a la Presidencia de Venezuela. No se opuso. Sólo pidió que su designación contara con el consenso de los partidos opositores. Y así fue. 

Desde ese momento, González, un exdiplomático de 74 años, salió de las sombras para asumir el desafío de la oposición venezolana de terminar con 25 años de la era chavista iniciada en 1999 por el fallecido Hugo Chávez. Hasta entonces, González era conocido principalmente por su trabajo en el servicio exterior de Venezuela durante los gobiernos de Rafael Caldera (1994-1999) y Chávez (1999-2013). Finalmente, en 2002 decidió retirarse de la vida diplomática iniciada en los 70 y empezó a trabajar, con un perfil bajo, en el asesoramiento a partidos políticos opositores sin la aspiración de llegar al poder, según analistas venezolanos consultados por Newtral.es. 

González tiene dos hijas y cuatro nietos producto del matrimonio con Mercedes López, a quien conoció en la universidad. Cuando fue a la sede de la PUD, también pidió que le ayudaran a convencer a su esposa porque ella no estaba dispuesta a que asumiera la responsabilidad que supone una candidatura presidencial. No obstante, López lo respaldó: “Nosotros no pensamos esto ni deseamos esto. Nos vino del cielo”, dijo. González ahora se ha convertido en la esperanza tanto para los venezolanos que viven en Venezuela como para los más de 7,7 millones que han dejado el país tras una crisis humanitaria sin precedentes en América Latina. 

Un candidato respaldado por Machado, la “gran electora” 

La oposición venezolana, aglutinada en la PUD, empezó a fijarse en Edmundo González después de que el Gobierno de Nicolás Maduro, que controla los poderes del Estado, anulara dos candidaturas: la de la principal líder opositora María Corina Machado y la de la académica Corina Yoris, elegida por la primera para relevarle en la carrera presidencial. En un primer momento, González fue elegido para resguardar la candidatura de la oposición en la boleta electoral, por lo que pudo ser sustituido por otra persona o adherirse a una ya admitida por el CNE, rector de las elecciones. Sin embargo, eso no ocurrió al contar con el apoyo de las facciones opositoras, sobre todo la del ala de Machado. 

“Machado tiene un peso en el apoyo popular de la candidatura de González, el nombre de María Corina es el gran referente como gran electora y promotora de la participación electoral”, dice a Newtral.es el analista político venezolano Piero Trepiccione. Contrario a 2018, esta vez la oposición se volcó en participar en un proceso electoral como salida a la crisis que vive ese país sudamericano bajo el actual liderazgo de Maduro. El apoyo de Machado a González ha sido clave para que ahora goce de una gran popularidad, según las encuestas independientes, que le dan una victoria por encima de 40 puntos sobre Maduro. 

Edmundo González y el reto de buscar consenso

El retrato de González es el de un señor de andar pausado y sonrisa tímida que recorre el territorio venezolano acompañado de Machado. “Se ve a González como el abuelo de la casa, el sabio, al que le pedirás consejos en algún momento”, comenta Eugenio Martínez, periodista y director de la organización civil venezolana Votoscopio. González fue clave para incorporar a Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur) y también ha sido un artífice de la unidad de la oposición desde 2008, cuando fue nombrado presidente del partido Mesa de Unidad Democrática (MUD). 

“Era un desconocido para la mayoría de los venezolanos, no así para el mundo político porque ha tenido una actividad política y electoral muy importante en los últimos 20 años, pero con un perfil bastante bajo”, explica el periodista Martínez. Su trabajo como político en la sombra, agrega el periodista, se enfocó en la incidencia, la negociación y el consenso a lo interno de la oposición de ese país. De ganar las elecciones, González asumiría la tarea de garantizar una transición “tranquila” en Venezuela, lo que lo llevaría a negociar con el chavismo, las fuerzas opositoras y los altos mandos militares. Debería garantizar la gobernabilidad con todos los poderes en contra, según los expertos, y eso pasaría por “buscar consensos”.